Desmontan un grupo de blanqueo de almeja cuyo líder se movía en cuadriciclo

e. abuín / r. estévez REDACCIÓN / LA VOZ

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MARTINA MISER

El cabecilla fue sorprendido cuando trataba de vender en la lonja de Carril

04 nov 2020 . Actualizado a las 14:37 h.

Allá por marzo, cuando las profesionales del marisqueo pedían a gritos que se declarase su actividad como no esencial porque no estaban las cosas como para comer marisco y no encontraban a quién vendérselo, a las fuerzas del orden les llamó la atención que a los furtivos no les interesaba para nada ese cese de actividad. Al contrario, en las playas de Barbanza los irregulares seguían trabajando a un ritmo incluso mayor que antes del estado de alarma, sin importarles siquiera que no tuviesen modo alguno de justificar su presencia en los arenales. Señal inequívoca de que ellos sí encontraban a quién vendérselo. Esa sospecha fue el germen de la operación Aixa, que desarrollaron agentes del grupo de respuesta rápida policial (ERPOL) de la Policía Autonómica en colaboración con el Servizo de Gardacostas de Galicia.

¿Por qué Aixa? Porque el cabecilla del grupo, el que daba salida al mercado a las capturas de los mariscadores ilegales, se movía en un cuadriciclo -uno de esos coches que no necesitan carné y no pueden rebasar los 45 kilómetros por hora de velocidad- de esa marca por uno y otro margen de la ría de Arousa. En el Aixa se desplazaba para comprar las partidas a los furtivos en los arenales de Barbanza y en el Aixa iba a blanquear esas capturas ilegales a la lonja de Carril, donde tenía autorización para vender, como titular que es de uno de los parques de cultivo que hay en esa localidad de Vilagarcía.

Así que la almeja de Carril también era de Boiro, Cabo de Cruz y Rianxo, pero habían recibido, eso sí, un último baño en aguas carrilexas. Porque, según el comunicado emitido por Vicepresidencia, después de adquirir el marisco a los furtivos en la zona de Barbanza, el líder de la banda se desplazaba en cuadriciclo hasta su parque en Carril -a 34 kilómetros de distancia- donde lo sumergía en agua de mar para «refrescarlo e impedir que muriese». Después, aprovechando que disponía de autorización para vender en la lonja de Carril por ser productor y titular de un vivero de cultivo, blanqueaba las partidas obtenidas de forma ilícita haciéndolas pasar por género extraído de su parque, cuando, en realidad, el marisco entraba en la rula sin ningún tipo de trazabilidad ni medida higiénica.

Varios operativos

La investigación requirió varios operativos de vigilancia, algunos especialmente complicados por las dificultades para seguir sin ser detectado a un vehículo que apenas circula a 40 kilómetros por hora por la carretera. El operativo concluyó cuando los agentes sorprendieron al conductor del Aixa en el interior de la lonja de Carril intentado vender 27 kilos de almeja en esas instalaciones. Por todos esos hechos se ha citado a esa persona como investigada por presuntos delitos contra la flora y la fauna, receptación y otro delito contra la salud pública.

Las otras doce personas figuran en las diligencias como investigadas por presuntos delitos de furtivismo.

Aunque cuando fue sorprendido tenía 27 kilos de almeja, la ERPOL encargó un estudio de las ventas de bivalvo que el líder del grupo realizó en la lonja de Carril. El resultado es que, tirando por lo bajo, durante ese tiempo el propietario del parque habría puesto a la venta en la rula carrilexa unas tres toneladas y media solo de almeja japónica.

Sorpresa en Carril

El patrón mayor de Carril y presidente de la agrupación de parquistas, José Luis Villanueva, reconoce estar «sorprendido» por la proyección que se le ha dado a este caso. «Por suposto, eu non vou defender o furtivismo en ningunha das súas formas», indica. Pero esta red, dijo, es un caso menor. «Hai outra xente que move miles de quilos de ameixa, non 27. Neses focos sería onde habería que centrar os esforzos», dice. Y apunta tanto a los bancos de O Barbanza como «a Portugal». Villanueva lamenta que este tipo de sucesos puedan acabar dañando la imagen de la lonja de Carril, que «leva moitos anos facendo un enorme aposta pola calidade e a trazabilidade».