Diez claves para cazar a un mentiroso

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¿Sospechas que te mienten? Descubre cuáles son los recursos más usados de quien te está contando una bola. Fíjate en algunos de los aspectos que aquí te presentamos y podrás quitarle la careta

28 sep 2021 . Actualizado a las 15:29 h.

¿Te imaginas descubrir, sin apenas despeinarte, a alguien que te esté mintiendo a la cara? De una forma tan rápida e infalible es muy difícil, pero sí puedes reconocer algunas señales que te llevarán a descubrir incoherencias en su discurso y a empezar a sospechar que te están metiendo una trola en toda regla. De la mano del experto en comunicación no verbal, José Luis Martín Ovejero (@JLMartinOvejero) y de su último libro Miénteme... si te atreves. Las claves para la detención de la mentira, te damos algunas pistas para descubrir si a quien tienes delante, le crece tanto la nariz como a Pinocho. Además, como se coge antes a un mentiroso que a un cojo, te damos las herramientas para que le des caza cuanto antes.

1 FÍJATE EN LOS DETALLES

Sí, son mucho más importantes de lo que piensas porque te permitirán empezar a sospechar que lo que te están contando no es cierto. El mentiroso «se centra en aquello que más le importa, pero como no es real, no se para a imaginar aspectos accesorios del relato que narra». Si le preguntas por esos pequeños detalles y se queda en blanco o sin saber muy bien por dónde salir, es más que probable que delante de ti tengas a una persona poco sincera, al menos, en ese momento.

2 LOS REFUERZOS DE CREDIBILIDAD

¿Qué es lo que quiere una persona que miente? Que lo crean. Esa es la última finalidad. Que su mentira se acabe convirtiendo en verdad para su interlocutor. Pero «como sabe que aquello que cuenta no ha sucedido, él mismo no está convencido y eso hace que, para tratar de convencer al otro, repita una y otra vez lo que dice o utilice refuerzos del tipo ‘te lo juro’ o expresiones similares». Para Martín Ovejero, el hecho de repetir un argumento sin que se le haya pedido «es como si tratara de convencer por cantidad, lo que sabe que no va a conseguir por calidad». Y pone como ejemplo la respuesta que dio Cristiano Ronaldo al periodista Josep Pedrerol sobre si estaba tranquilo con Hacienda: «‘Yo, muy tranquilo, la verdad que sí, muy tranquilo, muy, muy tranquilo’, dijo. Si hubiese estado tranquilo no habría necesitado repetirlo tantas veces y con tanto ‘muy’».

3 LAS EMOCIONES O PENSAMIENTOS

Quien cuenta un suceso que no ha existido, raramente lo acompaña con la descripción de las emociones o pensamientos que se sucedían en su mente mientras ocurría. «Se inventa y, en ocasiones muy bien, el relato de la historia, pero lo hace sin carga emocional ni pensamientos», aclara este experto en comunicación no verbal. Y pone dos ejemplos para justificar el retraso en una cita. El primero dice: «No me arrancaba el coche y, tras intentar repararlo, he llamado a un taxi». Y el segundo: «No me arrancaba el coche, lo tenía aparcado cerca de un descampado y he visto a unos tíos con aspecto muy sospechoso que se acercaban a mí. ¡Qué miedo!, he pensado en volverme a casa y llamarte desde allí, pero luego vi que pasaba un taxi, lo he parado y he venido. ¡Uff! Una vez dentro me he sentido a salvo». ¿Cuál de los dos dice la verdad? Está claro que el segundo «tiene más indicadores de verdad. A más datos, emociones, pensamientos..., más fiable». Aunque un solo indicio sospechoso por sí mismo no quiere decir que la persona esté mintiendo.

4 TOMA DISTANCIA EN SU FORMA DE HABLAR

El subconsciente puede jugar muy malas pasadas al mentiroso y «en ocasiones, el cerebro lo delata haciéndole contar su propia historia como si a él no le hubiera sucedido». Así, suele ser bastante frecuente que no utilice la primera persona del singular, el «yo», sino que lo sustituye por la tercera persona, por plurales o verbos en pasiva. Por ejemplo, «se te echa de menos» o «todos te echamos de menos». «Todas esas formas de comunicarse me transmiten mucha lejanía con un compromiso personal, y en consecuencia, me hacen dudar», explica Martín Ovejero.

5 SIN SALTOS DE TIEMPO

Es habitual dar saltos en el tiempo y tener olvidos que luego recuperamos cuando se cuenta algo que sí nos ha sucedido. En cambio si el mentiroso trae bien preparada su historia falsa la contará paso a paso en el tiempo, a través de un discurso cronológicamente perfecto. Esto, «que piensa que es una fortaleza, en realidad puede ser su debilidad». Así, es más que frecuente que quien dice la verdad se corrija a sí mismo: «Lo que te cuento sucedió después de comer, a las tres de la tarde. ¡Ah, no!, que ese día comimos antes, fue a las dos, una hora antes de lo que te dije». Un ejemplo que le sirve a este estudioso de la verdad para decir que «esto es dificilísimo que lo haga el mentiroso. La historia está tan perfectamente narrada que parece que se estuviera recitando un poema».

6 EL ROSTRO TAMBIÉN HABLA

«El rostro transparenta nuestras emociones, las desnuda a la vista de quien sepa qué observar. Hay mentiras que se descubren porque las emociones no acompañan» al discurso. Si sabes leer estas expresiones faciales, descubrirás si existe coherencia entre lo que dice la persona y el gesto que se le escapa de forma inconsciente. Por ejemplo, la alegría se expresa a través de la sonrisa, pero también con «unas arruguitas que se forman al lado de los ojos, las conocidas como patas de gallo». Mientras que la expresión facial de la ira consiste en colocar «las cejas en forma de V y que se nos frunza el ceño». La auténtica sorpresa se advierte cuando «con gran rapidez, los ojos se abren como platos y provocan que tanto las cejas como los párpados superiores se eleven y los inferiores desciendan. Además, la boca la veremos relajada y, en muchos casos, abierta». Y así también con el asco, el miedo, el desprecio... Si eres capaz de detectar una correspondencia entre lo que dice y los gestos, es muy probable que esa persona esté diciendo la verdad.

7 EFECTO HUIDA

El temor a ser descubierto en la mentira juega a nuestro favor porque es muy probable que el cuerpo del que miente «se prepare para escapar». Lo podrás apreciar si ves que «no se dirige corporalmente hacia nosotros o, lo que es más descarado, si se orienta hacia una salida». Y te puedes encontrar varios niveles, «desde aquel sujeto que dirige todo su cuerpo hacia fuera de lo que se podría denominar el círculo de conversación o el que consigue mantener el tronco dirigido hacia ti, pero le delatan sus pies, que quieren escapar hacia otro lugar».

8 SIN GESTOS

Si logramos a través de preguntas que el mentiroso se tenga que esforzar en engañarnos, «sus manos dejarán de gesticular, ya que todos los recursos cerebrales los centrará en construir la historia que no traía preparada».

9 BAJA LA VOZ

Es otro de los indicadores. La tendencia natural del mentiroso a bajar el volumen de su voz. «Es como si tratara de esconder lo que cuenta. Su falta de confianza provoca que le escuchemos más bajo».

10 SÍ MIRA A LOS OJOS

Al contrario de lo que puedas pensar, «las investigaciones han determinado que los mentirosos más nocivos no nos pierden de vista. Deben comprobar nuestras reacciones para saber si están teniendo éxito con su engaño», aclara este analista de la mentira que aconseja no precipitarnos a la hora de acusar a alguien que miente porque las situaciones de vergüenza, tensión, miedo y estrés «pueden provocar señales propias de engaño». «Eso sí, nada mejor para pillar al mentiroso que una buena entrevista. Es posible que consigamos desestabilizarle».