La derrota de Calviño complica la negociación del fondo de recuperación

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

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La vicepresidenta desvela una deserción en los apoyos que tenía comprometidos

11 jul 2020 . Actualizado a las 09:31 h.

Poco podía imaginar Nadia Calviño que aquel «pequeños con poco peso» con el que en noviembre del 2018 ella misma se refirió a los países del Norte más ortodoxo acabaría por pasarle factura, sepultando las aspiraciones patrias de hacerse con el timón del Eurogrupo. Y las suyas propias.

En Europa las cosas ya no son lo que eran. La UE ha dejado de ser aquel exclusivo club en el que, si los grandes socios unían fuerzas, se acababa, no había ya nada que hacer. La derrota de la vicepresidenta económica a manos del irlandés Paschal Donohoe es un señor ejemplo de que las tornas han cambiado. Las reglas y equilibrios del pasado ya no sirven. Calviño llegaba al combate arropada por los cuatro grandes: Alemania, Francia, Italia y, huelga decirlo, España. Pero fue Donohoe el que se llevó el gato al agua. Catapultado por la rebelión en toda regla que protagonizaron esos Estados «pequeños con poco peso», aliados en lo que se ha dado en llamar la Nueva Liga Hanseática (con los Países Bajos a la cabeza, varios nórdicos y todos los bálticos). Muy aficionados ellos a poner palos en la rueda de la integración europea, ahora tienen a quien querían al frente del órgano que coordina las agendas económicas de los diecinueve países que comparten el euro. No es que el presidente del Eurogrupo tenga poderes ejecutivos. Tampoco un voto de calidad. Pero es quien controla la agenda. El que decide qué temas priorizar. Dónde apretar el paso o aflojarlo. No es poco.

Y lo peor es que esa victoria llega en un momento clave, en plena batalla norte-sur por las condiciones de un plan de recuperación vital para los países con los que más se ha cebado la pandemia: España, Italia y Francia. Así que el fracaso es tan estrepitoso como inquietante. Y es que el golpe de mano se produce a una semana de la cumbre donde ha de negociarse ese plan: 750.000 millones de euros, de los que medio billón serían no reembolsables. Eso, y el marco presupuestario de la UE para 2021-2027.

Dos bandos

Los países llegan a esa crucial cita divididos. En bandos que se asemejan mucho a los de la votación de este jueves en el Eurogrupo. De un lado de la trinchera, el liderado por el eje franco alemán; en el otro, los países pequeños y del Norte, capitaneados por Holanda. Con todo, Calviño descartaba ayer que su derrota vaya a complicar la negociación europea sobre el fondo de recuperación, que será «exactamente igual de difícil» que antes de haber sido superada por su rival irlandés. «La negociación va a ser muy complicada, hoy y anteayer», quiso zanjar. Y con esa intención también, desveló que había recibido una llamada de Donohoe en la que el irlandés le había trasladado su «aprecio» y «respeto», y pedido que trabajen «juntos» durante su mandato. «Esta aproximación transversal es la que yo he venido defendiendo», reivindicó, para después apuntar que no cree en una Europa «basada en clubes, en prejuicios o en etiquetas».

Recordó también la vicepresidenta que el Eurogrupo es un órgano en el que no se tratan cuestiones legislativas, por lo que todos los aspectos relativos al fondo de recuperación se debatirán en el Ecofin, el foro formal en el que participan todos los ministros de Finanzas de la UE y no solo los del euro. Por eso, mantiene Calviño, no se puede establecer un «vínculo directo» entre la elección de Donohoe como presidente del Eurogrupo y «la forma en que se aborde el plan de recuperación para el conjunto de la UE», que «se discute en otros foros»

Alguien no hizo lo prometido

Antes de estas declaraciones, a primera hora de la mañana, la vicepresidenta aclaró que España tenía «apalabrados al menos 10 votos» en la elección del jueves para convertirse en presidenta del Eurogrupo. «Pero al final alguno de los ministros no hizo lo que dijo que iba a hacer». No quiso Calviño hablar de traición. «Estas cosas pasan» y España sabía desde el principio que conquistar la presidencia de la institución «iba a ser una lucha complicada», aseguró intentando quitar hierro a la cuestión