Daniel Grao: «''HIT'' aspira a crear debate y hablar de cosas incómodas sobre adolescentes»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

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FEDERICO CALVO GUTIERREZ

La 1 estrena este jueves la segunda temporada de la serie, que se traslada de Madrid a Puertollano y se centrará en la FP

20 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hugo Ibarra Toledo, HIT, cambia las calles de la capital por un instituto público de Puertollano y a los alumnos más violentos de un centro de secundaria por los estudiantes desencantados de un curso de Formación Profesional en un contexto social de crisis y fracaso. Pero el profesor al que encarna el actor Daniel Grao promete no tirar la toalla hasta sacar lo mejor de cada uno de ellos. O al menos intentarlo. La 1 de TVE estrena mañana jueves la segunda temporada de esta serie que lleva los problemas de la adolescencia y el sistema educativo al horario de máxima audiencia.

-El profesor HIT es el nexo de unión entre la primera y la segunda temporada de la serie. ¿En qué evoluciona?

-HIT es un personaje que disfruto muchísimo interpretando. De cara a la segunda temporada, hablando con Joaquín Oristrell, creador de la serie, necesitábamos algo para no tener la sensación de estar alargando la primera. Se le ocurrió este cambio de contexto que se produce no solo a nivel educativo al irnos a una FP, sino también a nivel social, al irnos de Madrid a otra España más rural y menos contada en la ficción, de modo que también supusiera una evolución en el arco del personaje. No cambia, porque HIT es HIT y siempre lo será, pero sí vemos a un HIT más vulnerable, más frágil emocionalmente. Ya no tendría sentido empezar como la primera, donde era más gallito e incluso soberbio en su charla TED. Ya le bajaron los humos todas las problemáticas con las que se encontró el curso pasado y el propio camino que tuvo que hacer él. Lo que me parece bonito es que no es alguien que tenga la vida resuelta, sino que se plantea las mismas cosas que les hace plantearse a los alumnos y no siempre acierta. Eso me paree honesto en el personaje. De hecho algo que vamos a ver en él al comienzo de la temporada es esa sensación de fracaso, de perder y ver que las herramientas de antes no le funcionan. Me recordaba mucho a mi trabajo como actor. Da igual las veces que haya hecho una función de teatro si esta noche me subo a escena y siento otra vez ese vértigo y esa sensación de que no sé si me va a funcionar lo que me funcionó ayer. Tengo que hacer una función nueva cada noche. A HIT le pasa lo mismo, viene a este nuevo sitio y se da cuenta de que no es cuestión de aplicar una fórmula, sino que tiene que conocer a sus alumnos. Estamos un año después de la pandemia en un contexto donde impera el desencanto, con el cierre de una fábrica y padres en paro. Va a intentar ilusionar a esos chicos y lo va a tener difícil.

-En la primera temporada llegaba a la escuela en tono amenazante. Y en el avance de la segunda pregunta «¿me tenéis miedito?». ¿Es el miedo su camino para imponer la autoridad?

-No, no es la forma. Pero creo que en la primera temporada no se trataba tanto de atemorizarlos, sino de seducir a aquella pandilla de nueve violentos, los nueve casos graves del instituto. Él entiende que si tú me retas, yo te voy a retar tres pueblos más, pero como forma de seducirlos para que ellos dijeran: «What? Este no es un profe más, se pone tan macarra como nosotros». En esos segundos donde el alumno no entiende qué está pasando rompe el sistema establecido. Luego vemos que él era en realidad todo lo contrario. Había un enamoramiento de esos chavales, los lleva a estudiar a su casa, los invita a cenar, empatiza con ellos, bucea en el caso emocional de cada uno e intenta ayudarles. Creo que a veces se pasa, pero en última instancia el fin justifica los medios. Es un movimiento de amor y esperanza porque cree en ellos. Él nunca tira la toalla y va descubriendo cómo si tú crees en estos chicos, ellos mismos empiezan a creer en sí mismos y el cambio empieza a producirse.

-La primera temporada de «HIT» se proyectó en muchas clases del país. Dio pie a poner sobre la mesa temas que no son fáciles de abordar en clase o en familia...

-A lo que aspira la serie es a crear debate y a que se pueda hablar de cosas que a veces son incómodas. Lo más bonito como actor que me está pasando es que hay gente que se me acerca, padres que me dicen que la ven con sus hijos y a veces no se atreven a hablar de según qué temas, pero no les hace falta. Se miran de reojo y creen entenderse un poco más porque la serie los aproxima. En ese sentido es muy honesta y no es partidista. Te cuenta cómo lo está viviendo el chaval y también los padres y puedes entender a las dos partes. Establecer el debate y animar a que haya comunicación es el primer paso. Luego cada familia hablará hasta donde pueda o considere, pero invita a eso. Otra cosa muy bonita son los jóvenes que me buscan por redes y me mandan mensajes por privado diciéndome que están pasando alguna adicción, algunos incluso ingresados, y lo hacen para dar las gracias. Es muy emocionante. El mero hecho de que te puedas plantear algo que sucede en tu casa es interesante, conocer el otro punto de vista, a qué puede responder esa agresividad, esos vínculos que se hacen entre lo emocional y lo estudiantil. El personaje de HIT es la bisagra entre ambos, porque sigue teniendo ese carácter adolescente que le permite estar pegado a ellos, creyendo en ellos, aunque es un adulto y ve necesario un cambio social.

-Cambia el bachillerato por la FP, la capital por el pueblo. ¿Los problemas son los mismos?

-Sí, hay cosas que son clásicas. Recuerdo cuando yo estudiaba BUP y en clase de Ética hablábamos de la homosexualidad y la homofobia y que eso siga estando ahí como problema actual me parece muy triste, porque cuando yo tenía 16 ya parecía superado. Hay cosas que tienen que ver con el nivel de conciencia de las personas, con la calidad humana, no con el año en que vivamos ni con la modernidad. Y eso no se enseña en los colegios. Vamos a golpe de ideología, de identificación y no hacemos a veces el proceso de mirar y pensar por qué te enciende un determinado comportamiento, por qué no toleras al de al lado, qué pasa en ti. Esta segunda temporada es atractiva porque reflejamos otra España, la estética manchega le da un aire de wéstern y, a nivel crítico del sistema educativo, nos sirve para poner en el foco en la FP, que está denostada y olvidada. Y contar esa otra España que también está dejada de lado. Dramáticamente el personaje no lo pasa bien porque no está en su casa, está en un contexto hostil y esto ayuda a ver otra capa en él.

-¿Es difícil hacer una critica al sistema educativo en horario de máxima audiencia?

-Es el cóctel atractivo de HIT, que demuestra que se puede entretener y emocionar al público y se puede ser crítico al mismo tiempo. En ese sentido estoy muy agradecido a TVE por no haber metido baza en ninguno de los temas que abordamos y algunos son muy incómodos. Hay incluso temas políticos, de la extrema derecha o del nacionalismo, y siempre hemos tenido luz verde. Eso es muy de agradecer, porque hay miedo a tratar según qué temas en la ficción, como si eso fuese a apartar al espectador.