Pere Aragonès, investido como presidente de la Generalitat de Cataluña

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

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El nuevo presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, recibe la felicitación de la portavoz de JxCat, Elsa Artadi
El nuevo presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, recibe la felicitación de la portavoz de JxCat, Elsa Artadi Alberto Estévez | EFE

Logra el apoyo de los 74 diputados de ERC, JxCat y la CUP, los partidos independentistas de la Cámara

21 may 2021 . Actualizado a las 17:05 h.

Con los votos a favor de ERC, Junts y la CUP, Pere Aragonès ha salido investido esta tarde presidente de la Generalitat, el octavo desde la recuperación de la democracia.

Poco más de tres meses después de las elecciones y cuando apenas quedaba una semana para que expirara el plazo, Aragonès ha obtenido la mayoría absoluta en la primera votación del pleno de investidura, su tercer intento de ser elegido jefe del Ejecutivo catalán tras los dos intentos fallidos anteriores. Aragonès, aunque el acuerdo de investidura y para formar gobierno con Junts se hizo esperar, parte con la mayoría parlamentaria más amplia de los últimos años, un total de 74 diputados sobre 135. Desde Pasqual Maragall, el presidente de la Generalitat no era investido con 74 votos. Jordi Pujol, en 1984, obtuvo el respaldo de 87 escaños (CiU, ERC y Alianza Popular).

Ochenta años después, ERC tiene de nuevo un presidente de la Generalitat surgido de las urnas, tras Lluís Companys y Francesc Macià. Aragonès ha reivindicado esta tarde a Macià, Companys, Irla y Tarradellas, pero también a Junqueras, Rovira, Forcadell, Bassa y Romeva, así como a todos los presos y «exiliados». También ha defendido el legado del 1-O en su última réplica durante el pleno de investidura. Tras la votación, el nuevo presidente de la Generalitat se ha comprometido a ejercer el cargo «con humildad y con toda la ambición colectiva, así como «con la mano tendida y toda la determinación. Y ha concluido con un «visca Cataluña lliure».

Aragonès califica a su ejecutivo como la nueva Generalitat republicana. Cuenta con una mayoría absoluta para las cuestiones relacionadas con el objetivo que fijó en el discurso de investidura y que ha reiterado esta tarde de «culminar la independencia». Aragonès apostó ayer por un referendo acordado con el Gobierno central. Aboga por la vía escocesa, tras un proceso de negociación en la mesa de diálogo. «El conflicto se ha de resolver», ha señalado este viernes. «No se resuelve mirando a otro lado o escondiendo la cabeza», según ha emplazado al Gobierno central. Eso sí, ha reconocido las dificultades que se encontrará y ha admitido que es consciente de que no todo estará en sus manos. «Pero nuestra determinación es que hay que resolver el conflicto votando», ha rematado en su última intervención como candidato, poco antes de la votación de investidura.

Guiño a la izquierda

En el mismo discurso de investidura tendió además la mano a las fuerzas de la izquierda, comunes y el PSC, a las que emplaza a arrimar el hombro para las cuestiones sociales y de lucha contra la crisis económica pospandemia. Su objetivo, ha dicho, es gobernar para todos los catalanes, no solo para los que votaron a partidos independentistas. «Tiene el deber de gobernar para el conjunto del país», le ha recordado el portavoz de ERC, Josep Maria Jové. Hace falta una negociación, «sin dilaciones», ha señalado el diputado republicano. «Haremos inevitable» la llegada de la independencia, ha rematado, con el puño en alto.

El líder de ERC cuenta con una mayoría amplia, de entrada, pero la coalición no es fuerte. La CUP le ha advertido esta mañana que el apoyo puede durarle apenas unas semanas si no toma decisiones ya de calado en la remodelación de la policía autonómica y aparta a los antidisturbios en los desahucios. «Hemos venido a derribar los muros del régimen del 78», ha asegurado Carles Riera, de la CUP. Los anticapitalistas han advertido al Rey y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que tienen una «mala noticia», porque el independentismo sigue «en pie» y preparado para el «embate» contra el Estado.

La izquierda secesionista radical ha recordado a Aragonès que ha suscrito un acuerdo con él y le ha presionado asegurando que si tiene su apoyo es para ejercer la autodeterminación esta legislatura. La CUP ha avisado que los acuerdos «se cumplen». La CUP aprieta y avisa que no está dando un cheque en blanco. Según el acuerdo suscrito entre ERC y la CUP, Aragonès deberá someterse a una moción de confianza a los dos años de su mandato.

El presidente de la Generalitat, además, se propone cambiar las dinámicas del Gobierno de coalición de Torra en el que había peleas diarias. Empieza una «nueva etapa», según el jefe del Ejecutivo catalán. Está por ver si consigue hacer un gobierno fuerte y cohesionado, como pretende. De entrada, Junts ha tratado de desgastarle durante los tres meses que ha durado la negociación de investidura. ERC y JxCat tienen trabajo por delante para evitar las batallas internas. La situación de Junts no ayudará, teniendo en cuenta la división que hay en la formación nacionalista. Ya se especula, incluso, con que Salvador Illa no será el líder de la oposición, sino que lo será Carles Puigdemont, que sigue sin avalar públicamente el acuerdo suscrito por su partido con ERC. La renuncia de Elsa Artadi a entrar en el ejecutivo ha añadido dificultades.

Tras la investidura, la toma de posesión de Aragonès se celebrará el lunes que viene, una vez que el rey firme el nombramiento y este salga publicado en el BOE. El martes podría anunciarse la estructura del nuevo ejecutivo y el miércoles la toma de los consejeros.