«Tuve miedo a que las orcas saltasen sobre la cubierta y hundiesen el barco»

Emiliano Mouzo A CORUÑA

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Mark Smith y su compañera Caroline navegaban con destino A Coruña cuando fueron atacados por dos orcas
Mark Smith y su compañera Caroline navegaban con destino A Coruña cuando fueron atacados por dos orcas Emiliano Mouzo

Los dos cetáceos que la tarde del lunes atacaron al yate británico Aliana medían entre 3 y 4 metros

15 sep 2020 . Actualizado a las 19:00 h.

Mark Smith, de 65 años, y su compañera Caroline, zarparon de del puerto británico de Plymouth, en el suroeste de Inglaterra, a bordo del yate Aliana. Se trata de un velero de un palo, de 13 metros de eslora y 4,4 de manga. Su destino era A Coruña. La navegación transcurría con normalidad hasta la primera hora de la tarde de este lunes, cuando el Aliana navegaba a unas 50 millas, unos 80,5 kilómetros, al norte de A Coruña, a la altura de Cedeira. 

«Oímos un fuerte ruido en la obra viva, entre la orza ( la pieza que procura la mayor estabilidad del barco y mejor gobierno) y el timón, y la rueda del timón comenzó a girar muy rápidamente», explica Mark. A los pocos segundos tanto él como su compañera vieron dos orcas nadando a la par del yate: «Deduje que habían impactado contra el casco», dijo. Ambos navegantes creyeron que se había tratado de una casualidad, «de un hecho puntual», subrayaron.

Pero no fue así. Los dos cetáceos continuaron «cabeceando contra nuestro barco». Mark asió fuerte el timón, pero «este no respondía», ya que había sido dañado por los impactos de las orcas. El Aliana quedó a la deriva. Los cetáceos comenzaron a saltar sobre la superficie: «Tuve miedo. Temí que en uno de los saltos cayesen sobre la cubierta del barco y nos hundiesen», relata.

A Mark le vino a la mente lo ocurrido en el Pacífico con un pequeño velero británico. La tripulación la conformaban cinco personas de la misma familia. A la altura de Panamá se encontraron con una manada de orcas. También les atacaron, «pero en un salto una de ellas cayó sobre el velero y se hundió». Los tripulantes se pusieron a salvo a bordo de la lancha neumática auxiliar: «Quedaron a la deriva y fueron encontrados y rescatados 80 días después», narró Mark.

Operativo de rescate

Este patrón llamó de inmediato a Salvamento Marítimo. Se puso en marcha el operativo de rescate. De la dársena de Oza zarpó con toda urgencia la lancha de actuación rápida Salvamar Betelgeuse. La embarcación llegó a las coordenadas del Aliana y su tripulación aún divisó a los dos cetáceos, por lo que redujeron la velocidad para que las orcas no fueran atraídas por la estela de la Salvamar y también le atacasen.

El personal de la Betelgeuse logró enganchar al Aliana, hizo firme y remolcó al velero hasta uno de los pantalanes de Marina Coruña, donde quedó atracado sobre las nueve de la noche. Tanto Mark como Caroline durmieron hasta tarde: «Estábamos muy cansados y aún continuamos con miedo», dijeron tomándose un café a bordo del barco. Mark contó que lleva muchos años navegando por todo los mares del mundo y «nunca viví nada semejante».

El patrón quiere suponer que las dos orcas fueron a por el timón del velero «porque es una pieza móvil y atractiva y les llamase la atención. Espero que fuese eso, que su intención no fuera otra», indica. Ahora el Aliana espera atracado en Marina Seca para ser inspeccionada por los buzos, determinar la avería y proceder a la reparación.

En la mañana de este martes recibieron la visita de Atocha, una responsable de la asociación Hábitat. Llegó en representación del Cemma. Su intención era conocer de primera mano los pormenores del incidente: «Los grados de intensidad de los impactos, el número de cetáceos, sí dejaron huellas de dientes en alguna parte del casco... y con ello los expertos podrán saber si son adultos, si pertenecen a una misma familia...», apuntó Atocha.