Alumnos de la Facultade de Veterinaria de Lugo reciben información en vídeos descargados con código QR
02 may 2021 . Actualizado a las 16:12 h.Huesos que están construidos en plástico, que tienen tamaño real y que han salido de impresoras con tecnología 3D. No es una fabulación sino una situación concreta, disponible para alumnos del campus de Lugo (USC). La Facultade de Veterinaria de la ciudad amurallada cuenta con ese material desde hace unos días: se ha colocado en el Laboratorio de habilidades clínicas, al servicio de alumnos que están en tercero de carrera o en cursos superiores. Los huesos que han llegado son simulaciones de los de un perro.
Con este sistema los alumnos pueden aprender, por ejemplo, cómo es el sistema para trabajar en una fractura de tibia o de fémur. En primer lugar, en cada hueso hay una marca en la que los alumnos pueden romper para iniciar luego la recomposición. En el laboratorio, además, hay tornillos que deberán colocar y una broca para esa operación.
Los estudiantes cuentan con un manual de instrucciones sobre ese material, pero pueden recibir además formación e información con ayuda de las nuevas tecnologías: descargando un código QR en sus teléfonos móviles, acceden a vídeos con explicaciones sobre esta actividad. Gonzalo Fernández, decano de la Facultade de Veterinaria de Lugo ciudad, explica que el sistema es más cómodo para los alumnos, ya que así ni siquiera necesitan disponer de un ordenador para esas consultas.
Todo ese material recién llegado procede de una empresa con sede en el polígono de Salvaterra do Miño (Pontevedra), que mandó ya dos bolsas y que enviará más cuando la primera remesa se acabe. La facultad lucense está ahora en una fase de buscar acuerdos y ayudas con entidades públicas y privadas, y esa firma pontevedresa, que ha diseñado los huesos y enviado los aparatos, es una de ellas. Fernández destaca la importancia de ese tipo de colaboración, ya que, recalca, permite al centro conseguir novedades para la formación de los alumnos. «Hai que abrirse a estes sistemas», dice.
Sin horario fijo
Los estudiantes pueden utilizar las instalaciones más allá de ese horario, anotándose en una página web de la facultad, si desean ampliar su trabajo o resolver alguna duda. Al material que llega por acuerdos con empresas se le une otro que también elaboran los docentes: por ejemplo, otra profesora de la facultad, Cristina Castillo, preparó unos ojos de perro para que los alumnos puedan estudiar enfermedades del sistema ocular. El objetivo, tanto si el material llega de fuera como si se elabora en el centro, es reforzar la parte práctica de la formación del alumnado, recalca el decano.
Fernández insiste en que el sistema de funcionamiento de las instalaciones, fuera de unas horas concretas en el programa de los alumnos, permite a los estudiantes conseguir más destreza. Por un lado, explica, las habilidades de unos y otros no son las mismas, y así los que quieren perfeccionar sus capacidades pueden disponer de esa oportunidad sin mayores complicaciones; por otro, subraya que los estudiantes tendrán ya una experiencia previa que les resultará útil cuando empiecen su actividad profesional. Los huesos con los que trabajan los alumnos son simulaciones de perro y no de animales de mayor tamaño -vacas o caballos, por ejemplo-, porque esos animales no suelen operarse y son enviados al sacrificio si presentan una fractura.
Línea de futuro
Fernando Muñoz -profesor del Departamento de Anatomía, Produción Animal e Ciencias Clínicas Veterinarias- también recalca la importancia de este sistema y las ventajas que se consiguen para los estudiantes: así, dice, ya se familiarizan en la facultad con un material y con unas actividades que encontrarán cuando terminen los estudios. Por otro lado, destaca también que la colaboración del sector privado con universidades resulta habitual en otros países y que en España debe apostarse por esa línea de trabajo.