El Ángeles Alvariño abandona Tenerife tras un mes buscando a Anna y Olivia

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

El buque Ángeles Alvariño sale del puerto de Tenerife, en una imagen de archivo
El buque Ángeles Alvariño sale del puerto de Tenerife, en una imagen de archivo Miguel Barreto | EFE

La jueza autoriza su marcha ante la imposibilidad de poder encontrar los cuerpos en el mar

01 jul 2021 . Actualizado a las 14:25 h.

Trabajaron hasta la extenuación y al límite de sus posibilidades técnicas. Después de más de un mes en aguas canarias el buque gallego Ángeles Alvariño abandonó la búsqueda del cuerpo de la pequeña Anna y de su padre, Tomás Gimeno, que puso fin a su vida y a la de su hermana Olivia el pasado 27 de abril en Tenerife. Luego lanzó los cuerpos de las niñas al mar en una bolsa lastrada con un ancla en una zona de gran profundidad, antes de poner fin a su vida.

La jueza que lleva el caso, tras el asesoramiento del responsable del buque oceanográfico con base en el puerto de Vigo, decidió autorizar el regreso del barco después de llegar a la conclusión de que era «imposible» continuar con una búsqueda que se había convertido en algo «inabordable». El barco, cedido por el Instituto Español de Oceanografía para la investigación del caso, zarpó el miércoles por la tarde desde el muelle sur del puerto tinerfeño, con dirección a Cádiz.

La localización del cuerpo de Olivia, la mayor de las dos hermanas el pasado 10 de junio, fue clave para atar casi todas las piezas de una caso en el que los investigadores tenían una hipótesis muy contrastada, pero faltaban pruebas para sostener que se trataba de un crimen macabro. El 27 de abril, Tomás Gimeno acabó con la vida de las dos niñas, probablemente en su casa. Trasladó los cuerpos a una embarcación de su propiedad en Santa Cruz de Tenerife y puso en marcha su terrible plan. Deshacerse de los cuerpos en una zona donde nadie los pudiese encontrar y poner fin a su vida.

La aparición del cuerpo de Olivia lo cambió todo. Ya había prueba del delito. La Policía Judicial pudo recopilar y analizar en el transcurso de la búsqueda nueva información, y su resultado fue descubrir que, en la larga deriva que tuvo la embarcación tras la pérdida de señal del móvil, los motores volvieron a funcionar y Gimeno realizó una navegación de unos tres minutos. Según recoge el informe técnico, «el punto donde paró de nuevo los motores se convierte en el punto más probable donde Tomás hubiera podido arrojarse al mar».

Nueva zona de búsqueda

A partir de este lugar se diseña una nueva área de búsqueda para intentar localizar el cuerpo del padre homicida. Solo una casualidad podría permitir encontrar a Anna, que no estaba en las bolsas donde Gimeno había lanzado al mar a la pequeña y a su hermana. Los trabajos se centraban en el padre de las niñas. A partir de este punto se diseña una nueva área de búsqueda y se delimita la línea de deriva estableciendo una calle de 500 metros de anchura, 250 a cada lado de la misma, sobre la que buscar.

Luego aparecieron las dos botellas que pertenecían a Tomás Gimeno. Se intentó localizar el cinturón de plomo que llevaba, lo que confirmaría que quedó a la deriva, pero no pudo hallarse.

El informe realizado por los técnicos del Ángeles Alvariño y presentado a la jueza señala que, dadas las corrientes en el fondo, no se puede asegurar que «un cuerpo lastrado con un cinturón de buceo no se desplazaría rodando pudiendo llegar a un lugar de imposible acceso y, por tanto, fuera de la capacidad de búsqueda de que dispone el buque». A pesar de ello se siguió buscando en una «zona crítica» con «altísimo riesgo» de pérdida del robot submarino que lleva el barco a bordo. «Además, una abrupta orografía hace que la búsqueda sea bastante menos eficaz, pues la cantidad de grietas y barrancos y la profundidad, en ocasiones de centenares de metros, no permiten asegurar que en las zonas ya miradas no esté el cuerpo de Tomás o algún otro objeto procedente de la embarcación».

La exploración, concluye el informe, se había convertido en algo «absolutamente inabordable», un argumento que aceptó ayer la jueza encargada del caso para suspender la búsqueda de Anna y Tomás Gimeno en aguas de Tenerife.