Capriles da un golpe sobre la mesa y vuelve a la primera línea de la política venezolana

Sabela Bello, Gonzalo D. Loeda CARACAS / EFE

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Capriles y Guaidó, en una manifestación contra Maduro en febrero del 2019
Capriles y Guaidó, en una manifestación contra Maduro en febrero del 2019 Carlos Barria | Reuters

Desvela que gracias a gestiones personales se ha logrado la liberación de 110 presos políticos y rechaza las acusaciones de Guaidó

02 sep 2020 . Actualizado a las 23:38 h.

Diecisiete meses. Es el tiempo que Juan Guaidó ha sido el líder monolítico de la oposición venezolana. En ese lapso, el resto de grandes nombres han guardado silencio y se han mantenido en segundo plano. Hasta ahora. Henrique Capriles ha vuelto a la primera línea con un golpe de efecto al declararse parte de una negociación que ha logrado la liberación de presos políticos.

Más allá de las tradicionales peleas de egos entre opositores, muchas son las voces que han criticado cómo Capriles había sido relegado, pese a su rol principal durante años entre la oposición. El dos veces candidato presidencial comenzó a mostrar sus críticas en el 2020, pero ha sido tras un polémico llamamiento a la unidad de Guaidó cuando ha enseñado los dientes.

Con el diálogo, que siempre ha negado de manera frontal Guaidó, Capriles ha logrado un resultado incontestable: la liberación de 50 personas y el fin de la persecución judicial a otras 60, un logro tangible que su joven detractor no fue capaz conseguir.

Guaidó ya no es el líder incontestado

Durante años, los jóvenes que comenzaron su carrera política en el activismo estudiantil habían esperado dar el paso a la primera fila del liderazgo en la oposición venezolana. Sin embargo, ese salto lo dio un bisoño diputado que no se encontraba entre quienes movilizaron a Venezuela en las grandes protestas.

Juan Guaidó, un gran desconocido para la mayoría, fue capaz de lograr algo casi imposible, alinear todas las voluntades de la oposición en un mismo sentido. Eso sí, lo hizo gracias al incontestable apoyo de EE.UU. y de sus vecinos Colombia y Brasil.

Sin embargo, las grietas comenzaron a surgir y el personalismo de Guaidó derivó en unas críticas feroces a quienes se atrevían a sugerir la necesidad de reorientarse. Especialmente, se escucharon críticas cuando se negó a dialogar con Nicolás Maduro.

Esa falla la aprovechó Capriles junto al que fue durante todo el 2019 vicepresidente del Parlamento, Stalin González, siempre al lado de Guaidó durante su liderazgo en la Asamblea Nacional, y sentado a la mesa de diálogo con el Gobierno en el breve tiempo que fue posible.

No solo son Capriles y González. Quizás la voz más crítica ha sido la de María Corina Machado, quien calificó el último llamado de unidad de Guaidó como «una agenda de distracción». Y le asestó la gran condena: «El país te dio una tarea que nos has podido o querido cumplir».

Capriles, la apuesta por el diálogo

Capriles se mantuvo en un discreto y paciente segundo plano, viendo, escuchando y, la mayoría de veces, callando, al menos en lo que respecta a la crítica hacia Guaidó, pese a estar en desacuerdo con él y con su equipo.

Si bien el objetivo es el mismo para ambos -lograr un cambio en Venezuela y sacar a Maduro del poder-, los métodos que cada uno considera que hay que utilizar para lograrlo están a años luz. Y también lo están los tiempos. Capriles aguarda el momento adecuado, mientras que Guaidó improvisa y procede impaciente.

Y es, precisamente, esa impaciencia la que lo llevó a cometer errores que agotaron la paciencia de Capriles y se lo hizo saber en público, de forma contundente y segura, sin apenas dejar lugar para la réplica.

La experiencia política de Capriles le ayudó a mantener la calma de la que el joven carece. Pero Guaidó, pese a saber que esa crítica contra él está en la calle, no ha sido capaz de controlar el impulso de actuar sin pensar en las consecuencias que, antes o después, tenían que llegar.

Y llegaron de la mano de Capriles por sorpresa y, una vez más ,en público, después de que el equipo de Guaidó sacase un comunicado rechazando las reuniones de su contraparte con el Gobierno de Maduro y mostrando su ofensa por no haberlo consultado con el presidente del Parlamento.

«Hoy, por mis 'gestiones personales', nos sentimos satisfechos de la libertad de 110 presos políticos. Mi único interés es defender a los venezolanos y lograr la libertad de Venezuela. ¡No nos vamos a resignar, así como ningún venezolano lo hará hasta ver el cambio en el país!», escribió Capriles en su cuenta de Twitter.

Minutos antes de su tuit, el equipo de Guaidó emitió un comunicado que mostraba su «absoluto desconocimiento a las negociaciones inconsultas realizadas a título personal entre el régimen de Maduro,  Capriles y Stalin González» que habían sido adelantadas horas antes por Turquía, país que, asegura la nota, fue mediador entre las partes.

Capriles replicó al a acusación de Guaidó asegurando que «hablar con un miembro de la comunidad internacional es lo normal cuando crees en la política y en la democracia. Para la muestra un botón». «Tengan claro: con chinos, con rusos, con europeos, hablaremos con todo el que sea necesario para sacar a los venezolanos de esta crisis», subrayó el dos veces candidato presidencial, para continuar diciendo que «hay quienes se terminan convirtiendo en lo que critican. Conversar y negociar no es lo mismo, salvo que quieras manipular y mentir».

A primera hora de este martes, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlüt Çavusoglu, que visitó Venezuela a mediados de agosto, publicó en su cuenta de Twitter que sigue «con satisfacción la evolución del diálogo positivo entre el Gobierno y la oposición en Venezuela» que, según afirmó, también fue «debido a los esfuerzos de su país en coordinación con la Unión Europea (UE)».

Nuevos liberados

Una docena de opositores salieron la noche de este martes de prisión por lo que la cifra de excarcelados alcanza a 24 ciudadanos, de los 50 reos a los que se les otorgó la medida de gracia.

«Esta es una libertad entre comillas, creo que estamos cambiando de cárcel», dijo tras dejar los calabozos de la prisión militar de Ramo Verde el joven Antonio Pérez Cisneros, un taxista detenido en enero del 2018, acusado de estar vinculado al asesinato de un policía.

Estas liberaciones se suman a dos hechas la mañana del martes y otras 10 la noche del lunes, día en que se anunciaron las medidas de amnistía, que favorecieron también a otras 60 personas que se encontraban exiliadas, asiladas o eran reclamadas por la justicia, o diputados a los que se les había allanado la inmunidad.

«La libertad, como sea, se agradece por el hecho de poder estar con los familiares», prosiguió Pérez Cisneros, aunque apuntó que, al menos en su caso, el indulto «no significa perdón», puesto que no cometió delitos y su proceso «ni siquiera llegó a la etapa de juicio».