Casado rescata a Rajoy y anticipa con el PP el tercer «milagro» de la economía española

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

ACTUALIDAD

Sandra Alonso

Los populares arrancan en Santiago su convención nacional fijando la salida de la crisis en un buen diagnóstico y un programa de reformas

27 sep 2021 . Actualizado a las 20:12 h.

El Partido Popular ha iniciado este lunes en Santiago su convención itinerante que acabará el próximo domingo en la plaza de toros de Valencia después de pasar por Valladolid, Madrid, Sevilla y Cartagena, con planteamientos e ideas diferentes para cada jornada. En Galicia, «la cuna de la civilización europea y del PP», dijo Pablo Casado en la presentación de las sesiones, tocaba hablar de economía, empleo e industria, aunque acabó convirtiéndose en un recetario del PP para salir de la crisis poniendo como referencia etapas del pasado.

Santiago también es la ciudad de nacimiento biológico y político de Mariano Rajoy, expresidente del partido y del Gobierno  que dedicó media hora a aportar su visión del momento que vive España en comparación con la que se encontró hace diez años, cuando abordó la otra gran crisis del presente siglo con una sólida mayoría en las urnas. Rajoy, que eludió las críticas directas a los adversarios políticos, empezó marcando diferencias al advertir que la depresión que comenzó en el 2008 fue «bastante peor» que la actual, por la falta de preparación del país, el exceso de gasto público y el elevado endeudamiento de familias y empresas que había entonces. 

El político pontevedrés recomendó al Gobierno actual preocuparse por hacer un «buen diagnóstico» y no complacerse con datos aparentemente positivos que no aguantan la comparativa con el entorno europeo por los duros efectos que tuvo el parón sanitario en una economía de servicios como la española. No se mostró pesimista Rajoy, porque en esta ocasión hay un compromiso firme de Europa que él, aseguro, no tuvo, y porque la economía estaba más preparada y venía de años de crecimiento estable.

También tuvo buenas palabras para algunas de las medidas paliativas que tomó el Ejecutivo, como los créditos ICO o los ERTE, una figura que reivindicó para su equipo económico, aunque echó en falta ayudas económicas directas como sí las hubo en Europa. «Todo esto está bien para media hora, pero hay que gobernar para el futuro», advirtió el expresidente, que conminó ya a Pablo Casado a liderar las reformas necesarias para protagonizar un nuevo «milagro» económico español, a su juicio los dos primeros protagonizados por presidentes del Gobierno del PP (Aznar y él mismo). En ese punto sí habló a la inversa, empezando por lo que cree que no hay que hacer: «Más gasto estructural, más impuestos y más regulación: son tres cosas letales», enumeró. Y añadió un elemento más, «empezar a pensar» en el déficit público, porque la manga ancha con el equilibrio presupuestario que impulsó Europa puede acabar «y podemos volver a las andadas».

Por último, recomendó para salir de la crisis «olvidarse de eslóganes, del dogmatismo, de la demagogia y del sectarismo». Puso como ejemplo su Gobierno, que tuvo que nacionalizar la banca, «que no iba en nuestro programa», o subir los impuestos, «que después bajamos». Mirando a Casado recordó que «no estamos aquí para hacer ideología, sino para resolver una crisis económica».

Las reformas de Feijoo y Schinas

La segunda cita que acaparó más focos tenía como protagonistas al presidente de la Xunta y al vicepresidente de la Comisión Europea y referente del PPE, Margaritis Schinas. El partido le encomendó a Alberto Núñez Feijoo liderar un debate sobre populismos y reformas, pero la presencia del dirigente comunitario y la jornada poselectoral le sirvió para dos reflexiones iniciales: una reforma de la ley electoral, para que ciudadanos tengan claro quiénes son los ganadores de las elecciones y «y se vayan a la cama sabiendo quién va a ser su alcalde, como ocurrió ayer en Portugal». Y al hilo de los comicios alemanes y de sus resultados, destacó la capacidad de los políticos germanos para el diálogo y el acuerdo, incluso entre «dos grandes fuerzas». 

Sobre el asunto que les ocupaba, el griego Schinas recomendó «desdramatizar» las reformas políticas para adaptarse a los criterios de Europa en la gestión de los fondos extraordinarios motivados por el covid, porque son una «oportunidad histórica», pero no será «dinero gratis», sino que habrá que ejecutarlos bajo una vigilancia colegiada por parte de todos los miembros de la UE. «Hay que hablar más del contenido y menos del instrumento», afirmó, además de recomendar que los cambios que se acometan sean para corregir «cosas que hacemos mal». Sobre las posiciones de la familia popular europea, Schinas reclamó defender los valores de la Unión «con convicción» y no dejar que otras formaciones, especialmente las de carácter populista, asuman la exclusividad en determinados discursos como la migración o la seguridad, que tampoco deben faltar entre las cuestiones que preocupan a la ciudadanía. 

Feijoo, por su parte, reflexionó sobre los diferentes matices que tienen los partidos de centroderecha en Europa, y sostuvo que la definición que mejor encaja con el PP en España es la de un partido «reformista» que respeta lo que otros hicieron bien pero que trabaja para cambiar aquello que se puede mejorar. «El objetivo es gobernar y desgastarse para que mejore la vida de la gente. Ahí están las dos huelgas que le hicieron a Rajoy, son gajes del oficio», puso como ejemplo. En esa parte, la de gobernar, también ofreció una clave que muchas veces solo pueden aportar los votantes, «la estabilidad».