El papa defiende el diálogo con el islam chií: «Me dicen que estoy a un paso de la herejía»

La Voz REDACCIÓN

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El papa en el avión de regreso de su viaje de Irak
El papa en el avión de regreso de su viaje de Irak YARA NARDI | EFE

El pontífice cierra un histórico viaje a Irak de tres días tendiendo puentes con la fe musulmana que «no son un capricho»

08 mar 2021 . Actualizado a las 21:57 h.

El papa cerró ayer una visita sobre la que había muchos interrogantes. El primero, la seguridad, por recorrer durante tres días un país tan convulso como Irak, una prueba superada con creces. La segunda, las consecuencias de una visita histórica que ha tendido puentes con el islam chií. Fue el pontífice, en el vuelo de regreso desde Bagdad, quien reconoció la emoción que le produjo su encuentro con Ali al Sistani, el líder de esta corriente.

El papa Francisco afirmó que aunque a veces se le dice que está «a un paso de la herejía», son riesgos que se deben adoptar. «Tantas veces se debe arriesgar para dar este paso. Hay algunas críticas de que el papa no es valiente, que es un inconsciente, que está dando pasos contra la doctrina católica, que está a un paso de la herejía, Son riesgos, pero estas decisiones se toman siempre en oración, en diálogo, pidiendo consejo. No son un capricho» resumía su experiencia en su conversación con los periodistas.

Política de gestos

Fue un encuentro también histórico por los gestos. Francisco destacó de su reunión con Al Sistani que el líder chíí, que no suele levantarse ante nadie, lo hizo hasta en dos ocasiones para estrecharle las manos.

Explicó su decisión de reunirse con él se debió a que es «un hombre sabio» y «un hombre de dios» y que esto se percibe solo escuchándolo.

«Él es una persona que tiene la sabiduría y la prudencia. Él me decía que hace diez años que no recibe a gente que va a visitarlo con otros motivos, políticos o culturales, solo religiosos. Fue muy respetuoso en el encuentro. Yo me sentí honrado», señaló con humildad el pontífice.

Sobre si el mensaje de esta reunión estaba dirigido a los líderes religiosos de Irán, Francisco aseguró que era para todo el mundo. El papa se reunió con el gran ayatolá el pasado sábado en su modesta casa en Nayaf, la ciudad sagrada para los chíies y supuso un histórico paso en las relaciones entre el islam y el Vaticano.

Para Francisco, la firma del documento sobre la fraternidad humana con Ahmed el-Tayeb, gran imán de la mezquita al-Azhar, la institución más importante del islam suní, fue un primer paso y la reunión con Al Sistani, el otro.