Sánchez busca la unidad con los presidentes autonómicos tras el fracaso del Congreso

Ramón Gorriarán MADRID / COLPISA

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside la reunión del Consejo de ministros en LA Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside la reunión del Consejo de ministros en LA Moncloa

Las ausencias de Urkullu y Torra deslucen la conferencia territorial que inaugura el rey en el monasterio de San Millán

31 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Sánchez busca que la Conferencia de Presidentes que se celebra este viernes en La Rioja escenifique la imagen de unidad que no consiguió el miércoles en el Congreso durante el debate sobre el acuerdo del Consejo Europeo. Pero la cita en el monasterio de San Millán de la Cogolla quedará deslucida por las ausencias del presidente del Gobierno vasco y el de la Generalitat de Cataluña, dos clásicos del plantón a estos foros autonómicos multilaterales.

El espíritu unitario, sin embargo, puede quedarse limitado a la foto de familia porque los dos asuntos centrales de la reunión no son pacíficos. El reparto de los fondos europeos y la repuesta a los rebrotes de la pandemia hacen presagiar un debate arduo, aunque la Moncloa espera que prevalezcan los intereses autonómicos sobre los partidarios, como ocurrió en las conferencias telemáticas de Sánchez con los gobernantes territoriales celebradas los catorce domingos del estado de alarma. Pero el encuentro previo que mantuvo anoche el líder el PP con sus barones de Galicia, Andalucía, Castilla y León, Madrid y Murcia apunta más a la batalla política que a la cooperación entre comunidades. Pablo Casado coordinó con los cinco presidentes de su partido una respuesta crítica a la gestión del Gobierno. El líder popular quiere trasladar al monasterio riojano el debate del Congreso, donde Sánchez se topó con la granítica oposición del PP.

Será un encuentro entre gobernantes de los dos grandes partidos, con la excepción del regionalista cántabro Miguel Angel Revilla. La voz nacionalista no se escuchará en el refectorio que albergará la conferencia porque el lendakari Iñigo Urkullu y el catalán Quim Torra han mantenido el pulso a pesar de los requerimientos del presidente de Gobierno, y no asistirán. Urkullu no acudirá en protesta por la resistencia de Sánchez a convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico para acordar el techo de deuda del País Vasco. Torra confirmó ayer por carta su inasistencia, y a las razones de seguridad sanitaria, que, según él, desaconsejan su desplazamiento fuera de Cataluña, añadió su negativa a normalizar la presencia del Rey cuando la Corona «está más cuestionada que nunca» por los negocios de Juan Carlos de Borbón. «Los demócratas -señala el presidente catalán en su escrito- tenemos que exigir que se investigue a la Monarquía» y que «se depuren responsabilidades» en vez de «contribuir a limpiar su imagen». Felipe VI inaugurará la conferencia y la Generalitat rompió relaciones con la Casa Real tras el discurso del jefe del Estado del 3 de octubre de 2017. Desde entonces, el Gobierno catalán ha boicoteado los actos en los que participan los Reyes.

Tras la ausencias de ambos subyace la negativa de nacionalistas vascos y catalanes a participar en foros multilaterales con el resto de comunidades porque exigen un cauce bilateral para relacionarse con el Estado.

Un borrón que disgusta

Pero a pesar de este borrón, que ha causado un serio malestar en la Moncloa, Sánchez quiere aprovechar la Conferencia de Presidentes, la primera presencial desde hace tres años, para prolongar la dinámica colaborativa que, según el Gobierno, se impuso en los encuentros telemáticos del estado de alarma. El Ejecutivo atribuye a esa confraternización que los gobernantes autonómicos del PP influyeran en Casado para que, por ejemplo, respaldara el decreto de la nueva normalidad. El Gobierno necesita una colaboración, aunque sea de mínimos, del principal partido de la oposición para afrontar en el próximo otoño la fase más aguda de la crisis. Aunque la agenda de la conferencia no ayuda. Los presidentes autonómicos, sin distinción de color, reclaman mecanismos de coordinación interterritorial ante la expansión de los brotes de la Covid-19. Dirigentes del PP han reclamado a Sánchez que «no se lave las manos» y recupere un mando sanitario único. Pero el Gobierno considera que las comunidades tienen suficientes resortes para afrontar la pandemia. Además, aprecia dificultades legales para recuperar esa figura, que ejerció el ministro de Sanidad, sin estado de alarma.

La distribución de los 140.000 millones de euros que corresponden a España del fondo europeo tampoco será un camino de rosas. Esos recursos llegarán en el segundo semestre de 2021, y siempre que Bruselas dé el visto bueno al plan de reformas que presente el Gobierno. Algunos presidentes, sin embargo, ya han hecho números. Torra habla de 30.000 millones, la Generalitat valenciana reclama 7.000 y la Junta extremeña, 3.200. La conferencia, sin embargo, no llegará tan lejos y no habrá tal reparto.