Golpes de efecto, mascarillas y fuerte aroma a gel hidroalcohólico

Francisco Balado Fontenla
F. Balado MADRID / LA VOZ

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El líder de Vox, Santiago Abascal, tomo asiento durante la moción de censura de su partido al Gobierno
El líder de Vox, Santiago Abascal, tomo asiento durante la moción de censura de su partido al Gobierno Emilio Naranjo | EFE

22 oct 2020 . Actualizado a las 08:37 h.

Las restricciones de aforo establecidas por el Congreso para intentar contener la pandemia motivaron que la jornada de este miércoles recordase poco o nada a las dos últimas mociones de censura celebradas hasta la fecha. La mitad de los escaños del hemiciclo permanecieron vacíos durante toda la jornada. Por el mismo motivo también hubo muchos menos periodistas de los que acostumbra a acreditar la Cámara en jornadas especiales.

 Más novedades: las máscaras, obligatorias en todo el complejo, ayudan a rebajar el fuerte olor que desprenden algunos de los geles hidroalcohólicos. Y la distancia de seguridad provoca que apenas se monten los habituales corrillos en el famoso patio. Una distancia de seguridad que malamente respetaron el medio centenar de simpatizantes de Vox que se agolparon a las puertas del Congreso desafiando a la siempre molesta lluvia madrileña para insuflar ánimos a Abascal y exigir la dimisión de Sánchez. Primer golpe de efecto.

El segundo corrió a cargo de Podemos, pese a que en la dirección sostienen que no estaba planificado que tres de sus diputadas acudieran a la jornada cada una con un color de la bandera republicana. Una coincidencia que se sienten de forma contigua. La compañera de grupo Aina Vidal regresó al hemiciclo tras ausentarse desde la sesión de investidura del 7 de enero por razones médicas. Está previsto que intervenga hoy en nombre de los comunes.

Donde no hubo grandes novedades fue en el interior del palacio, en donde se registró la habitual bronca a la que acostumbran sus señorías. En medio del debate, diez formaciones difundieron un comunicado para pedir conjuntamente a la Presidencia de la Cámara que comience a sancionar los comportamientos de parlamentarios que vulneren los principios de la responsabilidad y el respeto, según el Código de Conducta de las Cortes Generales. El texto lo firman: PSOE, Unidas Podemos, el BNG, la CUP, Compromís, ERC, EH Bildu, el PNV, Junts per Catalunya y Más País.