Se entrega el hombre que se atrincheró con una escopeta en su casa de Cea, en Vilagarcía

Rosa Estévez
r. estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

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MARTINA MISER

Se trasladó en el coche de su abogado a la comisaría de Policía, tal y como pactó anoche con los agentes

19 may 2020 . Actualizado a las 20:16 h.

Víctor Paulos, el hombre que desde el pasado domingo estuvo atrincherado con un arma en su vivienda de Cea (Vilagarcía) se ha entregado a las diez menos cuarto de esta mañana en la Comisaría de la Policía Nacional de la capital arousana. Paulos se trasladó hasta allí en el coche de su abogado, tal y como había pactado anoche con las fuerzas del orden.

Víctor el alemán vive en la primera planta de la casa que comparte con sus padres en la calle Outeiro de Cea (Vilagarcía). La vivienda pasaría completamente desapercibida, apiñada junto a otras alrededor de unas callejuelas estrechas y sinuosas, si no fuese por el amplio despliegue policial que la envolvía desde el domingo. Ese día, al filo de las nueve de la noche, el hombre de 44 años, se parapetó tras la puerta de su casa, armado presuntamente con una escopeta y, al parecer, dispuesto a todo.

¿Qué desencadenó este suceso? El parte oficial de la Policía Nacional es escueto. Según explica la Subdelegación del Gobierno, el hombre se habría atrincherado tras un encendido conflicto familiar. Las peleas en la casa son frecuentes, «el pan nuestro de cada día», según los vecinos. Otras fuentes consultadas indican que Víctor habría decidido iniciar su encierro cuando una patrulla policial acudió a su vivienda para notificarle que su expareja lo había denunciado por una agresión, registrada esa misma tarde, y en la que se habría visto envuelto el hijo de ambos.

Habría sido en ese momento cuando Víctor Paulos cerró la puerta de su vivienda, mientras sus padres se refugiaban en una estancia próxima a la casa. Comenzaba un largo proceso para intentar calmar los ánimos y lograr que saliese de la edificación, en cuyo interior se encontraba solo. Esa misma noche, además de varias patrullas de la Policía Nacional, al lugar se trasladaron los Grupos Operativos de Especial Seguridad (GOES), que desplegaron sus medios, listos para entrar en el domicilio en cuanto recibiesen autorización. Pero esta no llegó: el juzgado consideraba que no había motivo para asaltar la casa por la fuerza, dado que el hombre no suponía un peligro para terceras personas.

Así que, hacia las siete de la mañana, tras una noche pendientes de lo que ocurría en la casa, los GOES se fueron. En el lugar permanecieron varias patrullas de la Policía Nacional y un negociador, intentando calmar a Víctor y convencerlo para que saliese de la casa. Para ello se usaron todas las voces posibles: las de los padres y la del abogado del hombre atrincherado, que intentaron una y otra vez seducirlo para que dejase la casa y pusiese fin a la extraña situación. Pero Víctor no estaba dispuesto a ello En varias ocasiones se asomó a la ventana para conversar con los agentes. Un amigo suyo, que dice conocerlo «de toda a vida», lo vio desde el camino y lo llamó a gritos. «Víctor, Víctor, eh!, falamos?». No tuvo mucho éxito, aunque afirmaba haber logrado hablar por teléfono con el encerrado poco antes.

A última hora de la tarde, con los recursos aparentemente agotados, los agentes convencieron a los padres de Víctor para que buscasen otro lugar en el que pasar la noche. El cansancio y el estrés hicieron mella en el anciano, que tuvo que ser trasladado por una ambulancia de Protección Civil. La madre, más reacia a dejar su casa, acabó aceptando también la invitación de la policía. Con ellos lejos de la vivienda, los agentes habrían dado a Víctor unas horas más de margen para deponer su actitud. Hoy mismo podría entregarse.

Fueron varios los vecinos que durante toda la jornada se acercaron para ver in situ el despliegue policial y seguir los acontecimientos. La vivienda donde vive Víctor con sus padres es escenario, con frecuencia, de fuertes discusiones y trifulcas. Las malas relaciones que mantiene la familia no son nuevas: estuvo en la cárcel tras haber apuñalado a su padre.