Países Bajos empieza a trasladar a pacientes con covid a Alemania

Europa Press / EFE RÓTERDAM / LA HAYA

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Traslado de un paciente holandés de Róterdam a la ciudad alemana de Herten
Traslado de un paciente holandés de Róterdam a la ciudad alemana de Herten DPA vía Europa Press

La sobrecarga hospitalaria que sufre el sistema sanitario holandés ha obligado a aplazar diversas intervenciones quirúrgicas

24 nov 2021 . Actualizado a las 12:05 h.

El Gobierno de Países Bajos ha trasladado este martes a pacientes con coronavirus a hospitales de Alemania ante el aumento de los casos en el país, tal y como ha confirmado una portavoz de la organización nacional de distribución de pacientes. Esta portavoz ha señalado que la primera ambulancia ha salido a primera hora del día de la ciudad de Róterdam y ha agregado que el paciente será ingresado en el Hospital Universitario de Bochum, en el oeste de Alemania, según ha recogido la agencia alemana de noticias DPA e informa Europa Press.

Asimismo, ha resaltado que un segundo paciente será trasladado a lo largo de este mismo martes. Hospitales del estado alemán de Renania del Norte-Westfalia, fronterizo con Países Bajos, cuentan con plazas para un total de veinte pacientes del país vecino.

Los pacientes son trasladados en ambulancias especialmente equipadas para cuidados intensivos y acompañados siempre por un médico y una enfermera, ante la sobrecarga que sufren los hospitales neerlandeses ante el rápido aumento de las cifras de contagios y hospitalizaciones.

Esta situación ha provocado que diversas intervenciones quirúrgicas, también de pacientes con cáncer o problemas cardíacos, hayan tenido que ser aplazadas por falta de personal. Ya en el 2020 hubo traslados desde Países Bajos a Alemania ante la presión de la pandemia sobre su sistema sanitario, un dato llamativo después de la polémica de marzo de ese año, cuando Wopke Hoekstra, el ministro holandés de Finanzas, dijo que había que investigar a países como España e Italia por no tener recursos suficientes para luchar contra la pandemia en plena dureza de la primera ola, que los Países Bajos no sufrió. El Gobierno neerlandés optó en principio por lo que llamó «confinamiento inteligente», dejando a sus ciudadanos decidir sobre las precauciones que asumirían para frenar el covid considerando la pandemia un problema aislado de otros estados. El primer ministro portugués, Antonio Costa, cargó contra esta postura, calificándola de «repugnante». Más tarde el Ejecutivo se vio obligado a tomar nuevas medidas, similares a las de su entorno. En estos momentos Países Bajos vive la peor ola de contagios de coronavirus desde el inicio de la pandemia, por lo que, sin llegar al confinamiento de Austria, su Gobierno sí ha tratado de reducir la movilidad ciudadana, por ejemplo reduciendo los horarios en el comercio y la hostelería y prohibiendo la presencia de público en eventos deportivos.

Durante el fin de semana se registraron protestas y disturbios contra las nuevas restricciones. El Gobierno de Países Bajos considera que los disturbios, en los que han sido detenidas más de un centenar de personas, un tercio de ellos menores de edad, son «pura violencia» de grupos que aprovechan la frustración social, según informa Imane Rachidi para la agencia Efe desde La Haya. El escenario es de vandalismo, quema de coches policiales y bicicletas; rotura de escaparates; lanzamiento de piedras y pirotecnia; heridos de bala cuya autoría se están investigando; agentes acorralados lanzando disparos de advertencia en un gesto poco habitual en Países Bajos; y decenas de detenciones cada noche.

Detrás está el descontento social y la creciente polarización tras un año y medio de pandemia, pero los analistas consultados por Efe coinciden en que no hay un movimiento organizado de antivacunas o negacionistas, por ejemplo, sino que confluyen un conjunto de factores y grupos muy heterogéneos a los que las restricciones afectan de diferentes formas.

Si hubiera que definirlos, serían antirrestricciones con diferentes prioridades, señala Arnout de Vries, investigador de redes sociales y seguridad en la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica Aplicada (TNO).

Arnout de Vries subraya la frustración contra medidas que «quitan cada vez más libertades», pero asegura que influye también «la forma en la que nos hablamos unos a otros; hasta los políticos usan un lenguaje amenazador y duro, y eso se refleja en estos grupos donde hablan de derrocar al gobierno o cosas por el estilo».

El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, ve tensión en la sociedad y defiende la protesta como primordial del Estado de derecho. «Pero lo que nunca voy a tolerar es que haya idiotas que usen pura violencia (…) bajo la excusa de: ''Estamos insatisfechos''. Esto no es más que pura violencia», aseveró.

El malestar ha ido creciendo este último mes: hinchas que no pueden ir a los estadios, prohibición nacional de los fuegos artificiales en Nochevieja y los planes de excluir a los no vacunados del pase covid aunque den negativo, lo que aún no tiene apoyo parlamentario. La hostelería cierra a las 20.00 horas en un país bajo un «confinamiento limitado» y con más de 23.000 casos diarios.

«Hay muchas tensiones sociales, sentimientos antigubernamentales, como por la vacunación, pero posiblemente también aburrimiento entre grupos de jóvenes e hinchas. Ahora, el fenómeno no es nuevo, los ciudadanos saben cómo organizarse más rápida y fácilmente, y el gobierno se está quedando atrás», agrega a Efe Willem Bantema, investigador sénior en ciberseguridad en la Universidad NHL Stenden de Ciencias Aplicadas.

La policía y la fiscalía reconocen que lo veían venir con su monitoreo de las redes sociales y plataformas como Telegram, pero, dice De Vries, solo pueden vigilar «la punta del iceberg», grupos públicos que incluso se llaman Disturbios Róterdam, pero a los cerrados solo se accede por invitación y es ahí donde la policía debe infiltrarse.

El viernes por la noche, una manifestación no autorizada contra las restricciones en Róterdam resultó en disturbios, lo que el sábado y domingo imitaron grupos en varias ciudades, repitiendo imágenes que ya se vieron en Países Bajos a principios de año, con los choques entre jóvenes amotinados y la policía por el toque de queda.

En realidad, aún había grupos «dormidos» en las redes sociales desde entonces y «los hinchas ya tienen grupos de Telegram desde hace tiempo y cuando hay un nuevo tema para protestar, como el público en los estadios, restricciones o fuegos artificiales, se suman. Se les invita para sumar fuerza», agrega De Vries.

Bantema subraya que «hoy en día, la comunicación digital juega un papel en muchas, si no en todas, las manifestaciones», y eso repercute «en el orden público y la seguridad», por lo que «cualquiera que se sorprenda en el 2021 no ha estado prestando atención» a la vida digital.

«En muchos casos, empiezan con un llamamiento en línea. Hace años, esa información estaba disponible en fuentes abiertas. Con grupos cerrados en WhatsApp, Facebook y Telegram, es más difícil para las autoridades responder rápido», dice Bantema.

El alcalde de Roosendaal, Han van Midden, señaló «las tensiones en la sociedad por las restricciones», pero definió a estos grupos como «el núcleo muy duro de agitadores que aprovechan cada oportunidad para atacar al gobierno y los edificios públicos».

Una de las cosas que más han llamado la atención es la presencia de menores de edad. «La investigación acaba de empezar, el tiempo dirá. Solo cuando se calmen las cosas y se hayan realizado los arrestos podremos decir de dónde viene la violencia», señaló Ernst Pols, de la Fiscalía de Róterdam.