Elisabeth González, nutricionista: «Hay que cuidar la alimentación tres años antes de quedarse embarazada»

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Esta experta en nutrición ayuda a las mujeres a vivir este período de forma plena gracias al grandísimo papel de la alimentación. Aconseja una dieta rica en antioxidantes, fibra y nutrientes antiinflamatorios para potenciar la fertilidad

14 ene 2022 . Actualizado a las 19:58 h.

Elisabeth González (Madrid, 1984) siempre quiso ser madre, y ni cuando sufrió una trombosis y los médicos le advirtieron del riesgo que implicaba, cejó en su empeño. Fue a raíz de su maternidad y del susto que había sufrido previamente cuando su filosofía de vida cambió. Así nació Slow Nutrición, el portal de nutrición para el cuidado de la mujer durante la maternidad que ahora da el salto al papel ya que acaba de publicar Mamá Slow. «Llevo 15 años viendo pacientes, y en pocos momentos he visto el gran poder que tiene la alimentación como en el posparto», señala la nutricionista y licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos.

 —A raíz de tu «accidente» [sufrió una trombosis] señalas: «Nunca volví a ser la misma, volví a ser yo»

—Tal cual, al final nos vamos distrayendo con un montón de cosas, de exigencias, de quehaceres, de títulos, y nos olvidamos de nosotras mismas, de lo que nos hace vibrar, de quiénes somos, de nuestra voz interior, que es nuestra conexión, la que nos hace crecer. Yo la había dejado de escuchar increíblemente. A veces el cuerpo, o la vida, te va avisando, no escuchas, estás muy entretenida en lo que se supone que tienes que conseguir y hacer, y un día la tienes que escuchar sí o sí. Para mí, lo que me pasó, fue el gran punto de inflexión, de decir: «Para, esto no va bien». 

—Lo que te sucedió puso en peligro tu futura maternidad.

—Exactamente, fue de las primeras cosas que me dijeron, que sería complicado, peligroso, que era un riesgo vascular importante y que no era lo recomendable. Me decían un montón de cosas horribles, pero si soy sincera, a mí, que soy muy analítica, muy científica, no me sonaba nada de lo que me decían. Pensaba: «Sé que no es así, que puedo ser mamá y va a ir bien».

 —Y así fue. Hablas de cómo la alimentación influye en la fertilidad de la mujer. ¿Cómo se puede potenciar?

—Se ha demostrado que la alimentación ayuda mucho a la calidad de nuestros ovocitos, a que el endometrio se encuentre en el mejor estado posible, a que no haya rechazo de esas primeras células, a que haya una buena irrigación en toda la zona del útero, a que nuestras hormonas se encuentren en un perfil adecuado para que tengamos ese embarazo… También a prevenir determinadas cosas, por ejemplo, amenorrea. Comer bien nos va a ayudar no solo a potenciarla, sino a evitar alimentos que la merman como los azúcares refinados, el alcohol, el tabaco...

 —¿La clave está en lo que no se debe comer o en lo que se debe comer?

—Por igual. Obviamente, si comemos mucho de lo que hay que comer y mucho de lo que no, mal. La clave está en ambas.

—Las mujeres que se quieran quedar embarazadas, tendrían que tener una dieta rica en…

—Es importante que tomen nutrientes que sean antiinflamatorios, una alimentación rica en antioxidantes y en fibra.

 —¿Cómo influye tu composición corporal previa al embarazo en el futuro bebé?

—Se ha visto que muchos años antes de que suceda la concepción, hay un estudio reciente de la revista Lancet que habla de hasta tres años antes, la alimentación de la mujer va a repercutir en la epigenética, en ese desarrollo de los genes del bebé que le van a conducir a que sea más o menos sano. Pero ya no solo de bebé, sino de adulto, va a condicionar su salud durante el resto de su vida, y eso es alucinante.

 —Tres años antes es importantísimo empezar a cuidarse.

—Exactamente, desde que una mujer tiene el deseo de ser madre, incluso aunque no se vaya a poner en ese mismo momento, ya debería empezar a tener en cuenta una despensa fértil que es de lo que hablo en el libro.

 —¿Hay que tener cuidado con las frutas y los pesticidas?

—Hay que tener cuidado con los disruptores endocrinos. Son sustancias que se encuentran en los pesticidas, que se le echan a muchas de las frutas, y dificultan la fertilidad. En la medida de lo posible, debemos intentar saber la procedencia de nuestros vegetales, porque es verdad que durante este período de fertilidad la gente se intenta cuidar más, y toma más de estos alimentos, y esto hace que haya una mayor exposición a estos disruptores endocrinos.

 —¿Lavarlas no es suficiente?

—No, no los retira, no es suficiente.

—¿Hay algo que no sepamos que no se deba comer durante el embarazo?

—Todo lo crudo, aunque una persona haya pasado la toxoplasmosis, tiene que estar todo cocinado porque hay otros microorganismos que también resultan peligrosos como la listeria, u otros que en cualquier momento nos causan una gastroenteritis, en el embarazo todo se complica muchísimo. Los pescados que sean muy grandes, y hay que tener cuidado con las hierbas y los suplementos, porque los estudios clínicos no se realizan en embarazadas, y no sabemos cómo van a funcionar, si se va a potenciar o a disminuir su efecto, qué interacción tiene...

 —Hablando de infusiones. Dicen que las de frambuesa son buenas para ponerse de parto. ¿Es cierto?

—Sí, es cierto. En el libro hay un montón de bibliografía, se ha visto que favorece que la contracción uterina sea más eficaz y ayuda al parto. También es interesante tomarlas después, cuando queremos que todo el sistema reproductor comience a volver a la normalidad porque ayuda a tonificar el útero. Es importante que se tome cuando la mujer sienta que está lista para que suceda el parto, no se puede tomar en la semana 32, sino cuando llega a término. 

—¿Las futuras mamás reciben más o menos información de la que deberían?

—Por mi experiencia en consulta, creo que hay muchísima información pero muy mala. Una cantidad de información sin evidencia científica que confunde muchísimo a la mujer, que le hace sentirse mal, culpable, que nunca está haciendo lo suficiente, y que no la está ayudando a seguir su intuición. Hay mucha información, pero poca veraz y de ayuda.

 —¿Qué opinas de los antojos?

—Soy muy fan de los antojos. Me parecen una oportunidad fantástica para saber de qué es ese antojo, saber qué le esta pasando a esa mujer. Normalmente detrás de los antojos siempre hay una carencia, un déficit… Son una señal, una pista, para los profesionales de oro. Yo agradezco muchísimo que me los cuenten.

 —Del posparto, ¿a ti te lo contaron todo?

—A mí como mamá no me contaron nada. Me volví loca porque necesitaba respuestas a las cosas que estaban pasando en mi interior. No lo encontraba en ningún sitio, así que no me podía ayudar a mí misma. Fue el detonante de mi carrera: tengo que encontrar esta información, ayudar a más mujeres a través de la alimentación, porque yo sé lo poderosa que es, y hay que ver cómo aplicarla en este momento para que la mujer se sienta bien, se recupere, tenga energía, para que no sea como el fin, eso que muchas veces se escucha de «nunca voy a volver a ser la de antes», «estoy agotada», pues para lo contrario. Al final lo encontré, y lo pongo a disposición de todo el mundo en este libro. Llevo 15 años viendo pacientes, y en pocos momentos he visto el gran poder que tiene la alimentación como en el posparto.

 —Dices que hasta un año después del parto no diste por superada esta etapa.

—Sí, sí, incluso más... Hasta dos años se contempla que sea un posparto tardío, pero hay mujeres que si no han hecho una buena recuperación posparto, pasan cinco, siete o diez años y siguen todavía con sintomatología asociada al posparto. Da igual el momento que sea, siempre es bueno para hacer una recuperación, porque hay déficits, hay carencias, hay nutrientes que hay que volver a «llenar» para que la mujer vuelva a sentirse al cien por cien.

 —Trabajas para desmontar los mitos alrededor de la lactancia ¿Cuál es el que más se repite?

—Es una pena que por un mal asesoramiento, que muchas veces comienza en el hospital, se destrocen muchas lactancias porque la mujer se siente completamente sin confianza, y una madre sin confianza es lo peor que te puede pasar. Sientes que estás haciendo daño a tu bebé y que por tu culpa no va a coger peso o que le puede pasar algo verdaderamente grave, y no nos damos cuenta de que de lo que va a depender la cantidad de leche que tenga una mujer es de la cercanía y de la succión que tenga su bebé. No hay que hacer nada extra, simplemente darle confianza suficiente a la mujer, teniendo cerca a su bebé está todo hecho. Una mujer nunca va a tener suficiente leche si está separada de su bebé, si no lo pone suficientemente tiempo al pecho o si le dicen que está mucho tiempo comiendo o que lo va a mal acostumbrar…