Kim Jong-un manda un mensaje contundente con la prueba del misil hipersónico

Andrés Sánchez Braun EFE | SEÚL

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Según los medios norcoreanos, la ojiva planeadora hipersónica del misil maniobró verticalmente tras recorrer 600 kilómetros «y ejecutó una maniobra de giro brusco» horizontal antes de «golpear el objetivo» en aguas del mar de Japón «situadas a 1.000 kilómetros» del punto de lanzamiento

12 ene 2022 . Actualizado a las 10:43 h.

Corea del Norte detalló hoy que probó con buen resultado el martes un misil hipersónico bajo la mirada del líder Kim Jong-un, cuya presencia refuerza el mensaje de que Pionyang no tiene interés en la actual oferta de diálogo de EE.UU. y seguirá mejorando su armamento. Los medios norcoreanos no solo confirmaron que lo testado en la víspera fue, como muchos sospechaban, lo que el régimen define como misil hipersónico; también anunciaron que Kim presidió el ensayo, la primera vez que presencia una prueba de armas desde hace casi dos años.

Las fotos publicadas muestran a Kim siguiendo el desarrollo de la prueba desde el interior de un minibús modificado para servir de puesto de observación. Lo acompañaron Jo Yong-won, que junto al líder es uno de los cinco miembros del presidium del politburó del Partido de los Trabajadores, y su hermana, Kim Yo-jong. La asistencia de Kim, que se personó por última vez en una prueba de este tipo el 20 de marzo de 2020, indica que el régimen da por concluido el desarrollo de este tipo de arma.

Así lo aseguraron la agencia estatal KCNA y el principal diario nacional, el Rodong, que explicaron que «la prueba tenía como objetivo la verificación final de las especificaciones técnicas generales del sistema de armamento hipersónico desarrollado».

El de ayer fue el tercer test con este tipo de tecnología realizado por Corea del Norte, que ejecutó el segundo de ellos apenas seis días antes. Según los medios norcoreanos, la ojiva planeadora hipersónica del misil maniobró verticalmente tras recorrer 600 kilómetros «y ejecutó una maniobra de giro brusco» horizontal antes de «golpear el objetivo» en aguas del mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas) «situadas a 1.000 kilómetros» del punto de lanzamiento.

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En la víspera, el ejército surcoreano calificó lo lanzado por Corea del Norte como un misil balístico y no hipersónico, tal y como ya hizo cuando Pionyang probó el mismo tipo de proyectil el pasado 5 de enero con resultados menos sobresalientes.

El Estado Mayor Conjunto (JCS) sureño señaló que el misil lanzado ayer recorrió unos 700 kilómetros alcanzando una velocidad máxima de en torno a Mach 10 (diez veces la velocidad del sonido) y destacó que mostró mejoras con respecto al ensayo realizado seis días antes.

Sin embargo, Seúl, que ayer se apresuró a asegurar que su ejército es capaz de «detectar e interceptar» esta arma, considera exageradas las afirmaciones del régimen y argumenta que aún no es capaz de perfeccionar la tecnología (incluyendo el tipo de ojiva que porta el misil) de lo que propiamente se considera un misil hipersónico.

Armas cada vez más sofisticadas

Al margen de esas discrepancias, no queda duda de que las armas que viene probando Corea del Norte desde el 2019 han mostrado una mayor sofisticación a la hora de burlar los sistemas de radar y que potencialmente suponen una creciente amenaza para los escudos antimisiles de los países del entorno.

Los medios estatales norcoreanos recordaron hoy a su vez que el desarrollo de armas hipersónicas es una de «las cinco tareas principales dentro del plan quinquenal» para fortalecer el arsenal norcoreano establecido en el congreso del Partido de los Trabajadores en enero del año pasado.

Esa parece ser ahora mismo una de las grandes prioridades de Kim Jong-un, que selló el reciente pleno de la formación única destacando la importancia de reforzar precisamente la industria militar y la maltrecha economía nacional sin hacer ninguna referencia directa a Seúl o a Washington.

Kim ha desechado las invitaciones de la Administración del actual presidente estadounidense, Joe Biden, para reactivar las conversaciones sobre desnuclearización, estancadas desde hace casi tres años, argumentando que el país norteamericano aún mantiene una actitud «hostil» hacia su régimen.

Con el hermético país aún más encerrado en sí mismo si cabe debido a la pandemia (mantiene las fronteras cerradas a cal y canto desde enero del 2020) y sin plan de vacunación a la vista (ha rechazado hasta ahora todas las donaciones de vacunas) la estrategia de Kim parece contemplar la posibilidad de dialogar como algo lejano.

Quién sabe si incluso como algo que podría suceder una vez Pionyang culmine el mencionado plan quinquenal armamentístico en el 2025. En todo caso, nadie duda de que con cada nuevo avance militar Corea del Norte va se haciendo con cartas cada vez mejores con las que poder negociar en un hipotético futuro.