Lo que queda del 15M diez años después

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela MADRID / LA VOZ

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La plaza madrileña de Sol, repleta de gente en mayo del 2011 con las movilizaciones del 15M
La plaza madrileña de Sol, repleta de gente en mayo del 2011 con las movilizaciones del 15M BENITO ORDÓÑEZ

Dos partidos herederos de la protesta se enfrentan en estas elecciones

01 may 2021 . Actualizado a las 13:50 h.

En la Puerta del Sol pasean varios hombres y mujeres con peto amarillo comprando oro, algún policía y, sin apenas turistas, no hay rastro de los Mickey Mouse o los Pikachu asfixiándose de calor. En dos semanas se cumplirán diez años del momento en que el mundo viró su mirada hacia esta plaza, kilómetro cero de la política que estaba por venir en España. El aniversario coincide con las elecciones autonómicas del martes en la Comunidad de Madrid, con dos partidos herederos de aquel movimiento compitiendo por el mismo espacio electoral: Podemos y Más Madrid, escisión del primero y con opciones de arrebatar la segunda plaza al PSOE.

Subiendo desde Sol, atravesando el Centro Gallego en Jacinto Benavente y antes de llegar a Tirso de Molina, está la Casa de Granada en un sexto piso de la calle del Doctor Cortezo, una terraza donde varios de los impulsores de la protesta se reunieron a comienzos de mayo del 2011 para planificar la concentración. Uno de ellos era gallego, Fabio Gándara, un abogado en paro que había abierto el blog Soy un joven español preocupado por su futuro que le sirvió de puente para contactar con personas en la misma situación. «La gente estaba cada vez más indignada por la falta de oportunidades. Abrimos un foro común en Facebook y fueron llegando propuestas», apunta sobre el origen de Democracia Real Ya, uno de los movimientos que fomentaron el 15M.

De aquellos días recuerda que «había mucha gente confirmada» para citarse en la Puerta del Sol, pero creían que todo aquello «podía quedarse en nada». Entre las miles de personas que usaron la plaza a partir de ese día para mudarlo todo estaba María Pastor, número cinco en la lista de Más Madrid y coportavoz en la comunidad de Equo -otro de los partidos surgidos del 15M-.

«Todo lo que surgió allí puso miles de temas sobre la mesa y cuestionó muchos ejes que no se habían movido hasta ese momento. Quisimos decir que no somos mercancías y queremos participar. Que no sea un reparto entre dos partidos», apunta.

El movimiento se diluye

Pastor dice que los partidos más tradicionales «se adaptaron, o hicieron que lo hacían», adquiriendo mayor transparencia y fomentando la participación. «También ha cambiado en cómo de permeables son las fuerzas políticas a la realidad ciudadana: muchos movimientos ya no necesitan crear un partido para sus reivindicaciones», añade.

Diez años después, la diputada durante la última legislatura en la Asamblea dice que «lo bonito del 15M» es que se vivió desde la identidad de cada uno: «Me gusta pensar que conseguimos despertar. Hay quien lo rechaza, pero a muchos nos acompaña como referencia de algo colectivo que movilizó tanto».

El investigador Armando Fernández Steinko, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, explica que la situación es hoy «completamente distinta» tras el viraje político que supuso el proceso independentista en Cataluña y la pandemia. «Se ha generado un nuevo ciclo que se sobrepone al 15M; aquel ímpetu se ha atemperado mucho y se ha diluido porque la dinámica social no tiene nada que ver», argumenta.

El profesor advierte del fracaso en la «tarea organizativa» de Podemos, al perder la conexión con movimientos sociales y ser «víctima de su propia concepción confederal del país». «Podemos no ha sabido crear estructuras organizativas que permitiesen a la ciudadanía participar en las decisiones. No es fácil en el momento que vivimos con la gente más despolitizada», continúa.

Fabio Gándara no quiso entrar en primera línea tras «acabar un poco quemado» con las divergencias y enfrentamientos posteriores al 15M. Ahora es socio fundador de una empresa de comunicación y márketing para oenegés y se reconoce decepcionado «por muchas cosas que no se han logrado», aunque valora las consecuencias positivas de todo aquello: «Se generó y activó la política ciudadana».