Pescanova, nueva piel y alguna espina

Manoli Sío Dopeso
M. SÍO DOPESO VIGO | LA VOZ

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Oscar Vázquez

Apremia la capitalización de 650 millones de deuda para librarse del último lastre concursal

12 oct 2020 . Actualizado a las 14:08 h.

¿Cuántas empresas en el mundo habrán sido capaces de superar una quiebra traumática, levantar cabeza tras una vergonzosa gestión delictiva, sobrevivir a una deuda de 3.600 millones, mantener más de 10.000 empleos y conservar la confianza de millones de clientes y, además, crecer en ventas? Probablemente solo una, y está aquí, en Galicia.

Esta semana, y después de siete años, el primer grupo pesquero de España cerró el bochornoso capítulo que estuvo a punto de acabar con 60 años de actividad, innovación y prestigio en un sector en el que ha sido y sigue siendo referente mundial.

Los responsables de la quiebra, con su expresidente como principal culpable, acaban de ser condenados. Pero para cuando llegó la sentencia, el grupo que ahora controla Abanca (el 80,46 % ) y preside José Benavent ya estaba a salvo y bien encauzado, metido en una nueva piel, y casi libre de espinas.

Nueva Pescanova es el resultado de un afortunado rescate cuando en el año 2015 la gran banca acreedora se vio obligada a entrar en el capital, intercambiando deuda por acciones, para evitar la quiebra y no perderlo todo (pese a una quita de 2.000 millones).

La compañía reflotada por los bancos ha cumplido su quinto años de vida con nuevos productos y ventas en máximos (1.075 millones en el 2019), una flota renovada en astilleros gallegos y nuevos proyectos en marcha como el cultivo de pulpo en cautividad, que acaba de alcanzar el hito de la tercera generación de crías.

Hay mucho futuro por delante, pero queda todavía un lastre del pasado: 650 millones de euros de deuda acreedora, pendientes del concurso de acreedores del 2013, que la compañía necesita sacarse ya de encima para garantizar su solvencia.

La operación para capitalizar la deuda a cambio de acciones fue aprobada en la junta de accionistas de este pasado verano, pero la homologación judicial está ahora impugnada por algunos acreedores en el Juzgado Mercantil 1 de Pontevedra.

Nueva ampliación de capital

Fuentes conocedoras de la operación explican que el saneamiento pendiente es «vital» para la estabilidad de Nueva Pescanova, y confían en el necesario dictamen judicial favorable para acometer la ampliación de capital antes de que finalice el 2020.

«Tras la ampliación de capital se prevé una entrada de liquidez para hacer frente a las inversiones no realizadas en años anteriores y hacer frente al impacto del Covid en el mercado», afirman estas fuentes, considerando que «si el proceso concluye como está previsto, la compañía estará saneada, con unos fondos propios robustos y la capacidad de desarrollar su negocio sin el lastre que supone la deuda actual».

Según el auto de homologación, la operación planteada requiere primero una reducción de capital para que el valor nominal de las participaciones sociales, represente el valor contable (real) de estas. «Este paso es necesario para poder ampliar capital a continuación y lo demanda la necesaria transparencia y el ajuste a la realidad patrimonial de la empresa», explican fuentes financieras. El segundo paso consistirá en ampliar capital, a cambio de reducir los 650 millones de la deuda concursal. «Este paso es necesario para no seguir incurriendo en pérdidas ni en tensiones de tesorería y, en definitiva, para hacer viable el negocio», aclaran estas fuentes.

Estrategia 2020-2024

Nueva Pescanova acaba de completar el plan estratégico 2016-2020 diseñado por Ignacio González, el consejero delegado que, desde el minuto uno de su llegada al grupo, apostó por la modernización no solo del organigrama de gestión, antes personalista, sino renovado la imagen de marca y de producto.

Se ha apoyado en una inversión de 125 millones de euros. El ambicioso objetivo marcado en esta estrategia era lograr un incremento de las ventas del 50 % en cuatro años, lo que debería de traducirse al cierre de este ejercicio en más de 1.800 millones de facturación, una meta inalcanzable a poco más de dos meses del cierre de este convulso 2020.

Además, el Ebitda de gestión del grupo en el 2019 se quedó en 50 millones de euros, frente a los 75 millones del ejercicio 2018, debido, según explica la compañía en sus cuentas auditadas, a la caída de precios de algunos de sus productos estrella, como el gambón; y las pérdidas acabaron sumando 42 millones.

Con Jose María Benavent e Ignacio González al frente, el grupo tiene ya aprobado un nuevo plan estratégico, para el período 2020-2024 (tal vez el tiempo que se ha marcado Abanca antes de dar paso en la gestión a un nuevo socio industrial), cuyas líneas maestras han sido trazadas por la consultora Boston Consulting Group. Una de las claves de esa nueva estrategia pasaría por planificar nuevas desinversiones en filiales improductivas, para favorecer la generación de recursos invirtiendo en los activos más productivos, y equilibrar las pérdidas.

Según el extracto del documento recogido en las cuentas auditadas del grupo, la estrategia 2020-2024 de Nueva Pescanova pasa por «llevar los productos del mar a aquellos mercados que más los valoran, con una estrategia centrada en la visión del consumidor». Otro de los ejes será una «fuerte inversión en innovación y márketing para convertir el grupo en la empresa líder del gran consumo».

La tercera pata del plan será la «eficiencia de las actividades productivas, creciendo en volumen y siendo sostenibles»; y como cuarto gran objetivo «terminar con la transformación organizativa (personas, sistemas, procesos) iniciada en el 2016».

El plan tiene el apoyo financiero necesario del socio mayoritario y principal acreedor de Nueva Pescanova, precisa el documento.