Turistas franceses en Madrid: «Es volver a la vida normal»

guillermo redondo MADRID / LA VOZ

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Terrazas en Madrid durante esta Semana Santa
Terrazas en Madrid durante esta Semana Santa Jorge Peteiro

Entre las miles de personas que campan a sus anchas por la capital también hay belgas, suizos, sudamericanos y asiáticos

04 abr 2021 . Actualizado a las 10:09 h.

Madrid volvió a llenarse de gente paseando por sus arterias principales, haciendo cola a la puerta de pastelerías y esperando y peleando por encontrar una mesa libre en alguna terraza céntrica, que es uno de los valores más codiciados actualmente en la ciudad. Y entre las miles de personas que campan a sus anchas hay franceses, pero también belgas, suizos, sudamericanos y asiáticos.

«Hay muchos franceses», dice la camarera de un bar de la plaza del Dos de Mayo en el barrio que hace referencia a aquella víctima causada por las tropas napoleónicas, Malasaña. Probablemente, quienes aquí disfrutan de lo que en su país está prohibido desconozcan la procedencia de la nomenclatura del callejero madrileño, pero también puede ser que se hayan integrado y se sienten en las terrazas sin preguntar y haciendo caso omiso a la mirada de mármol de los capitanes Pedro Velarde y Luis Daoiz, que se levantaron contra la invasión francesa. Pero esto nada tiene de invasión. Con respecto a años anteriores, el turismo procedente del país vecino ha caído estrepitosamente.

Los primeros datos del año del Instituto Nacional de Estadística indican que en enero llegaron 117.625 franceses a toda España, y que por encima de Madrid todavía reciben más turismo exterior Canarias, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Andalucía (los datos de marzo aún no están disponibles). Sea como fuere, en las mesas que decoran la plaza hay franceses y, la mayor parte de ellos, a simple vista, sin armar la tremolina. Es el caso de Baptiste Devaux, un periodista galo de Via Moselle TV que lleva cuatro días de turismo. «Hay mejores condiciones aquí que en Francia», explica en un perfecto español su novia Rafaelle Puozzo, oriunda de Lyon y que lleva cuatro años viviendo en Madrid. «Baptiste vuelve a la vida normal, dice que ha encontrado otra vez la libertad», explica Puozzo. En la misma tesitura se encuentra Lou Clevenot, quien vino en autobús con una acompañante para visitar a dos amigas francesas residentes en Madrid desde hace cinco años. Y ambas responden en español para culpar de la situación, que han conocido por los medios, al Estado. «Vinimos antes de las restricciones. Si la frontera está abierta y tenemos el derecho a hacerlo...», explican.

Los franceses tienen medidas más estrictas. El toque de queda les impide salir pasadas las 19.00 horas. Y el pasado miércoles, el presidente francés, Emmanuel Macron, impuso la prohibición de desplazarse entre regiones y alejarse diez kilómetros del lugar de residencia. «Aquí tenemos el placer de compartir las cosas simples que en Francia no puedes», explica Baptiste.

Cae la noche en el distrito centro de Madrid. La presencia de la policía invita a entrar siguiendo las restricciones en calles como Huertas, la plaza de Santa Ana y Montera, los lugares predilectos por los turistas, donde se han vivido imágenes de descontrol durante esta semana en plena ola de contagios por coronavirus en Europa. En la plaza Mayor, un grupo de diez franceses, que están de visita a uno de los integrantes, beben vino en un restaurante. Gauthier, de 23 años, explica que van a estar cinco días en Madrid y que están aquí porque el modo de «estudiar online lo permite, los bares están abiertos y pueden salir». «El ambiente ya está más controlado», aseguran agentes de la Policía Municipal.

Algunos corresponsales achacan el término «turismo de borrachera» a la proximidad de las elecciones y los intereses políticos. «Falsa avalancha francesa», tituló Le Figaro, mientras Más Madrid hablaba de «hordas de franceses». Estos días en Madrid la gente fue a los bares, pero también salió de casa para acudir a las carpas de los partidos políticos. Los franceses, los que viven aquí, acudieron a las terrazas con la normalidad de cualquier ciudadano, y la fiebre de los que se olvidaron de la pandemia parece reducirse.

Francia empezará a vender autotest rápidos del covid-19 en las farmacias el próximo día 12, según indicó el ministro francés de Sanidad, Olivier Véran, quien precisó que estos no estarán disponibles en grandes superficies porque debe facilitarlos un profesional sanitario. «Es un producto sanitario. Lo bueno de las farmacias es que hay unas 20.000, abren casi todos los días y están por todas partes. En caso de dar positivo hay que confirmar el resultado con una prueba de antígenos o una PCR, porque la sensibilidad de un autotest es menor», señaló. Véran aclaró que es preciso que un profesional sanitario explique el funcionamiento de ese método, utilizado como complemento a los actuales test de diagnóstico. La Alta Autoridad Sanitaria francesa recomendó su uso en personas asintomáticas mayores de 15 años.

Miles de personas secundaron ayer las protestas convocadas en Berlín, Stuttgart y otras ciudades alemanas por diversos grupos, entre ellos los ultraderechistas, contra las restricciones impuestas por la pandemia. La mayor de las concentraciones tuvo lugar en Stuttgart, donde desfilaron unas 2.500 personas. Las autoridades locales desplegaron un fuerte contingente policial para impedir los encontronazos con grupos de signo contrario que pretendían salirles al paso. Las fuerzas policiales advirtieron a los asistentes a la marcha que esta sería disuelta si no se cumplían las normas higiénicas y el uso de la mascarilla, algo que, como puede apreciarse en las imágenes, no se cumplió. En las convocatorias en contra de las restricciones se congregan desde ciudadanos descontentos con esas medidas a seguidores de teorías de la conspiración y ultraderechistas.