¿Fracasó la política científica en la respuesta global a la pandemia?

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

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Wuhan no baja la guardia ante el temor al repunte de una pandemia que ha paralizado el mundo
Wuhan no baja la guardia ante el temor al repunte de una pandemia que ha paralizado el mundo ROMAN PILIPEY | EFE

Para los expertos, la mayor lección es que hay que mantener robusto el sistema científico y sanitario

13 abr 2020 . Actualizado a las 08:51 h.

El editor de la revista médica The Lancet, Richard Horton, ha publicado un demoledor artículo en el que califica la crisis del coronavirus como el mayor fracaso en política científica de los últimos tiempos y alerta de que hay que aprender lecciones.

¿No se ha alertado lo suficiente?

La contención de SARS hizo que no se continuase investigando en ciertas líneas que hoy permitirían una mayor capacidad de reacción contra el COVID. Esa es una de las lecciones que se ha extraído de esta pandemia. Por ejemplo, algunas de las vacunas que se están desarrollando utilizan la base de la que se desarrolló en su día para luchar contra el COVID-1. Lo explica el jefe del servicio de Inmunología del Hospital de Valdecilla y presidente electo de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos López Hoyos. Quizá las cifras que llegaban de China, donde se aisló rápidamente Wuhan, desenfocaron un poco la situación, pero en cuanto se vio la evolución de Italia, se actuó claramente. La clave es desarrollar vías de investigación estables quizá no exclusivamente para el COVID-19, pero sí para esta tipología de virus. Porque habrá más.

¿Habrá una siguiente pandemia?

Quizá no una pandemia, pero sí más virus de estas características. «El SARS y el MERS se han superado, pero los virus probablemente sigan en los reservorios animales y pueden explotar en cualquier momento, lo mismo puede ocurrir con el ébola o con el zika», explica María Mayán, coordinadora del grupo de investigación CellCOM del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña. Por eso es imprescindible «apostar por una sanidad fuerte y una ciencia robusta» que sea capaz de reaccionar y adaptarse a las circunstancias, que hoy son las de una sociedad globalizada. Ese ha sido también uno de los cambios de magnitud con respecto a otras alertas. Con esa variable habrá que seguir trabajando.

¿La austeridad ha debilitado el sistema?

«No podemos acordarnos de Santa Bárbara cuando truena», dice María Mayán, que recuerda que las respuestas a esta pandemia tienen que venir sí o sí de la investigación, pero la ciencia debe tener una inversión sostenida. «La ciencia no puede hacer milagros. Si no tenemos un sistema científico robusto poco podremos hacer». La inversión en Galicia en I+D es del 0,94 % del PIB y la estatal está en niveles semejantes: es el 1,27 % del PIB, muy lejos del casi 3 % de media de la Unión Europa o del 4,5 % de Corea del Sur e Israel.

Invertir en investigación, en sanidad y en empresas de base tecnológica son los tres pilares que permitirán enfrentar en condiciones de seguridad futuros desafíos sanitarios. Y, sin embargo, el sector de la salud se descapitaliza mientras una parte de la inversión se centra en la industria armamentística. Esa es otra de las lecciones, la de la excesiva dependencia de mercados exteriores, que se ha extraído de la crisis sanitaria. Contar con un tejido empresarial biotecnológico y mejores infraestructuras científicas habría permitido mayor rapidez y flexibilidad a la hora de adaptar métodos diagnósticos, por ejemplo.

¿Es que la comunidad científica no trabaja unida?

Al contrario. «Somos un ejemplo de todos a por una», dice María Mayán. También López Hoyos cree que la ciencia está unida. «Creo que es la manera de trabajar, que todos los organismos de investigación trabajen en líneas conjuntas», identificando de forma clara los problemas más importantes. «Y tener un cierto grado de independencia», afirma. Sobre todo, invertir en ciencia básica y encender las luces largas, las únicas que permiten que los resultados salten con éxito al mercado. En la misma línea que el Consejo Europeo de Investigación, lo explica María Mayán: no tendría sentido dejar otras líneas para centrarse solo en esta crisis. «Hay que dejar que el conocimiento fluya, nunca se sabe de dónde va a venir la solución».