El drama del éxodo venezolano: 4.000 kilómetros de ida y de vuelta a la miseria

Pedro GArcía Otero CARACAS / CORRESPONSAL

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, 04/04/2020.- Familias de venezolanos son desinfectados en el municipio de Los Patios, en el departamento de Norte de Santander (Colombia), antes de ser deportados a Venezuela.
, 04/04/2020.- Familias de venezolanos son desinfectados en el municipio de Los Patios, en el departamento de Norte de Santander (Colombia), antes de ser deportados a Venezuela. STR

El régimen de Maduro asegura que espera el retorno de 15.000 retornos a causa del coronavirus, que los ha dejado sin medios de subsistencia

07 abr 2020 . Actualizado a las 15:07 h.

Se fueron sin nada, en muchos casos a pie, recorriendo hasta 4.000 kilómetros, y vuelven con menos que nada. Los casi 5 millones de venezolanos que huyeron de la crisis política y económica, están ahora de vuelta. La frontera que llegó a tener el mayor tráfico comercial de Sudamérica sufre de nuevo otra emergencia humanitaria, esta vez en medio de otra, la del coronavirus.

Al menos 600 venezolanos permanencia ayer varados en Cúcuta, la última ciudad en Colombia, y otros tantos, en San Antonio, su gemela en Venezuela. Aún se espera la llegada de varios miles más de retornados porque la crisis del COVID-19 los ha dejado sin sus precarios empleos en sitios tan lejanos como Perú o Ecuador. De hecho, el presidente Nicolás Maduro ha señalado que esperan el retorno de 15.000 venezolanos, a los que el Gobierno ha ofrecido la identificación de afectados por el coronavirus, cuarentena, alojamiento para positivos asintomáticos y atención a los enfermos, en tres hospitales. 

Retenciones

Hasta el domingo, según Maduro, han recibido 1.652 migrantes que «llegan perseguidos por la xenofobia y el racismo de esos países». La realidad, sin embargo, parece ser otra: empiezan a proliferar vídeos de centenares de venezolanos retenidos a la intemperie en la terminal de buses de San Antonio. Otro grupo de retornados ha denunciado que llevan recluidos en una escuela desde el sábado, sin información oficial ni comida. A ninguno de ellos les han hecho controles.

El refuerzo del control en la frontera ha estimulado el paso por los cruces ilegales, conocidos como trochas, según la diputada opositora y vicepresidenta de la Comisión de Fronteras de la Asamblea Nacional, Karim Vera, natural de Táchira. El temor en ese estado fronterizo venezolano, señaló Vera, es que «nos convirtamos en puerta de entrada del coronavirus (...) Ya hay un caso de un joven que llegó por las trochas desde Ecuador y dio positivo», afirmó. También apuntó que muchos venezolanos se fueron del país sin documentos y ahora no tienen cómo probar su nacionalidad. 

Marisela Hernández contó al diario tachirense La Nación cómo ha pasado por las trochas para llegar a Venezuela. Volvió prácticamente con lo puesto y con un bebé en brazos. Para cruzar por los pasos ilegales le dio al trochero un paquete de harina de maíz y otro de arroz, porque «vengo sin nada». Llevaba seis meses en Villa del Rosario (Colombia), donde vendía cafés caminando por la calle con un termo. «Me vine porque llevo un mes sin ganar nada, nos mandaron a recoger», señala. Nadie le hizo una prueba contra el COVID-19. 

Los venezolanos que huyeron por la crisis de su país se han encontrado, como Marisela, en el paro y en muchos casos han sido víctimas de la xenofobia incluso por parte de dirigentes colombianos como Claudia López, alcaldesa de Bogotá, que ha dicho que las arcas públicas ya no pueden sostener la presión que ejercen los migrantes sobre el sistema de salud de la ciudad.

El problema sanitario es tan grave que Acnur está colaborando con Colombia y Brasil en la atención a los migrantes. El alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, dijo que el sistema vuelve a estar desbordado con el retorno de los venezolanos como ya lo estuvo durante el éxodo, con el agravante de que uno de los mayores aliados del virus son las aglomeraciones.