Las restricciones de movimiento, el uso de tecnología y el aislamiento geográfico impiden que el virus se propague

Solo hay un país en el mundo que registra un único contagiado por coronavirus. El aislamiento geográfico y económico de Timor Oriental facilitó que el virus no llegase a la antigua colonia portuguesa hasta finales de marzo. Cerca de mil personas están en cuarentena y el primer ministro retiró la dimisión que había presentado a finales de febrero para hacer frente a la crisis del COVID-19. El coronavirus ha llegado ya a 184 países, según el seguimiento diario de los técnicos de la Universidad John Hopkins, por lo que el virus se habría expandido por todos los estados del planeta recopilados en el centro estadounidense.

El recuento de casos sigue siendo bajo en países del sudeste asiático y África, con enormes carencias sanitarias y sin apenas planes de prevención contra la propagación de la enfermedad. Chad, Laos, Sudán del Sur o Papúa Nueva Guinea apenas cuentan con una decena de casos confirmados y no han notificado defunciones como consecuencia de la pandemia. A pesar de que el número de contagios podría ser muy superior, su histórico aislamiento ha contribuido a que el COVID-19 se mantenga lejos de sus fronteras. Solo el estado más hermético del mundo asegura que no ha detectado ningún infectado. Las autoridades de Corea del Norte pregonaron la semana pasada que el coronavirus no entró aún el país pese al escepticismo de sus vecinos del sur o de las autoridades militares estadounidenses. 

nueva zelanda

Aquí no hay curva. Las autoridades neozelandesas sacaron partido a ser uno de los países más recónditos del mundo para luchar contra la transmisión del virus. El primer positivo se diagnosticó a finales de febrero y, desde entonces, solo se ha registrado una víctima mortal. La economía del archipiélago depende en gran medida del turismo, al recibir unos cuatro millones de visitantes cada año, tantas como habitantes hay censados. Desde el 19 de marzo, el país cerró sus fronteras y, cuatro días después, el gobierno impulsó restricciones de movimiento que cerraron colegios y actividades no esenciales. Con la población confinada desde entonces, el número de contagios apenas ha superado los 1.200 en casi cuatro meses.

europa

Pequeñas excepciones. Con la evolución de contagios disparada y sus socios europeos dándole la espalda, Italia recibió en el aeropuerto romano de Fiumicino a una delegación de médicos albaneses portando material sanitario. Albania se ha convertido en uno de los símbolos de la resistencia europea contra el coronavirus. Hasta ayer sumaba 22 muertos y 400 casos, es decir, menos de un fallecido y 14 contagiados por cada 100.000 habitantes. El Gobierno del socialista Edi Rama decide quién puede salir de casa y quién no a través de una aplicación que los albaneses deben instalar en sus móviles.

Solo un miembro de la familia tiene permiso para salir de casa durante un máximo de una hora entre las cinco de la mañana y la una del mediodía si obtiene autorización, y podrá hacerlo para desarrollar actividades esenciales como ir al supermercado, a la farmacia o al trabajo. «El portal no concederá permiso a los pensionistas, la respuesta será siempre negativa porque deben estar en casa», indicó Rama, que creó una línea de asistencia para los mayores que no cuenten con apoyo familiar para cuidar de ellos.

El último país europeo al que llegó el COVID-19 fue su vecino del norte, Montenegro, donde dos personas han perdido la vida y 248 se han contagiado desde mediados de marzo. Los dos primeros positivos eran mujeres que habían llegado a Podgorica de Estados Unidos y España. Las autoridades del país decretaron a partir de entonces la suspensión del tráfico aéreo, ferroviario y el servicio de autobuses con el extranjero. El toque de queda se extendió por el resto de países balcánicos, donde la propagación del virus está teniendo menor impacto. En parte, debido al escaso flujo de movimientos con otros estados fuera de la temporada turística, concentrada en el verano. Lo mismo ocurre con países del centro de Europa como República Checa, Hungría o Eslovaquia. El número de víctimas mortales entre los países bálticos y escandinavos también sigue siendo bajo.

Finlandia, con 40 decesos y casi 2.500 positivos, endureció el control de la frontera con Suecia, uno de los pocos países que dilataron aprobar restricciones de movimientos. No lo hicieron hasta esta semana, cuando el balance de fallecidos se disparó hasta los 687 y los contagios a 8.419. Y, sin embargo, sigue siendo de los más laxos de Europa, al solo limitar las reuniones de más de cincuenta personas, cerrar universidades y limitar el movimiento de personas hacia otros países.

Islas

Mayor control sobre el virus. Como probó Nueva Zelanda, la ubicación geográfica es una baza a favor contra la pandemia. Ayer murió el primer contagiado en Malta, que registra 300 personas infectadas. Desde principios de marzo, la isla suspendió sus conexiones con España o la vecina Italia y decretó el cierre de bares y restaurantes al mismo tiempo que estos países.

El turismo europeo llevó el coronavirus a Cuba, sumida en una situación económica crítica. Según las autoridades sanitarias del país caribeño, la isla entra esta semana en «la fase más compleja de la epidemia». Por ahora, 12 personas han muerto y 457 están contagiadas. El ministro de Salud aseguró que actualmente no existe «ningún tipo de colapso en las terapias intensivas» y defendió la calidad del sistema.

Análisis de test en Islandia
Análisis de test en Islandia Peter Steffen

La cifra de contagiados en Islandia es una de las más fiables. Las autoridades de la isla están facilitando test gratuitos a cualquier ciudadano que lo demande. Así, se contabilizan unas 81 pruebas por cada mil habitantes, el país con la mayor tasa. La índice en Corea del Sur, ejemplo de prevención a través de este sistema, era inferior a 10. Se han realizado ya más de 32.600 pruebas que han permitido confirmar 1.648 infecciones. Unas 700 personas se han curado y solo 40 permanecen hospitalizadas. Hasta la fecha, seis personas han muerto desde que el virus llegó a finales de febrero con un paciente que había estado de viaje en Italia. Según el jefe de epidemiología del gobierno nórdico, Thorolfur Gudnason, Islandia lleva años planificando su estrategia contra una pandemia como esta.

Latinoamérica

Prevención en Paraguay. El virus ha tardado en llegar a Latinoamérica, pero se expande de forma exponencial en Brasil o México, donde la curva de fallecidos se dobla cada tres días. La geografía, de nuevo, permite que algunos países logren blindarse mejor contra la pandemia. Bolivia y Paraguay, los únicos dos países sudamericanos sin acceso al mar, cuentan con las tasas de contagios y fallecidos más bajas. En el primero, sin embargo, el Gobierno ha reconocido que no cuenta con las condiciones sanitarias necesarias para enfrentarse al virus. En Paraguay, con solo 119 positivos y 5 muertos, las primeras restricciones de movimiento se remontan al 10 de marzo, cuando el Ejecutivo decretó la cuarentena con solo dos casos confirmados, convirtiéndose en el primer país del cono sur en aplicar la medida. El confinamiento se prolongará una semana más, hasta el día 19.