Sánchez llama a frenar a Vox porque «es una amenaza para la democracia»

Miguel Ángel Alfonso MADRID / COLPISA

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Ángel Gabilondo estuvo arropado por Pedro Sánchez en el mitin de este domingo en Getafe
Ángel Gabilondo estuvo arropado por Pedro Sánchez en el mitin de este domingo en Getafe Chema Moya | EFE

Compara a los seguidores de Abascal con los asaltantes al Capitolio en Estados Unidos

25 abr 2021 . Actualizado a las 21:54 h.

Se acabaron las medias tintas en la campaña madrileña. Los candidatos de ambos bloques han reducido sus discursos a escoger entre «comunismo o libertad» y «fascismo o democracia». Las posturas se han enconado desde el viernes, cuando Vox dudó de la veracidad de las amenazas de muerte que recibieron el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la directora de la Guardia Civil, María Gámez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. Un hecho inesperado sobre el que están maniobrando los contendientes para movilizar a su electorado: la izquierda cree que azuzando el miedo a la ultraderecha aumentarán la participación en sus feudos, mientras que la formación de Santiago Abascal ha encontrado la forma de ganarle terreno al PP, que lidera las encuestas ampliamente.

Este domingo, en Getafe, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, respaldó en un mitin al candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, en el que también estaba presente el ministro del Interior.

El líder de los socialistas no hizo sino confirmar el cambio en la estrategia electoral de su partido señalando a Vox como «principal amenaza para la democracia» y relacionándolo con el PP, su potencial socio de Gobierno en la región. El nuevo eslogan de la campaña, que se estrenó el sábado, un día después del frustrado debate electoral de la cadena Ser, también incide ya directamente en este nuevo foco. «No es solo Madrid, es la democracia», rezan los carteles.

Para Gabilondo, el próximo 4 de mayo pueden ocurrir dos cosas: «O gana la democracia o vencen los insultos y el odio». Por ello, animó a que se movilicen «todos los demócratas» para parar «al extremismo de la ultraderecha con los valores humanos», en las urnas. Un tipo de lenguaje que el candidato socialista no había utilizado hasta este fin de semana.

El propio Sánchez alertó, en el mismo sentido, de que los seguidores del asalto al Capitolio de Washington están a «muy pocos metros». La campaña centrada en buscar el voto de los seguidores de Ciudadanos ha quedado caduca para el PSOE y en esta nueva etapa la prioridad es movilizar a los votantes indecisos de izquierdas.

Similar línea se usó en los actos celebrados por Más Madrid y Unidas Podemos. Sus candidatos, Mónica García y Pablo Iglesias, respectivamente, alertaron a su electorado, en un tono grave, sobre las supuestas consecuencias que tendrá un Ejecutivo formado por PP y Vox. «Tenga el coraje de admitir si sigue aspirando a gobernar con los que amenazan la convivencia de los madrileños y madrileñas», espetó García a Ayuso. Iglesias directamente señaló a la formación de Abascal como «una escisión del PP».

En ninguno de los equipos de los diferentes partidos dudan ya de que se ha producido un punto de inflexión que puede influir en los resultados del 4 de mayo. La incógnita que queda por dilucidar es si los ocho días que restan para que se abran las urnas serán suficientes para un vuelco.

Por ello, si hay alguien que se resiste a que la campaña vire por esos derroteros es Isabel Díaz Ayuso. La candidata a ser reelegida presidenta de la comunidad quiere recuperar la iniciativa perdida volviendo a dirigir los ataques hacia Pedro Sánchez, que considera que «está acabado». En un acto celebrado en Alcorcón volvió a ofrecer la disyuntiva entre dos modelos enfrentados: «La Caracas chavista o Madrid; o comunismo o libertad».

Gobierno en solitario

Convencida de su victoria, la candidata del PP aspira a un Gobierno monocolor en la región, que no dependa ni de Vox ni de Ciudadanos. Sin embargo, los sondeos apuntan a que tendrá que depender ineludiblemente de los votos de la formación de Abascal ya que el partido naranja, si no logra dar un giro a los sondeos, tiene difícil superar el umbral del 5 % de los votos, requisito para contar con representación en la Asamblea de Madrid.

Vox, en cambio, ha encontrado en la polémica de las amenazas de muerte un asidero para ganar protagonismo. La popularidad de Ayuso entre su electorado estaba lastrando a su candidata, Rocío Monasterio, que lejos de amilanarse de las acusaciones de montaje a Iglesias, no ceja en los ataques al candidato de Unidas Podemos. «Ha engañado a todos», mantuvo este domingo.