Toni Acosta: «Intenté ser supersexy en un cásting de James Bond... ¡y me dijeron que era tronchante!»

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En su mejor momento, Toni Acosta tiene las cosas más claras que nunca. «Tengo 48 años y ni pa'trás vuelvo pa'trás», zanja. A juzgar por su éxito, no lo necesita

02 sep 2020 . Actualizado a las 23:26 h.

Toni Acosta (Tenerife, 1972) no solo ha logrado superar los 7 millones de euros en el agosto más seco para el cine español con Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra. La actriz atraviesa su etapa más exitosa, estrenando también obra en Mérida y saboreando los buenos resultados de Señoras del (h)AMPA en televisión. La edad de sus hijos, dice, es uno de los secretos -«Ahora entienden mejor mis ausencias»-. Pero también tiene mucho que ver la armonía familiar de la que siempre hacen gala ella y su exmarido, Jacobo Martos: «Tanto Jacobo como yo somos muy colaboradores con el otro. Si él ha trabajado fuera me he encargado yo. Y ahora, por ejemplo, en esta racha de estrenos los niños se han ido de vacaciones con él y los abuelos [Raphael y Natalia Figueroa]». Si hay un hilo conductor en esta charla, es la risa. Toni se encargó de repartirla durante confinamiento.

-Fuisteis unos valientes...

-Sí, pero es que yo estaba convencida de que la gente iba a responder. Y luego tuvimos mucha suerte, porque los niños son buenísimos. Es verdad que a veces estaban cansados, pero jo, yo haría más películas con ellos.

-En la peli, después de cinco hijos tu marido te dice todo lo que tienes que hacer...

-Aparte me encanta, porque es verdad que es la evolución de la primera película, con un padre que no se encargaba de nada, y luego se va al polo opuesto. Que por encargarse de más ya es como: «¿Me quieres dejar tranquila?». Es un elemento muy divertido, que es de lo que se trata. Yo siempre digo que es una peli familiar para pasar un superbién rato. No puedo ser objetiva, y hay gente que dice que le gusta más la segunda.

 

-¿Tú te plantas con dos niños?

-Yo me planto. Yo creo que Santiago [Segura] tiene más dudas que yo, a veces está con la cosa del bebé, además como el que vino al rodaje se portaba fenomenal y lo cuidamos allí con su mami... Pero yo no, yo lo tengo clarísimo. Quizás las mujeres cuando lo descartamos... aunque tengo amigas que han sido mamás en una segunda ronda. Yo tengo 48 años y yo ni pa'trás vuelvo pa'trás. Es una fase de mi vida maravillosa, ahora disfruto a mis hijos en una edad que me lo paso bomba, hago muchas cosas con ellos, incluso las conversaciones o el salir a un restaurante lo disfruto muchísimo. Cuando ya la pequeña tiene 11, como en mi caso, yo no me veo con un bebé.

 Soñé con Fernando Simón en el confinamiento

-También ellos disfrutarán más de ti y verán más tus películas.

-Entienden mejor las ausencias, cuando tengo que viajar es muy fácil. Hacemos videollamada, estamos colgados al teléfono... pero mami está trabajando y ya lo entienden. Soy muy promaternidad, porque mis hijos son maravillosos, no paro de decirlo. Me parecen lo mejor que he hecho en la vida. Pero sí es verdad que siento que yo tuve dos, y maravilla.

 

-¿Te dan importancia?

-Para nada. Sí es verdad que Nicolás, que tiene 16, va como un paso más allá desde el punto de vista crítico. Le escucho y me gusta escucharle. Pero para ellos yo soy ante todo su madre, y yo creo que también ha dependido eso de mí, de cómo he gestionado yo mi profesión respecto a ellos. No les he metido mucho. Les gusta ir un día de visita al plató, pero igual han ido dos veces. He estrenado una función de teatro en Mérida y eso les hace enorme ilusión y han venido a verme, pero no sé, supongo que si yo fuera ingeniera estarían igual de orgullosos de mí. Es la profesión de su madre. Santi tampoco eh, yo me río mucho con él. A pesar de que sus niñas han formado parte de las películas, no son niñas que yo vea que van a ser actrices luego, sino que forman parte de esta aventura con su padre, ¿sabes? Como una aventura muy guay de pasar tiempo con ellas, que él siempre lo dice. Pero después ellas son como: «¡Anda papá!». No le tienen nada en cuenta, es muy gracioso, ¡ja, ja!

-Fuiste una de las revelaciones del confinamiento con tus vídeos.

-Fue casi sin querer, inintencionadamente, pero fue bonito, sí.

-Y te llevaste Tenerife a casa para hacerlo menos duro.

-Fue lo primero que hicimos. Yo repaso el Instagram y es cierto que tiene muchas cosas malas, pero también muchas buenas, y es una de las primeras veces que se oye a mi niña porque lo quisimos plasmar. Dijimos: «Vamos a traernos el mar». Porque yo todavía no he podido ir a Tenerife, después del confinamiento había que seguir trabajando y terminar los proyectos que se quedaron a medias. Lo vimos como muy lejano y dijimos: «¿Pintamos un mar en la pared?». Y ahí lo tenemos, cada uno hizo una parte del mural. Me gustaría, porque lo hicimos con pinturas que teníamos en casa, que viniera alguien para fijarlo y dejarlo ahí. Yo lo que no quiero es que se nos olvide lo que hemos pasado. Oigo a mucha gente decir: «Cuando esto acabó...». Y yo digo: «Por favor, acabó el confinamiento, pero no ha acabado. Hay que seguir tomando las medidas, hay que seguir...». Hemos pasado por unos meses duros en los que lo único que teníamos que hacer era estarnos quietos con mucho dolor, con muchas pérdidas, y no me gustaría que se me olvidara. E hicimos más cosas, los niños hicieron unos cuadros también. Es como la pared del confinamiento.

-Lo llevaste con mucho humor, ¿pero te concediste llorar?

-A la tercera semana fue cuando creo que tomé conciencia de hasta cuándo iba a ser esto. Me invadió la incertidumbre, y eso me llevó a la tristeza. Ahí fue cuando grabé el vídeo del cumple, que iba a ser el mío y el de Silvia Abril, y dijimos: «Es que este cumple no vale, no puede contar». Fue una reflexión buena de decir: «Yo desde mi casa sí que puedo aportar humor». Siempre nombro a mi amiga Curra, que estaba en primera línea, y me decía: «Tu minuto y medio de humor no me lo quita nadie». Entonces ya me hacía ilusión, se lo pasaba y lo veían en el hospital.

-¿Y qué pasó el día que soñaste con Fernando Simón?

-¡Ja, ja, ja! Sí, soñé con Fernando Simón. ¿Es que sabes qué pasa? Yo creo que todo el mundo estaba como yo con lo de las franjas horarias y las medidas, que unas veces entendía, otras no entendía... ¿Si saco al perro puedo volver a salir con los niños? ¿Saco al perro con los niños? Y eso lo grababa, los hacía así del tirón, y la gente se partía de la risa. Como pasó con el de los vecinos, que tuvo mucho éxito. Tú no hacías tu horario, tú hacías el horario de tus vecinos. Si veían tele tarde yo también, si dormían hasta tarde igual...

-¿Cómo llevaron los abuelos el confinamiento sin ver a sus nietos?

-Más que cómo lo llevaron es cómo lo llevan. Creo que para los mayores ha tenido unas consecuencias psicológicas importantes, y que dentro de un tiempo veremos cuáles son. En concreto a mis padres, que están acostumbrados a pasear cerca del mar en Tenerife todos los días y a hacer su ejercicio, yo les dije: «Haceros un recorrido en casa». Pero es que ellos viven en un piso. Estupendamente, pero no deja de ser un piso. Es que los abuelos, los nietos, el amor que se dan... La vida que le da a mi madre cocinar para nosotros. Pobrecitos, porque hay un componente psicológico, y es que además el mayor número de fallecidos están en su franja de edad. Lo ideal sería pasar del miedo a la prudencia.

Jacobo y yo nos hemos organizado muy bien aunque no seamos pareja

-¿Y sus otros abuelos, Raphael y Natalia? A ellos los tienen más cerca.

-Sí, sí. Y tengo fotos muy divertidas, porque además cuando íbamos y nos hablábamos como a cinco metros... Vivimos muy cerca, así que desde el primer momento en que pudimos ir a visitarles les veíamos con mucha distancia de seguridad. Y ahora están pasando las vacaciones con ellos, pero manteniendo mucho las medidas. Soy un poco pesada en eso. Pero están muy pegados a ellos y eso me genera un conflicto con los míos porque les entra pelusa, ¡ja, ja! Pero si todo va bien y podemos movernos, iremos a verles.

-¿Cuál es la primera imagen que recuerdas de Madrid cuando llegas con tus maletas hace 24 años?

-La salida al metro Gran Vía. Desde muy pequeñita tuve claro lo que quería ser, pero luego también depende del camino que haga cada uno. Uno de pequeñito tiene una fantasía de lo que quiere llegar a ser, que en mi caso era ser actriz y ganarme la vida con esto. En realidad, el éxito de un actor es ese. Y por el camino he descubierto que sí que me gustaría también formar parte del proceso creativo de contar las historias. Si a mí ahora, con 48 años, me dicen qué quiero ser de mayor... Cuando hablo de mi siguiente mayor, pienso en los 60. A ver si hacemos una entrevista tú y yo para entonces, ¡ja, ja! Ahí me gustaría decirte que soy directora de proyectos. Siendo actriz, porque no quiero dejar de serlo, pero sí formar un poco más parte de eso.

-Tú eres muy hormiga, pero el último año ha sido la explosión.

-Sí, ha sido el mejor quizás. Es llegar de verdad al momento como más alto. Además, visiblemente también. Estoy en proyectos que han tenido mucha visibilidad, y eso hace que el momento parezca también el mejor. Pero yo si me siento y me paro a pensar, es verdad que los últimos años han sido buenísimos y no tengo ninguna duda de que ha sido fruto de ese trabajo que yo he ido haciendo. Y en mi caso, este momento también tiene que ver con que mis hijos ya son mayores. Yo ahora puedo trabajar, lo gestiono de otra manera.

-Y la armonía que sigue habiendo en la familia a pesar de estar divorciada de su padre.

-Si es que yo siempre lo defiendo. Yo estoy divorciada, pero en mi familia siempre ha habido mucha armonía. Tanto Jacobo como yo somos muy colaboradores con el otro. Si él ha trabajado fuera me he encargado yo, y ahora por ejemplo en esta racha de estrenos los niños se han ido de vacaciones con él. Qué bonita palabra, no lo había pensado, pero armonía me gusta mucho, la voy a utilizar. Nos hemos organizado muy bien aunque no seamos pareja, hemos puesto siempre por encima la armonía familiar. No es que yo presuma, es que los que nos conocen saben que esto existe, que funcionamos así. Ese es mi tesoro.

-¿Vives como un don el hecho de hacer reír con tu presencia?

-Lo acabas de decir tú, es que yo creo que es un don que también creo que yo, Toni, de alguna manera transmito eso. Y que cuando hago un personaje, se lo comparto. Pero es que es algo innato. Mira, te cuento una anécdota muy tonta. Yo siempre voy a una tiendita que está al lado de casa a comprar los regalos, y un día iba con mi madre y me dice la dueña, que es argentina: «¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Siempre estás de tan buena onda?». Y le dije: «No te creas, yo también tengo mis días malos, pero me los guardo para mí». Yo le pongo siempre a todo algo de buen rollo, porque es que la vida ya es muy difícil. Se ha convertido un poco en mi filosofía, es una actitud que transmito. Que también me enfado a veces, pero es como que mi presencia de alguna manera transmite ese buen rollo.

-¿En los cástings también te pasa?

-Bueno... Es que cuando fui a un cásting para una de James Bond intenté ser supersexy... ¡y me dijeron que era tronchante! Yo dije: «Hoy sí que estado sexy, he estado supersexy...». Y me dicen después: «¡Qué graciosa estuviste!». Y yo: «Ah, ¿pero que no he estado sexy?», ja, ja, ja. La gente se muere de risa cuando lo cuento porque de verdad, es que yo creí que lo había conseguido. Allí con una directora, todo preparado con una lamparita... y resulta que lo que dijo es que yo era tronchante en vez de sexy.

-¿Y si te toca un dramón?

-A veces me preguntan que para cuándo, y yo digo que para cuando toque. En el teatro ya me han tocado personajes dramáticos que he disfrutado, pero tampoco es algo que... Yo quiero trabajar con directores a los que les apetezca trabajar conmigo. Ahora lo he vivido en el teatro con Juan Carlos Rubio, él dice que me veía y que decía: «Jo, yo quiero trabajar con esa chica». Y cuando surge esa posibilidad ves que va a ir bien. Yo recibo mucho de la gente cuando le hago reír. Y si te fijas en la peli, yo tengo la parte seria. Yo estoy enfadada con él, agobiada con el embarazo... Es ese contrapunto, pero es que la gente se muere de la risa, así que aprovechemos eso.

-En «Señoras del (h) AMPA» hay momentos dramáticos, pero graciosos.

-Sí. Mira, mi personaje, Maite, que tiene algo no resuelto con la culpa, tira para adelante y no se atreve a pedirle más a un exmarido maravilloso que tiene una nueva mujer maravillosa que quiere colaborar con ella. Pero es que ella no se permite a ella misma pedir. Y eso tiene más que ver con nuestras madres. A nuestras madres no se les ocurría pedir a sus maridos que las ayudaran. Fueron educadas en una entrega absoluta en la que ellas tenían que ser capaces. Yo admiro mucho, mucho, a esa generación de madres y padres. Mi padre no tuvo vacaciones hasta que vino a verme a Madrid. Yo tenía 26 años. Pero él tampoco se planteaba que tenía que coger esas vacaciones, las trabajaba porque consideraba que le servían para tener un poquito más de dinero. Hay que tener memoria y reconocerles el mérito que tuvieron. Mi padre estudió el graduado escolar ya mayor para poder sacarse un segundo carné de conducir, porque se lo exigían, es camionero. Y mi madre no tiene estudios. Por eso lo que más desearon, y tanto mi hermana como yo tenemos carreras universitarias fue que estudiásemos. Era para lo único que no se escatimaba el dinero.

-¿Y qué estudiaste?

-Yo Derecho, soy licenciada en Derecho. Pero ya te digo, siempre quise ser actriz.

Es que tú imagínate que llegas a la sala y el juez se parte de risa. Mi hermano siempre se ha reído mucho de mí, ¡ja, ja! Dice: «Yo me imagino a Toni sacando los papeles y diciendo ‘¡Papá!, ¡se me ha olvidado una sentencia!'. No, no, no, Toni está donde tiene que estar», ja, ja. Siempre ha habido mucha risa con eso.

-¿Por qué Derecho?

-Por simple practicidad, como era un plan B... Y yo era muy buena estudiante, me gusta, y eso se nota ahora también cuando me pongo a hacerlo con textos. Soy una curiosa de la vida y me gusta mucho leer. Y luego, era lo que te abría más puertas para estudiar una oposición y conseguir un trabajo. Es que si te vas 28 años para atrás no había tantas carreras en Tenerife. Lo que sí, sigo fascinada de haberla terminado, ja, ja.

-E hiciste músculo.

-Sí, y fantaseo con que algún día yo haga de una abogada. Ojalá me tocase algún personaje de abogada o de jueza, porque el lenguaje jurídico lo manejo muy bien. También estaría bien una comedia ambientada en el mundo de la política, que da mucha risa últimamente.

-¿Seguro? Se pelean mucho también.

-Ya, y la verdad es que yo hace tiempo que intento no pelearme por nadie.