Aislar a los asintomáticos en recintos: contraproducente e irrealizable

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Marcial Guillén

El Gobierno dice ahora que sería voluntario, ante la imposibilidad de hacer 4 millones de test y aislar a un millón de personas

09 abr 2020 . Actualizado a las 15:19 h.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comparecencia del domingo, lanzó una propuesta que pronto suscitó las suspicacias de los expertos: aislar en hoteles o recintos de alta capacidad a los pacientes que den positivo en el test del COVID-19, pero que sean asintomáticos, ya que las autoridades consideran que estas personas suponen el mayor factor de contagio. Para ello, pidió a las comunidades autónomas una lista de hoteles, polideportivos, albergues y palacios de congresos susceptibles de ser utilizados.

Sin embargo, en el contexto español, esta medida (más allá de las dudas legales que puedan surgir sobre su aplicación en un estado de alarma) sería inviable y, además, contraproducente. Así lo entiende el exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la OMS, Daniel López Acuña, que descarta las aristas surgidas en términos de libertades individuales, cuando el Gobierno dijo que echaría mano de los mecanismos legales necesarios para llevarla a cabo. «Desde el punto de vista de salud pública, si hay una amenaza y hay que tomar medidas que cortapisen ciertas libertades, se podrán tomar siempre que estén reguladas. Esta no sería una medida policíaca para encarcelar a los positivos».

Dicho esto, López Acuña considera que hubo un error de planteamiento que ahora se matiza. Ayer mismo, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, rectificó al de Interior, Interior, Grande-Marlaska, admitiendo que sería una opción voluntaria. Acuña explica: «Tiene que ser considerada como una alternativa en un escenario futuro para casos concretos en los que el confinamiento en domicilio no es posible o no es recomendable, como dependientes, mayores en situación de riesgo en un espacio reducido...». «Y siempre por voluntad propia en la mayoría de los supuestos», matiza. «No puede ser tomada como norma general», concluye, porque considera que «un polideportivo puede ser una opción mejor que un domicilio en determinados contextos de países con desarrollo económico precario, pero en España, por lo general, no mejorará las condiciones de aislamiento de la vivienda. No se trata de buscar un techo tras una catástrofe natural e improvisar camas».

Acuña apunta que «para tomar esa medida, sería necesario disponer de la información suficiente, lo que traducido significaría realizar del orden de los cuatro millones de test» (ahora se efectúan unos 15.000 diarios). «Extrapolando los cálculos actuales podemos estar hablando de un millón y medio de positivos, con, aproximadamente, un millón de asintomáticos», destaca. Con esa cifra, surgen dos problemas colaterales: cómo acomodar tan ingente cantidad de personas y conseguir los recursos para ello. «Esto distraería esfuerzos más necesarios en otras facetas, como el abastecimiento de material, test, la atención primaria y la vigilancia epidemiológica», advierte el experto, que reitera el lugar que debería ocupar la propuesta de las arcas de Noé: «Debe ser un respaldo para insuficiencias del confinamiento en domicilio, una posible reserva estratégica, pero no una acción de aquí a un mes, que tampoco será necesaria».