Gallegos en La Palma: «Temos medo a que o volcán volva rebentar por outro sitio»

X.R. A., S. G., y M. L. REDACCIÓN | LA VOZ

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Rosa Varela, Andrés Barros y Sonia Outón.
Rosa Varela, Andrés Barros y Sonia Outón.

«Miras el volcán y no quieres verlo, pero no puedes dejar de mirarlo, es hipnótico»

22 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los gallegos contactados coinciden en describir la isla de La Palma como un remanso de paz roto temporalmente por la naturaleza y con unos habitantes generosos y solidarios.

Rosa Varela

A Coruña, sanitaria en la Palma

«Hay gente que lo ha perdido todo, no solo la casa, sino el sitio donde levantar una nueva, y su forma de subsistencia»

Al ver lo que está sucediendo en La Palma «se encoge el alma, hay gente que lo ha perdido todo, no solo la casa, sino el sitio donde levantar una nueva, y su forma de subsistencia, porque aquí muchos viven de los plataneros y del aguacate». Así relata la coruñesa Rosa Varela lo que sucede en su tierra de acogida tras ser desalojada de su casa en Villa de Mazo. Ella se instaló en 1995, con 32 años, en La Palma, en cuyo hospital trabaja. «La isla es un paraíso para vivir, tranquila, apacible, no han prisas ni agobios, se vive ralentizado», relata, y expresa con rabia la «impotencia al ver cómo se caen las casas». Resalta que «el palmero es un pueblo muy acogedor y solidario»,y estos días se está viendo, afirma. Dice que tiene «el corazón encogido» por el volcán. «Te pones a mirarlo, y no quieres verlo, pero no puedes dejar de mirar; es como algo hipnótico», explica.

Andrés Barros

Ribeira, de vacaciones en la Palma

«Non tivemos que evacuar, pero notábamos os tremores»

No esperaba que sus vacaciones acabaran formando parte de un «acontecimiento histórico», pero el azar llevó a Andrés Barros, un vecino del municipio coruñés de Ribeira, a elegir la semana pasada para visitar a un amigo en La Palma. Llegó el jueves, y ayer, mientras esperaba para embarcar en el avión que le trajo de vuelta a casa, contaba su experiencia: «Estabamos relativamente preto do volcán, no municipio de Los Llanos de Aridane. Non tivemos que evacuar, pero notábamos os tremores antes da erupción». El domingo, cuando se produjo la erupción, estaba en casa de su amigo cuando empezaron a llegarles mensajes y fotos al móvil: «Vimos que o volcán estoupara. Comezou a rular a noticia polos grupos de WhatsApp dos amigos, así que subimos á azotea da casa e xa o vimos».

M. Elena Blanco González

Mazaricos, vive en Los Llanos

«Onte mesmo houbo un tremor de terra que se moveu a casa enteira»

Natural de San Fins de Eirón (Mazaricos), María Elena Blanco González lleva más de 35 años viviendo en Los Llanos de Aridane, el núcleo más poblado de la isla de La Palma y un municipio que ya ha sufrido las consecuencias de la erupción.

«Mentres que falo contigo, están dicindo na televisión que a lava xa entrou en Todoque, un pobo bastante grande que quedou destruído. Esto é unha desgracia. Miles de persoas que o perderon absolutamente todo», comenta la mazaricana, que, pese a vivir relativamente lejos de El Paso, la zona cero de la tragedia, asegura que «nin así estamos a salvo. Onte mesmo houbo un tremor de terra que se moveu a casa enteira. Aquí hai moito medo a que o volcán volva rebentar por outro sitio», explica al tiempo que reconoce la intranquilidad que entre su vecindario produce el hecho de que la lava llegue al mar: «Pode formar algunhas nubes de gases tóxicos».

María Elena, Maruja do Piñeiro, como la siguen conociendo en su localidad natal y desde donde ha recibido numerosas llamadas interesándose por su estado, reconoce que también hay mucha solidaridad entre todos los residentes en la isla. Ella misma, de hecho, ha cedido una vivienda a unos conocidos que se vieron obligados a desalojar sus casas.

«Que menos que botar unha man a quen o necesite», explica.

Sonia Outón

Concejala de Vilagarcía, de vacaciones en La Palma

«Ahora preocupan los gases que provocará la lava al llegar al mar»

Sonia Outón viajaba en la tarde del domingo en el ferri que une las islas de Tenerife y La Palma. Las vacaciones que la concejala de Cultura de Vilagarcía se disponía a iniciar arrancaron con un susto. «La erupción se produjo cuando todavía no habíamos llegado a La Palma». Su destino, Barlovento, se encuentra en el norte, a 25 kilómetros de Cumbre Vieja. «Desde aquí solo se ve una columna de humo blanco enorme y la gente hace vida prácticamente normal». La calma que pese a la tragedia transmiten los habitantes del pueblo en el que están alojados, dice Outón, contribuye a tranquilizar a los visitantes. «Ahora lo que preocupa son los gases tóxicos que la lava podría provocar en cuanto llegue al mar», asegura.