Sanxenxo, el último refugio de Juan Carlos I antes de dejar España

Marcos Gago Otero
Marcos Gago SANXENXO / LA VOZ

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La reina Sofía, el rey Juan Carlos y la infanta Elena, en Sanxenxo, en septiembre del 2019
La reina Sofía, el rey Juan Carlos y la infanta Elena, en Sanxenxo, en septiembre del 2019 RAMON LEIRO

La capital turística de las Rías Baixas y su puerto deportivo son dos de los rincones favoritos del rey emérito, a los que podría regresar en Navidades

11 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Sanxenxo fue el último refugio de Juan Carlos I antes de su viaje a Emiratos y sobre la mesa está si podría ser uno de los primeros lugares a los que podría acercarse en un hipotético regreso a España. Sanxenxo fue esa localidad a donde podía acudir cuando quería escapar de las polémicas. Sus visitas, que tanto alboroto mediático causaron en los primeros años, llegaron a pasar casi desapercibidas. Unos pocos minutos de fotos y mínimas declaraciones a la puerta del Club Náutico o al embarcar para regatear y después la tranquilidad de quien se sabía bienvenido y respetado.

La discreción con la que en todo momento se mueve su círculo de amigos es otro valor en alza y en Sanxenxo, donde su presencia no podía pasar inadvertida para muchos, lograba, sin embargo, mimetizarse con el ambiente. Juan Carlos I no se paseó nunca por Silgar como sí lo hizo en su momento el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando todavía vivía en La Moncloa. El emérito hacía más bien una vida alejada de los focos, más allá de ponerse al timón de un barco y regatear en la competición que lleva su nombre. No fue por casualidad que eligiese la capital turística de las Rías Baixas para despedirse de España. Sanxenxo le evocaba un remanso de paz en las turbulentas aguas de la política y los rumores. Fue el lugar donde se reencontró con el mar en el 2015 después de la operación que lo tuvo años alejado de su pasión por la vela. Y es aquí donde sus amigos, destacando el presidente del Real Club Náutico, Pedro Campos, lo invitaban a descansar. Otro de sus conocidos resaltó en su día que «el mayor activo que tiene Sanxenxo es que las personas viven su vida sin que nadie les incordie». Está por ver si una hipotética arribada del monarca a la villa encontraría ahora la misma afabilidad.

Corren tiempos difíciles para el rey emérito, pero en Sanxenxo el puerto deportivo todavía se llama Juan Carlos I, tras rechazar el pleno de la corporación una moción del BNG que reclamaba el cambio de nombre. El alcalde, Telmo Martín, en reiteradas ocasiones recalcó en el pasado que las visitas del monarca le habían dado a Sanxenxo una publicidad impagable. Por su parte, en Pontevedra, a escasos kilómetros, la calle que lleva el nombre del monarca sí tiene los días contados, tras el acuerdo adoptado por la coalición de BNG y PSOE.

En estas últimas semanas, en medio de nuevas polémicas, en Sanxenxo no han querido entrar al trapo. Por parte de sus amigos se guarda un respetuoso silencio. La última y significativa declaración pública la hizo en agosto la asamblea del Náutico, por unanimidad, cuando emitieron un comunicado de apoyo. El título «¡Gracias, señor!» ya lo decía todo. ¿Volverá Juan Carlos I a Sanxenxo? Nunca se sabe. A él le encanta la vela y en primavera se celebra la primera regata por la ría. Quizás, aunque solo quizás, escoja Sanxenxo pare reencontrarse otra vez con España y con el mar.