España, el país del millón de «ninis»

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Oscar Vázquez

Solo cuatro de cada 10 jóvenes en España tienen empleo

01 oct 2021 . Actualizado a las 18:14 h.

Más allá de la deuda o el déficit, uno de los problemas más acuciantes que tiene España es el desempleo crónico y la precariedad laboral entre los jóvenes.

En la actualidad hay casi el doble de parados dentro de ese colectivo de los que había en vísperas de la crisis financiera del 2008 -sobre el total de su población-. Ni la recuperación, interrumpida por la pandemia, ni la reactivación posterior les ha favorecido. Al contrario, han sido los más perjudicados, no solo entre la masa laboral española, sino en toda la Unión Europea. Así lo atestigua la Secretaría de Estado de Empleo y Economía Social en un informe reciente, en el que revela que hay ya 1.060.000 jóvenes (menores de 30 años) en paro, es decir: buscan trabajo, pero no lo encuentran -el 38,4 % de su población activa-. Una cifra que contrasta con las necesidades del mercado laboral, donde no faltan empresas de la pesca, la construcción, la industria y hasta la hostelería que denuncian dificultades para contratar trabajadores.

Más de un millón de «ninis»

¿Significa eso que los jóvenes desempleados no quieren trabajar? En absoluto. En muchos casos, su formación no se adecúa a lo que demandan las compañías. No obstante, el número de ninis (ni estudian ni trabajan) no es desdeñable: superan el millón (1.042.000). A ellos hay que sumar a los 17.900 «jóvenes desanimados», como los ha bautizado el organismo, que han cejado en su empeño de buscar un puesto de trabajo. Ni pueden trabajar ni pueden estudiar. La cifra puede ser llamativa, pero lo cierto es que España registra en la actualidad el menor número de ninis desde el 2007, muestra de que las nuevas cohortes de jóvenes quieren contribuir a la economía.

¿Cuántos están trabajando? De los 6,8 millones que podrían hacerlo en España, solo están ocupados 2,6 millones. En otras palabras: solo 4 de cada 10 están cotizando a la Seguridad Social.

Los otros 3,1 millones de jóvenes que ni están en paro ni son ninis ni están trabajando, están inactivos, es decir, no están dados de alta en el SEPE como demandantes de empleo. ¿Por qué? El Gobierno apunta en dos direcciones: están estudiando o han decidido posponer la búsqueda a después de la pandemia.

Las empresas no están para sacar pecho. En el último año deberían haberse incorporado al mercado laboral 421.000 nuevos jóvenes menores de 30 años, pero solo se crearon 340.000 puestos de trabajo, la mayor parte temporales. Este es un fenómeno que sufre casi el 70 % de la población entre 16 y 29 años.

La acusada rotación en el empleo se deja sentir en las cifras de paro de larga duración -más de 12 meses buscando empleo y sin trabajar-. Solo uno de cada cuatro jóvenes se encuentra en esa situación. Saltan de un trabajo a otro cuando expiran sus contratos.

Dependientes y camareros

El tejido productivo español se caracteriza por el reducido tamaño de sus empresas -el 99 % son pymes- y por su escasa productividad. Eso se traduce en una alta ocupación en sectores de bajo valor añadido, donde los jóvenes son legión. Al igual que pasó tras la última crisis, el sector servicios vuelve a ser el motor de generación de empleo.

Tres de cada diez jóvenes ocupados o son dependientes o camareros. De los 2,6 millones que acuden todos los días a trabajar, 456.500 lo hacen en actividades vinculadas al comercio y otros 339.100 a la hostelería. Otros 277.000 están empleados en la industria manufacturera. ¿Qué hay del otrora todopoderoso sector de la construcción? En el 2008 llegaron a estar empleados 700.000 jóvenes, hoy apenas llegan a los 118.200.

Las cifras ponen de relieve la necesidad de orientar a los estudiantes hacia una formación más especializada, técnica y científica. Poco más de medio millón de jóvenes empleados se dedican a estas laborales.

Precariedad sin distinción

El estudio también pone el foco en la correlación entre la formación y el empleo. Obviamente, un joven tendrá más posibilidades de encontrar trabajo si está más cualificado, pero la calidad del contrato no está garantizada en ningún caso. El 67,2 % de los jóvenes que trabajan lo hacen con contratos temporales, frente al 26,3 % de sus vecinos europeos.

El empleo se ha recuperado más rápido en el último trimestre entre quienes tienen el nivel de estudios más alto (33 %). ¿Significa eso que se están creando puestos de trabajo de alto valor añadido? No necesariamente. Hay muchos empleados con estudios superiores trabajando en sectores que no requieren gran cualificación.

Líderes en paro

La tasa de paro juvenil en España (39,5 %) es la que más aumentó en el último año en la Unión Europea (UE), según Eurostat. Lo hizo en 6,5 puntos porcentuales, frente a 1,7 puntos de aumento en Francia o los 3,6 puntos de la UE. Su ritmo de crecimiento se ha duplicado. Entre los países con la tasa de paro juvenil más baja se encuentran Austria (13,3 %), los Países Bajos (10,7 %) y Alemania (8,3 %).