El cara a cara de Biden y Putin abre un débil diálogo sin despejar los recelos

Esperanza Balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

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El esperado apretón de manos entre Biden y Putin se produjo en Villa La Grange, en Ginebra.
El esperado apretón de manos entre Biden y Putin se produjo en Villa La Grange, en Ginebra.

Los presidentes ruso y estadounidense acuerdan el regreso de los embajadores y dialogar sobre ciberseguridad

17 jun 2021 . Actualizado a las 08:17 h.

El primer cara a cara entre el presidente de EE.UU., Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, concluyó este miércoles en Ginebra con un acuerdo claro, dos promesas de diálogo y un cruce de reproches entre ambos por sus diferencias en la concepción de los derechos humanos. Tras un encuentro de cuatro horas, ambos líderes coincidieron en describir un ambiente de buena sintonía entre ellos. «Pragmática» y «constructiva», dijo Putin. «Positiva» y «sin hostilidades», definió Biden. Pero las tensiones y líneas rojas entre ambos se colaron entre las declaraciones de sus respectivas ruedas de prensa por separado.

Ni la Casa Blanca ni el Kremlin están interesados en abrir una nueva Guerra Fría cuando el mundo trata de recuperarse de la pandemia con China pujando por el liderazgo. El acercamiento entre ambos se rubricó con el pacto del regreso de sus respectivos embajadores y la apertura de conversaciones sobre el control nuclear y la ciberseguridad. «No somos amigos, esto es puro negocio», zanjó Biden, que acudió con la intención de marcar el nuevo rumbo de su política con Moscú tras los cuatro años de amistad con Donald Trump. «No tengo ilusiones», puntualizó Putin, sobre el futuro de las relaciones.

En una fecha todavía por concretar, los diplomáticos John Sullivan y Anatoli Antónov retornarán a Moscú y Washington, respectivamente, después de su expulsión de las embajadas en abril por las sanciones contra Rusia por sus intentos de interferir en las elecciones y por facilitar los ataques cibernéticos sobre intereses estadounidenses.

Este último conflicto dio paso al segundo entendido. Un inicio del diálogo para analizar las cada vez más frecuentes acciones de los piratas informáticos que secuestran datos de empresas para exigir rescates millonarios. Biden aportó una lista de 16 infraestructuras críticas de suministro de energía y agua que, espera, estén fuera del radar de los hackers. «Si continúan, responderemos», dijo, dejando escapar su primera amenaza. Putin negó cualquier implicación de Moscú y apuntó que Rusia también sufre amenazas por lo que se mostró a favor de la colaboración.

Las dos potencias que comparten la responsabilidad de la estabilidad nuclear mundial se comprometieron también a conversar sobre posibles cambios al tratado de limitación de armas New START, recientemente extendido, y sobre la proliferación de armas atómicas en Irán.

Choque frontal

El choque fue total cuando se trató de afrontar el arresto por parte de Rusia del líder opositor Alexéi Navalni. Putin defendió que Navalni «sabía que violaba la ley», y era consciente de que el castigo sería la cárcel si regresaba a Moscú desde Alemania, donde recibió tratamiento por un intento de envenenamiento en suelo ruso. El líder del Kremlin terminó comparando su detención con las de los asaltantes al Capitolio.

Biden fue tajante al advertir que si el político fallece en la cárcel las consecuencias para Rusia «serán devastadoras».

Sí que hubo un acercamiento para abrir una vía para un posible canje de presos como Paul Whelan, exinfante de la marina, condenado a 16 años por espionaje y Víktor But, un comerciante de armas que fue arrestado en Tailandia en el 2008 y extraditado a EE.UU. Los dos líderes también mostraron su afinidad por recurrir a la diplomacia para resolver sus diferencias sobre Ucrania con el impulso del acuerdo de Minsk, firmado en el 2014.

La primera cumbre fue una mezcla de buenas intenciones y de clásicos desacuerdos. «Veremos en tres o seis meses», dijo Biden antes de subir al avión del vuelta a Estados Unidos.