Alemania apaga la mitad de las centrales nucleares del país

La Voz REDACCIÓN

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LUKAS BARTH

Es el último paso antes de abandonar la energía atómica a finales del 2022

31 dic 2021 . Actualizado a las 17:12 h.

Alemania desconecta este viernes tres centrales nucleares, con lo que quedarán solo otras tres en funcionamiento, que deberán salir de la red dentro de un año y así culminará el plan de abandono de la energía atómica en la primera potencia económica del continente.

Las centrales de Brockdorf, Emsland y Gröhnde, las tres en el norte de Alemania, dejarán de funcionar el último día del 2021 y a finales del 2022 correrán la misma suerte las de Neckarshaim 2, Isar 2 y Gundremingen C, en el sur, con lo que Alemania se convertirá en un país sin energía atómica.

El apagón de las nucleares se hace en medio de un consenso generalizado -la única formación representada en el Bundestag que se opone abiertamente es la ultraderechista AfD y las encuestas muestran que cerca de tres cuartas partes de los alemanes apoyan el abandono de esta energía- pero el camino hacia él, que se inició en 1998, estuvo marcado por duras controversias políticas.

Hasta el 2011 hubo una línea divisoria clara en el debate. De un lado estaban el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes que rechazaban la energía nuclear y del otro la Unión Cristianodemócrata (CDU) y el Partido Liberal (FDP), que la defendían como parte imprescindible del mix energético. El SPD había sido, hasta la década de los ochenta, también partidario de la energía atómica pero luego, con el aumento de la protesta antinuclear marcada por la catástrofe de Chernóbil en 1986, dio un giro.

Cuando en 1998 el socialdemócrata Gerhard Schröder fue elegido canciller al frente de una coalición rojiverde, uno de los puntos del programa de Gobierno era la creación de un plan para el abandono de la energía nuclear. El abandono no podía ser inmediato, como lo querían los ecologistas más radicales, debido a la necesidad de garantizar el suministro energético.

Schröder también impuso que no fuera una decisión unilateral del Gobierno, sino que se diseñase un plan en consenso con los consorcios energéticos a lo que se llegó en el 2000. Ese consenso fue la base de la ley que se aprobó después, en el 2001, y que contemplaba que toda central debía desconectarse después de 32 años de funcionamiento.

En el 2002, un año después de la ley, la energía atómica representaba un 30 % de la generación energética en Alemania. El carbón representaba el 52 % y las energías renovables un 8 %.

Actualmente las renovables se aproximan al 50 %, mientras que la energía atómica solo representa el 12,5 %. Sin embargo, la alta presencia del carbón, un 31,9 % en el tercer trimestre, sigue siendo un lunar del paulatino apagón atómico debido a las consecuencias negativas para la lucha contra el cambio climático.

El ministro de Economía y Energía, el verde Robert Habeck, ha salido al paso de quienes consideran que por ello se debe revisar la postura ante la energía atómica. «Si hay algún político que quiera volver a la energía atómica entonces tiene que decir también en qué lugar de su circunscripción quiere un depósito de desechos atómicos», dijo en una entrevista reciente con el seminario Die Zeit, tal y como recoge Efe.

La experta en cuestiones energéticas del Instituto de Estudios Económicos (DIW) de Berlín, Claudia Kemfert, recordó en declaraciones a la Segunda Cadena de Televisión Alemana (ZDF) que en el pasado la reducción de producción de energía atómica ha sido reemplazada por energías renovables. Sin embargo, admitió que a corto plazo la desconexión de estas tres centrales puede representar un revés para las metas de lucha contra el cambio climático, debido a que en los últimos años se ha frenado el avance de las renovables.

La idea de volver a la energía atómica, como ha anunciado recientemente Francia, es rechazada por Kemfert quien señala que si ahora se empezará a construir una nueva central nuclear en Alemania esta solo podría llegar a producir energía cuando ya se hubiese completado la transformación energética y las renovables representasen cerca del 100 % de la generación eléctrica del país, por lo prolongado del proceso de construcción. «La energía atómica es una tecnología del pasado, no del futuro», subrayó la experta.

La ralentización del crecimiento de las renovables ha sido identificada por el Gobierno de Olaf Scholz como el principal problema, por lo que se ha propuesto revertir esa tendencia. Para el 2030, según los planes del nuevo Ejecutivo de coalición, las tecnologías limpias deberán representar al menos un 80 % de la producción de electricidad, lo que requiere una ofensiva de construcción de parques eólicos y de equipos para producir energía solar que puede cambiarle la cara a Alemania.