Guadalupe Fiñana, ganadora de «MasterChef Abuelos»: «Lo que más mola es un sofrito generoso, resucita a un muerto»

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Es Abuela de Dragones, una «influencer» de 87 años que lanza «Recetas para todos los días». Pero se hizo famosa antes, por sus críticas de series. «Subí un vídeo de 'Juego de Tronos' con mi nieta, se hizo 'virílico' ¡y mira adónde he llega'o yo!», se ríe

22 nov 2021 . Actualizado a las 10:52 h.

Quién le iba a decir a la chica de 14 años que llegó de Nerva a Sevilla para buscarse las habichuelas trabajando de modista y en un laboratorio «rellenando ampollas» que llegaría a ser influencer ya de abuela. La ganadora de MasterChef Abuelos está en la flor de la vida y comparte a sus 87 años sus Recetas para todos los días (HarperCollins), donde puedes encontrar desde el secreto de la ensaladilla a sus exitosas croquetas de Roquefort que hizo en el cásting final de MasterChef Abuelos. «A los 87 años estoy viviendo una vida maravillosa, cariño», me dice Abuela de Dragones. Su conversación es sal para el día a día. Guadalupe hasta nos da la receta hasta para una buena relación suegra-nuera... 

—Danos la receta, Guadalupe: ¿cómo se consigue llegar con esas ganas, esa vitalidad y ese humor a los 87?

—¡Trabajando toda la vida! Y las penas llevarlas dentro, no exteriorizarlas mucho, mi alma. Porque las penas hay que llevarlas poquito a poco para poder con ellas. 

—De tu abuela aprendiste a cocinar pronto «con lo poco que había» y eso te ha llevado lejos. Hoy compartes en un libro tus «Recetas para todos los días», el primero de la Abuela de Dragones.

—Y estoy maravillada de ver lo lindo que ha salido, lo bien que lo han hecho. Lo hice pensando en los nietos y en los que trabajáis ahora, que las mujeres que trabajan fuera de casa tengan parte del sábado o el domingo dedicado a la cocina... tanto las mujeres como los hombres. Y que tengas esos botecitos al vacío que recomiendo para tener comida hecha en casa para toda la semana. 

—Voy a hacer un «spoiler», tú me entenderás como adicta que eres a las series. Nos recomiendas no congelar las lentejas. ¿Por qué?

—Sí, es que si las congelas saben malísimas. Mira, haces las lentejas y en botes de cristal que tengas, de cualquier conserva que hayas usado, los limpias y pones las lentejas justo cuando se han terminado de cocinar. Hirviendo a borbotones, coges el cazo y rellenas el bote hasta arriba, lo cierras herméticamente y cuando pasa un rato hace el bote «pum», como una explosión, y ya es que está al vacío totalmente. Dejas enfriar y lo metes en el frigorífico y te aseguro que la lenteja queda como si estuviera recién hecha. Cuando quieras comerlas, les das un calentoncito en el microondas, con la tapadera quitada, y lo vuelcas en el plato. ¡Riquísimas! Y te aguantan hasta un mes, o más.

—La mayonesa, siempre mejor casera. ¿El truco para que no se corte?

—A mí no se me ha cortado nunca, hija. Tengo costumbre de echarle un vasito de aceite de oliva y el resto, para que no esté fuerte, se lo pongo de aceite de girasol, y echo primero el vasito de aceite de oliva, el limón, la sal y el huevo. Lo bato muy bien y entonces voy añadiendo poquito a poco el girasol. 

—La mano tiene su punto. Tú quedaste huérfana de padre a los 4 años y aprendiste de tu abuela Guadalupe a hacer mucho con poquita cosa.

—Sí, yo con muy poquitos haberes, que es como se hace bien la cocina. Si haces unas patatas laureadas, necesitas poco, pero tienen que saber bien. Es cuestión de tiempo y de echarle cariño también. Y de probar mucho, eh... Porque la mano va aprendiendo. Y con la sal gorda hay que tener más cuidado que con la fina. Con los condimentos, lo mismo. Primero echas poquito, luego pruebas y cuando lo has probado varias veces ¡ya sabes la medida que le tienes que echar! 

—La medida de las abuelas es graciosa: «Tú vas viendo, te lo va pidiendo». ¡Pero si no veo ni oigo nada!

—A mí las nueras y las nietas me dicen: «Abuela, ¿pero la medida de la sal cuál es?». Y les digo: «Hija, si yo supiera...». Yo la sal la echo al voleo... Mira, oye, que me gusta muchísimo tu tierra. Tengo unas amigas maravillosas en Vigo, que las quiero muchísimo. Desde aquí le mando un saludo grande a Carmen, a Tata, a Chelo y a todas. 

—De los platos gallegos, ¿cuáles son tus favoritos?

—¡Hombreeee! Una de las últimas veces que fui a Galicia me pusieron un pez espada con unas patatas asadas con una salsa que está que no se puede aguantar. ¡Y el pulpo no digamos! Y no he probado un vino más rico que el Marqués de Vizhoja. Tienen ustedes una gastronomía y una tierra extraordinarias. 

—¿Cómo llevas lo de ser una «influencer» con 145.000 seguidores?

—Ay, me encantan los tuits que me mandan, de Bogotá, de Estados Unidos, de Wisconsin, que yo no sé ni dónde está... Pero qué cosas más bonitas me dicen. Me siento bendecida. La cantidad de cosas bonitas que me ponen, que no sé si me las mereceré, cariño. 

—¿Qué fue lo mejor de estar y de ganar «MasterChef Abuelos»?

—Conocer a gente maravillosa y de distintos sitios. De todos sitios: de Valencia, de Barcelona, un inglés también había, uno del País Vasco... Éramos una piña, y todos sabiendo cocinar estupendamente. Pero solo podía haber un ganador, y en este caso he sido yo, que no creo que sea lo más merecido. ¡Pero me tocó! Y estoy contenta, no vayas a pensar que no. 

—Tú que la sabes por experiencia, dame la receta para que se lleven bien una suegra y una nuera.

—Hombreeee si la sé... Mira, pues es no meterte donde no te importa, y que cuando tu hijo venga a casa un día y te diga: «Mamá, vengo porque hay que ver esta mujer que hoy se ha enfada'o conmigo...», decirle: «Eh, no te vayas a separar, que aquí no entras, eh. Y si no vete buscando un piso. Porque que sepas tú que mi nuera es mi nuera y mis nietas siempre serán mis nietas». Como decía mi abuela, «los que se acuestan en un mismo colchón son de la misma opinión». Y te voy a decir una cosa, a una la tengo aquí delante, pero mis nueras son maravillosas. De la que tengo aquí, mi hijo viene a verme todas las tardes (él ese tiempo para mí se lo quita a ella). Si ella no quisiera, él no venía. Eso es así. 

Abuela de Dragones en una foto cedida La Voz por ella misma.
Abuela de Dragones en una foto cedida La Voz por ella misma.

—Te hiciste famosa por tus vídeos comentando series como «Juego de tronos» o «La casa de papel».

—Que me gustan las series, ¡estoy como una niña chica! El otro día, un chico me mandó una cajita de música de La casa de papel. Le das a una manivela y sale la canción esa: «Bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao». Empecé con Juego de tronos y una de mis nietas siempre lo veía conmigo. Me grabó y eso se hizo virílico y mira adónde he llega'o yo. Ahora estoy viendo You

—¿Va toda la tropa muchas veces a comer a tu casa?

—Los martes tengo a todos mis nietos comiendo, los cinco, y mi bisnieto, que tiene 4 años y come por siete. Cuando pongo las croquetas, tengo que racionarlas, porque todas las quiere para él.

—Ahora, muchas cosas que comimos siempre nos dicen que son malas...

—¿Malas? ¡Con la cantidad de gallinas muertas que me he comido yo! Como viene una de tener tan poquito... Por eso te decía lo de las patatas laureadas, que con un poquito de laurel y manteca de cerdo sabían riquísimas, o sería el hambre que tenía una... 

—Tu batidora tiene solera.

—¡Puede tener 60 años! Es de una pieza. En MasterChef me dieron una que pensé que estaba rota, pero no, es que era en dos piezas. Para usar la batidora que me dieron en MasterChef, ¡había que hacer un máster! Qué miedo. 

—Te gusta aprender de los jóvenes, lo has dicho más de una vez, y se nota.

—Mira, estoy aprendiendo una cantidad de palabras raras con mis nietas... Ahora, en vez de estar enfadá, digo que estoy rayá. Nunca se acaba de aprender. Mis niñas están en la Universidad, me enseñan muchas cosas... Me mandan un WhatsApp con un «abuela, te quiero» y solo con eso qué linda es la vida. 

—¿Qué no puede faltar en tu cocina?

—Aceite de oliva, patatas, huevos, el ajito y la cebolla, pimientos y tomates, para un sofrito generoso. Lo que más mola es un sofrito generoso. Eso resucita a un muerto. 

—¿Para quién te gustaría cocinar?

—El que me encanta-encanta es Rafa Nadal. ¡Es una maravilla de hombre, ay! Yo le cocinaría cualquier cosa, desde unas migas andaluzas con sardinas divinas hasta una sopa de tomate. Lo que él quisiera. 

—¿El ingrediente que no puede faltar nunca en la vida?

—Cariño, mucho cariño. De chica tuve muchas carencias, pero mi abuela me educó sabiendo lo que podía y no podía tener. A los niños hay que decirles siempre la verdad, explicarles el porqué.  

—Eso tiene que ver con hacerles tolerantes a la frustración, que ahora se nos frustran a la primera...

—Claro. Ahora estamos siempre con eso de «Ay, que el niño se no se vaya a frustrar»... y se ríen porque yo digo: «¡Coño, yo no me he frustrado en la vida!» y lo poquito que teníamos...