Exteriores reconoce que la acogida al líder del Polisario está detrás del conflicto con Marruecos

M. E. Alonso MADRID / COLPISA

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La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, este miércoles, en el palacio de Viana
La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, este miércoles, en el palacio de Viana A. Pérez Meca

Rabat no rebaja la tensión y afirma que el Gobierno español sabía que, con su decisión, iba a pagar «un precio muy alto»

19 may 2021 . Actualizado a las 18:35 h.

El Gobierno ya no esconde que la decisión de acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha sido el desencadenante de la avalancha de migrantes llegados desde el lunes a Ceuta ante la falta de contención en la frontera de la Policía marroquí. El presidente de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD) ingresó con una identidad falsa el pasado 18 de abril en un hospital de Logroño después de que Exteriores llegase a un acuerdo con Argelia, en lo que tenía que ser una operación secreta, pero que la inteligencia marroquí descubrió y filtró a los medios. «Hay un rechazo por parte de Rabat a un gesto humanitario que se traduce en una crisis migratoria», reconoció este miércoles la ministra Arancha González Laya.

Desde que estalló el polvorín ceutí, el Ejecutivo se había cuidado de insinuar siquiera que la acogida de Ghali estaba detrás del conflicto diplomático. «Hay diferentes factores que pueden estar incidiendo en la intensidad de la llegada de las personas migrantes a nuestras fronteras», arguyó el martes la portavoz gubernamental, María Jesús Montero, para esquivar el tema durante la comparecencia posterior al Consejo de Ministros.

«Estamos haciendo un análisis de lo acontecido. No vamos a ser demasiado imprudentes en conclusiones que son muy complejas», afirmó, por su parte, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

La prudencia exhibida por los miembros del gabinete de Pedro Sánchez contrasta con la posición que viene manteniendo Rabat desde que trascendió la noticia de que el dirigente saharaui estaba internado en estado grave en La Rioja. El Ejecutivo alauí ha expresado su «decepción» por la decisión de Madrid, al tiempo que ha avisado de que conllevaría consecuencias.

«España sabía que el precio por subestimar a Marruecos es muy alto», aseveró este miércoles el ministro de Derechos Humanos, Mustafá Ramid.

El Gobierno marroquí, lejos de rebajar la tensión y reconstruir las relaciones bilaterales, calificó de «irresponsable y totalmente inaceptable» que España haya «preferido» su «relación con el Polisario y su mentor, Argelia». Ramid reprochó además al Ejecutivo de Sánchez que ocultase de forma premeditada su decisión de asilar a Ghali, sobre el que pesan delitos de lesa humanidad. «¿Qué esperaba al acoger al líder de una banda —lamentó el ministro— que se levantó en armas contra Marruecos?».

Una gestión cuestionada

González Laya ignoró las advertencias de Rabat y alegó de nuevo que el dirigente del Polisario se encuentra en Logroño por «razones estrictamente humanitarias». La ministra de Exteriores se encuentra en el ojo del huracán tras el estallido de la crisis migratoria. Ella fue la que impuso la acogida del líder saharaui sin informar a Rabat y desoyendo las advertencias de Grande-Marlaska sobre las consecuencias negativas que esta acción podía tener en las relaciones con el país vecino.

Fuentes diplomáticas no entienden la cerrazón de González Laya por acoger a Ghali cuando ni siquiera hay una decisión política de dar un giro a la estrategia respecto al Sáhara Occidental. Estas mismas fuentes creen que se podía haber facilitado su atención en otro país para evitar un conflicto con Marruecos, que sigue presionando para tratar de que el Gobierno español siga la senda marcada por Estados Unidos y reconozca el Sáhara como territorio marroquí.

Pero el Ejecutivo insiste en que su postura al respecto es firme, siempre anclada en la necesidad de una «solución política» en el seno de Naciones Unidas. «Este mensaje —señaló la jefa de la diplomacia española— se ha mantenido sin cambiar ni una coma ni en público ni en privado».