Muere por coronavirus uno de los arquitectos del Estadio Olímpico de Barcelona

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El italiano Vittorio Gregotti, de 92 años, padecía una pulmonía agravada por la pandemia

15 mar 2020 . Actualizado a las 17:17 h.

El arquitecto italiano Vittorio Gregotti, falleció hoy a los 92 años de edad, a causa de una pulmonía agravada por el coronavirus, que ya supera los 20.000 contagiados en su país. Gregotti estaba ingresado en la clínica milanesa San Giuseppe. La noticia de su muerte la dio precisamente otro de los grandes arquitectos de la contemporaneidad, Stefano Boeri, para quien era «un maestro de la arquitectura internacional», pero también un «ensayista, crítico, editorialista, polemista y hombre de Estado».

Gregotti fue un arquitecto de fama internacional que contribuyó a dibujar el paisaje urbano de Italia, que lo recuerda como uno de los padres de la arquitectura moderna por sus diseños de líneas rectas y su idea de urbanismo. En España, participó en el diseño del Estadio Olímpico de Montjuic y del anillo olímpico para los Juegos de Barcelona 1992, junto a Carles Buxade, Joan Margarit, Alfonso Milà y Federico Correa.

Gregotti nació en 1927 en la ciudad piamontesa de Novara y de joven trabajo en la fábrica textil de su padre en esa ciudad, junto a su hermano Enrico, dos años menor, y se licenció en Arquitectura en 1952 en el Politécnico de Milán. Tras sus estudios se mudó a Estados Unidos, en concreto a Boston, Nueva York y Chicago, donde entró en contacto con otras grandes figuras como Mies van der Rohe y conoció la obra de otros muchos como Frank Lloyd Wright.

Pero es a Milán a la que estuvo y estará siempre vinculado. No en vano su alcalde, Giuseppe Sala, aseguró que la ciudad le «debe muchísimo» desde que en 1951 realizara su primera sala en la prestigiosa Trienal hasta el proyecto de remodelación del barrio de Bicocca, en su industrial nordeste.

Con su estilo de línea recta, conciso e industrial, Gregotti configuró, con sus grandes planes de reconversión, toda esta zona en la que se asientan universidades y sedes de empresas como Pirelli. Pero también uno de los polos culturales de Milán, el Teatro Arcimboldi, el más grande de Italia y el segundo de Europa, una estructura cubierta por un techado inclinado de cristal pensada inicialmente para acoger espectáculos de la ópera de La Scala.

No obstante su firma no se circunscribe únicamente a la moderna Milán sino que también llegó a otros puntos de Italia, como a Génova (noroeste), donde construyó el estadio Luigi Ferraris, o a la siciliana Palermo (sur), donde pensó la rehabilitación del barrio ZEN, que no se culminó por infiltraciones mafiosas en las licitaciones.

También creó el Centro Cultural de Belém, en Lisboa, el de mayores dimensiones de todo Portugal.

Participó en numerosas exposiciones internacionales y fue el responsable de la sección introductoria de la XIII Trienal de Milán en 1964, que le otorgó el Gran Premio internacional.

También ha sido director de la sección Artes Visuales y Arquitectura de la Bienal veneciana, fue nombrado «honoris causa» en Praga y Rumanía y es miembro honorario del American Institute of Architects.

Gran parte de su pensamiento lo volcó en la prestigiosa revista Casabella, que él mismo dirigió entre 1982 y 1996, además de en varios diarios italianos en los que colaboraba esporádicamente.