Urkullu exige que acabe el estado de alarma y PP y ERC amenazan con no permitir más prórrogas

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Los partidos de la oposición pero también algunos de sus aliados en la investidura le reprochan a Sánchez la falta de diálogo antes de presentar el plan de desescalada y amenazan con votar en contra de la cuarta prórroga del estado de alarma

30 abr 2020 . Actualizado a las 09:43 h.

Íñigo Ukullu ha exigido este miércoles el fin del estado de alarma. «No se puede mantener el mando único y el estado de alarma», al menos, de «la manera» en la que lo viene haciendo el Gobierno central hasta la fecha. El lendakari mostró su malestar por la forma en la que el presidente del Gobierno está manejando la gestión de la crisis del coronavirus, denunciando que no está teniendo en cuenta las peticiones de los distintos ejecutivos autonómicos. Así, demandó la puesta en marcha de un diálogo «bilateral» con las instituciones vascas para la ejecución del proceso de desecalada en el País Vasco.

Urkullu exigió el fin del mando único y el estado de alarma, redoblando las amenazas que viene exteriorizando Aitor Esteban en las últimas sesiones plenarias celebradas en el Congreso, amenazando con dejar de apoyar el estado de alarma si no llegaban a un mejor entendimiento con Moncloa. En el bloque de la mayoría de la investidura también jugó un papel determimante ERC, que acabó absteniéndose tras arrancarle al Gobierno la puesta en marcha de la llamada mes de diálogo. Los secesionistas catalanes volvieron a intensificar sus advertencias este miércoles a través de Rufián, que la semana pasada ya advirtió que estaban más cerca «que nunca» del no. 

Desde Galicia, el presidente de la Xunta también valoró negativamente una prórroga. Feijoo aseguró en su intervención que «España no se merece seis semanas de estado de alarma más» porque «no podemos hablar de normalidad» en un marco excepcional como el del estado alarma.

Según Feijoo, hay que trabajar en otras «fórmulas» que no sean el estado de alarma que en este momento puede no ser ya el mecanismo más acertado desde el punto de vista democrático y legal, insistió. 

El PP amenaza con descolgarse

«Puede seguir haciendo el ridículo, pero no nos pida que lo hagamos con usted». Tras esta frase con la que Pablo Casado cerró su intervención de este miércoles en el Congreso se esconde una advertencia a Sánchez de que no tiene garantizados los votos del PP para lograr la nueva prórroga del estado de alarma que tendrá que solicitar para ejecutar la desescalada.

Hasta la fecha Sánchez siempre ha podido contar con el colchón del PP y CS, que a pesar de las críticas, se han posicionado a favor de convalidar todos los decretos presentados por el Gobierno para ampliar el estado de alarma en pro de «salvar vidas». 

Inés Arrimadas ha señalado este miércoles al Gobierno que no asuma que el Congreso prorrogará «sine die» el estado de alarma. Su partido, ha dicho, «ha mantenido una posición constructiva y propositiva» en las últimas semanas, pero el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos se lo está «poniendo muy difícil». Si sigue en «la unilateralidad y la improvisación», al final «se va a quedar solo», ha advertido.

«No puede estar diciendo que quiere consenso y a nosotros ni nos llama, cuando somos los que tenemos que aprobar las medidas en el Congreso; el Gobierno tiene que cambiar de actitud», ha insistido.

En la última de las votaciones, celebrada la pasada semana, el marcador final del hemiciclo ya reflejó que los apoyos se van desinflando al tiempo que aumentan las críticas. Además de las amenazas del PNV o ERC de moverse a la abstención y al no, respectivamente, Vox, JxCat y la Cup mostraron su rechazo con su voto negativo a una nueva prórroga. Y todo apunta a que esta tendencia puede seguir complicándose de cara al siguiente examen, previsto para la próxima semana.

En el hipotético caso de que todas estas amenazas llegasen a cumplirse, el Gobierno no lograría el aval parlamentario porque a los 60 votos en contra de hace una semana de Vox, Junts per Catalunya y la CUP, habría que sumar los 89 del PP, los 19 de ERC, EH Bildu y BNG (que en la pasada votación se abstuvo), los diez de Cs (que hsta ahora también viene votando a favor) y los seis del PNV. En total, 184 votos negativos, siempre y cuando no existan más cambios de postura de formaciones minoritarias, por lo que la conformación de una mayoría sería inalcanzable para el Gobierno.

Así, en caso de que finalmente el Gobierno no obtuviera el martes el respaldo parlamentario para una cuarta prórroga del estado de alarma, lo que se ha venido llamando en los últimos tiempos «mando único» del ministerio de Sanidad, quedaría anulado. Y es que el decreto del estado de alarma habilitaba al ministro Salvador Illa a «modificar, ampliar o restringir las medidas, lugares, establecimientos y actividades por razones justificadas de salud pública, con el alcance y ámbito territorial que específicamente se determine». También, entre las medidas recogidas en el artículo 12 del texto para reforzar el Sistema Nacional de Salud, figuraban que el ministro «se reserva el ejercicio de cuantas facultades resulten necesarias para garantizar la cohesión y equidad», refieriéndose a las administraciones públicas autonómicas y locales que, en todo caso «mantendrán la gestión, dentro de su ámbito de competencia, de los correspondientes servicios sanitarios». Es esta injerencia en el ámbito competencial la que más ponen ahora en entredicho las autonomías.

Sesión de control

Apenas unas horas después de que quedase constituida la comisión de reestructuración en la que se abordará la salida del país de la crisis del coronavirus, la sesión de control al Gobierno en el Congreso volvió a poner en evidencia la enorme distancia que separa al Gobierno de la oposición, así como el apoyo cada vez más frágil de las fuerzas secesionistas que permitieron la investidura. El plan de desescalada oficializado ayer no convenció ni a unos ni a otros. Y mucho menos las formas con las que fue implantado. 

Pablo Casado, acusó a Sánchez de vivir instalado en la mentira. «Lo primero es decir la verdad. Mintió cuando dijo que se podían manifestar sin riesgos el 8M; a los profesionales sanitarios, cuando les dijo que estarían protegidos», expuso, antes de sacar a la luz las conexiones con Ferraz de un empresario al que el Gobierno le asignó la compra de material sanitario que resultó ser «fraudulento». «Miente con los datos de la OCDE, podrían ser más de 45.000 muertes (por coronavirus), según un estudio del Instituto de Salud Carlos III; miente a las autonomías...». «¿Va a pedir el rescate?», planteó. «Miente a pymes y autónomos. ¿Cuándo va a pagar las prestaciones por ERTE? Miente cuando dice que no están aprovechando esta crisis para avanzar en su plan radical. Miente cuando dice que de corazón quiere pactar con una oposición que se tiene que enterar de nuevo por la televisión del plan de desescalada. Puede seguir haciendo el ridículo, pero no nos pida que lo hagamos por usted». 

Sánchez recomendó a Casado no «ocupar todo el tiempo en criticar al Gobierno», y volvió a denunciar en el Hemiciclo las políticas de su partido diez años atrás, cuando Rajoy se hizo con las riendas del país tras la crisis del 2008. «Esta crisis no va a servir para recortar el estado de bienestar, como ustedes hicieron hace diez años. No va a servir para abandonar a los que están sufriendo. Puede ser ideología, sí o no, pero no vamos a dejar a nadie atrás». 

ERC amenaza con moverse al no

La relación del Gobierno con sus aliados de investidura tampoco atraviesa por su mejor momento. Gabriel Rufián, portavoz de ERC, fuerza clave a la hora de permitir que cuajara la coalición, afeó al Ejecutivo haberse enterado del plan de desescalada a través de «una rueda de prensa» como «única fuente de información». Por ello, el diputado secesionista volvió a amenazar con pasar a votar en contra de las iniciativas, invitando al Ejecutivo a hacer una reflexión. «Son ya 47 días de estado de alarma, sin competencias, sin diálogo, sin consensuar, sin coordinar, enterándonos de las cosas por ruedas de prensa. No tiene ningún sentido poder ir a cortarse el pelo antes de ver a tu madre, ni el criterio de un límite por provincias. Finiquiten el estado de alarma, retornen las competencias a las autonomías», reclamó a la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera.

Rufián deslizó que lo único que les ha impedido hacer tambalear todavía más al Gobierno en las Cortes hasta la fecha es la alternativa. «¿Son conscientes de la alternativa a no dialogar? Es Torquemada Abascal y sus colegas», aclaró.

Con Iglesias en la oposición

La sesión de control volvió a dejar un nuevo cara a cara entre el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. El número dos de Casado aseguró que no tenía ninguna duda de que si fuese el PP el partido que estuviese en el Gobierno, el líder de Podemos estaría «rodeando Génova, pidiendo la dimisión y politizando el dolor de las víctimas», aseguró, en base a la reacción de Iglesias con la crisis sanitaria del ébola.

García Egea comentó que esta crisis está sacando «lo mejor del país», como la policía, a la que «miembros de su partido agreden», dije, en relación a la condena de Isa Serra, portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, condenada a 19 meses de cárcel. «La Corona», que, según el diputado popular, está siendo objeto de continuos «ataques» por parte del vicepresidente segundo; y «el compromiso de empresarios como Amancio Ortega, a los que usted demoniza día tras día». 

Iglesias afeó a García Egea que se hubiese olvidado de destacar a los trabajadores sanitarios, y, en la línea con las pasadas semanas, aseguró que a pesar del «tono y agresividad» del diputado popular, su «responsabilidad es volver a tender la mano».