Las claves de la reforma de las pensiones: vuelta al IPC y premio a quien retrase el retiro

Ana Balseiro
ANA BALSEIRO MADRID / LA VOZ

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ALBERTO LÓPEZ

El Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de ley del primer bloque de la reforma, que iniciará en septiembre su trámite parlamentario

25 ago 2021 . Actualizado a las 16:16 h.

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el anteproyecto de ley del primer bloque de la reforma de las pensiones, firmado el pasado 1 de julio por Gobierno, sindicatos y patronal en lo que supone la vuelta al diálogo social para esta sensible reforma, algo que precisamente la portavoz del Gobierno puso en valor repetidamente durante su comparecencia ante los medios. La pretensión del Ejecutivo es que el trámite parlamentario de la ley, que arranca ahora, permita su entrada en vigor el 1 de enero. ¿Cuáles son los principales cambios que introduce la primera parte de la reforma? Se detallan a continuación:

Poder adquisitivo

Subida con el IPCEl texto legal que ahora se tramitará en el Congreso supone acabar con la reforma del PP, que en el 2013 desvinculó la revalorización de las pensiones del IPC. De nuevo, la prestación queda ligada a la inflación anual registrada en el año previo, de modo que la `paguilla`de enero, con la que cada año se corregía el impacto de los precios sobre la pensión, desaparece. El nuevo mecanismo no contempla, sin embargo, rebaja en la prestación en el caso de que el IPC del año hubiera sido negativo. En ese caso, no se tocaría

El documento incluye el compromiso de analizar cada cinco años los efectos de esta fórmula de revalorización sobre las pensiones, para comprobar que efectivamente protege el poder adquisitivo de sus beneficiarios.

Acercar edad legal y efectiva

Penalizar a la jubilación anticipada e impulsar el retraso del retiro. Otro de los ejes principales sobre los que ha pivotado este primer bloque del acuerdo sobre pensiones es la necesidad de cerrar la brecha existente entre la edad legal de jubilación y la edad efectiva. Para ello se ha trabajado en una doble dirección, por un lado, penalizando la jubilación anticipada y, por otro, haciendo más atractivo -y rentable- retrasar el retiro.

En lo que respecta al primer aspecto, se han modificado los coeficientes reductores que se aplican a la jubilación anticipada, que se aplicarán sobre la cuantía de la prestación en lugar de sobre la base reguladora. Este cambio afecta principalmente a las pensiones más elevadas, aunque su aplicación se realizará de forma progresiva durante una década. Asimismo, su entrada en vigor se retrasará hasta el 2024 para quienes estén cotizando por encima de la pensión máxima.

Igualmente cambia que los coeficientes reductores pasan a ser mensuales (ahora eran trimestrales), lo que favorece al grueso de quienes adelanten su retiro, con una única excepción: quienes que jubilen en el mes 24 o 23 o tres meses antes de cumplir la edad legal. El recorte más severo sería para un trabajador que se retirase a los 63 años con menos de 36 años y seis meses cotizados, ya que del 16 % de reducción actual pasaría al 21 %.

 Si lo anterior era el palo por abandonar antes de tiempo la actividad profesional, la zanahoria por prolongarla llegará en forma de dinero. Se podrá elegir entre elevar un 4 % la pensión por cada año completo que se retrase o recibir un cheque único, cuya cantidad dependerá de la prestación y de los años cotizados (entre 4.786 y 12.060 euros). El ministerio también facilitará una fórmula mezcla de las anteriores a quien lo solicite.

 

Adiós al factor de sostenibilidad del PP

Derogación reforma 2013. La derogación de la reforma de las pensiones del PP se completa —además de con la vuelta a la revalorización con el IPC— con la eliminación del factor de sostenibilidad, que ni siquiera llegó a entrar en vigor, ya que estaba previsto para el 2023. Dicha fórmula calculaba la cuantía de la pensión en función de la esperanza de vida, lo que en la práctica rebajaba la pensión para hacer sostenible al sistema público, muy presionado por el aumento de la esperanza de vida y por la próxima incorporación de la generación  del baby boom, la más numerosa de la historia.

Aunque cabe recordar que las declaraciones del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, justo antes de la firma del acuerdo de reforma, anunciando que los baby boomers tendrían que elegir entre trabajar más años o tener menos pensión -se desdijo en menos de 24 horas- lo cierto es que ahora está sobre la mesa el diseño de un nuevo factor de ajuste, bautizado como mecanismo de  «equidad intergeneracional». El Gobierno tendrá que aprobarlo antes de que concluya el año -según lo comprometido con Bruselas- y deberá estar listo en noviembre, haya o no acuerdo con los agentes sociales.

Porque el primer bloque de la reforma de las pensiones ha abordado los cambios menos conflictivos, pero quedan sobre la mesa para el próximo año otros de calado, no exentos de tensión: desde la cotización de los autónomos por ingresos reales a la extensión del período de cálculo para la pensión a toda la vida laboral del trabajador.