España es el país europeo con mayor exceso de mortalidad durante la primera ola de la pandemia

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Un paciente ingresado en uci
Un paciente ingresado en uci Eduardo Parra

Entre febrero y mayo fallecieron 27.127 personas más de las previstas, un 38 % más, por encima de países con alta incidencia como Reino Unido e Italia

14 oct 2020 . Actualizado a las 20:12 h.

España fue el país europeo con un mayor exceso de mortalidad durante la primera ola de la pandemia por coronavirus. Registró un 38 % más de fallecimientos de los que le hubieran correspondido entre mediados de febrero y finales de mayo con respecto al mismo período de otro año, lo que en números absolutos son 27.127 personas, con lo que se sitúa por encima del 37 % de exceso atribuido a Inglaterra y Gales, los otros territorios analizados en los que se experimentó un mayor número de decesos durante los meses analizados. Así se recoge en un estudio de modelización liderado por investigadores del Imperial College de Londres, en el que se estudió el comportamiento de 21 países, de los que que 19 son europeos y los otros dos son Australia y Nueva Zelanda. Las conclusiones se han publicado en Nature Medicine.

Los resultados del nuevo estudio avalan las investigaciones preliminares que se habían ofrecido en distintos países a partir de los estudios de sobremortalidad, que en en España realiza el Instituto Carlos III mediante el estudio MoMo. Según el nuevo trabajo, los países más castigados durante la primera ola de la pandemia fueron España, Inglaterra y Gales, Italia, Escocia y Bélgica.

Para evaluar el número total de muertes en la primera ola, los investigadores realizaron un análisis de los decesos por todas las causas. Para ello emplearon una variedad de modelos estadísticos para estimar el nivel normal de muertes que habrían ocurrido entre febrero y mayo en los países estudiados si por medio no hubiera ocurrido una pandemia. También tomaron en cuenta una serie de factores, incluida la temperatura y otras fluctuaciones estacionales y las tendencias a corto y largo plazo en las naciones analizadas. En total, en los 21 países sometidos a investigación se registraron unas 200.000 muertes más de las que se esperaban si el coronavirus SARS-CoV-2 no hubiera surgido en el planeta, un 18 % más en su conjunto. De ellas, 27.127 corresponden a España.

Hay que destacar que estas personas no fallecieron exclusivamente por el coronavirus, sino que la mortalidad reflejada se debe a todo tipo de causas. «La pandemia ha afectado la vida y la salud de las personas de muchas maneras. por ejemplo, algunas pueden haber tenido una operación o un tratamiento retrasado, o pueden haber perdido el apoyo que necesitaban con sus necesidades médicas diarias. Teniendo en cuenta estos factores, considerar las muertes solo por la infección por covid-19 es demasiado limitado. Observar las muertes por todas las causas es lo que nos permite comprender mejor qué es lo que hicieron bien los países que manejaron la pandemia y cómo apoyaron a sus ciudadanos durante las medidas de confinamiento», explica Vasilis Kontis, de la Escuela de Salud Pública del Imperial College y autor principal de la investigación.

«Es importante comprender el impacto total de la pandemia en la mortalidad para poder evaluar sus repercusiones plenas en la salud pública y las medidas políticas», inciden también los autores del trabajo en Nature Medicine.

Los investigadores concluyen que las diferencias de mortalidad entre los países estudiados reflejan la variabilidad de las características de las poblaciones, las respuestas políticas a la pandemia, la preparación de los sistemas de salud pública y el alcance de los sistemas de atención de base comunitaria y de centros sanitarios. El primer parámetro es muy importante, que incluye variables como el envejecimiento de la población y España es el país de la UE y el segundo del mundo después de Japón con un mayor porcentaje de personas por encima de los 80 años.

Los autores del estudio sostienen que, además de suprimir la transmisión, la creación de vías de atención integradas que permitan el triaje y la atención adecuados de las personas con problemas de salud a largo plazo será importante para reducir al mínimo las muertes resultantes, tanto directa como indirectamente, de la pandemia en curso.

Para lograrlo, «es necesario que los países reasignen y amplíen los recursos sanitarios, en particular, en los sistemas de salud y sociales que han sufrido una inversión insuficiente», subrayan. En esta línea, el profesor Jonathan Pearson-Stuttard, otro de los autores del trabajo, incide en la necesidad de reforzas los rastreadores y de reforzas las pruebas para la detección del virus. «Nuestra investigación -dice- sugiere que varios factores pueden influir en por qué algunos países tuvieron un mayor número de muertes que otros. Los países con programas integrales y efectivos de rastreo de contactos y de pruebas, o de aquellos que sin tales sistemas, pero que implementaron bloqueos tempranos y efectivos, tuvieron un número de muertes más bajo durante la primera ola». Para Majid Ezzati, otro de los autores, la clave pasa por reforzar los sistemas de salud pública. «La inversión a largo plazo en el sistema nacional de salud es lo que permite a un país responder a una pandemia y continuar brindando la atención de rutina diaria que la gente necesita».