Boticaria García: «En mascarillas, en la variedad está el disgusto»

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Boticaria García señala la importancia de la dieta y el ejercicio para reforzar las defensas
Boticaria García señala la importancia de la dieta y el ejercicio para reforzar las defensas

«El ascensor es un Voldemort de la pandemia», advierte Marián García, que revela cuáles son «los tres mosqueteros» de nuestra dieta y también los tres errores que más se cometen hoy en prevención del covid. «El 90 % de la gente lleva mal la mascarilla», asegura

24 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya no se ve gente que, en el furor desinfectante, se ponga a «hervir mascarillas como si fuesen lubinas», como nos decía la doctora en Farmacia y nutricionista Marián García, Boticaria García en redes y en televisión, cuando la entrevistamos en el 2020, allá por primero de Pandemia. La autora de El jamón de York no existe advierte que ya hemos pasado de curso, pero afrontamos otras dificultades y retos nuevos. «Vamos pasando olas. Quizá ya no nos planteamos cocer las mascarillas como lubinas, pero, al salir a la calle, ves las mascarillas de cualquier manera. ¡Hay algunas que ya se han quedado a vivir con nosotros y están empadronadas!, y preocupa. Toda las Navidades he estado recibiendo fotos de test de antígenos en plan rasca y gana para que los interprete. Uno de los que más me asustaron fue el de una persona que me mandó el test con la rayita de lo que llamaba ‘positivo tímido’, y de positivo nada. ‘Mi marido dio positivo el día 5’, me dijo. ‘¿Cuatro días después puede salir a la calle?’. Si tu marido es positivo y te planteas que salga cuatro días después...». Viendo el caso, las cosas no son como nos las cuentan, sino como nos las queremos contar. «Yo soy crítica con la gestión de la pandemia, pero, además de mirar arriba, hay que mirar abajo, hacia nosotros mismos, porque nadie puede no saber que las cuarentenas son de siete o diez días o que dos rayitas son un positivo», considera Boticaria García.

—Con los días hubo mucho baile...

—Ya, pero esa mujer que te digo llevaba cuatro días, no está ni en el límite. Pero no quiero hacer sangre. He intentado siempre llevarlo con humor en redes para que la gente no se queme. Me inventé un caso supuesto, el de una niña a la que llamamos Martina, que era contacto estrecho el 29 de diciembre, que había estado cenando con su tío en Nochebuena, su padre era positivo... La supuesta Martina dio positivo la víspera de Reyes, se quedó sin cabalgata y no pudo empezar el cole el día 10. Este caso es una manera de explicar cómo funcionan los contagios, de intentar que la gente se ría, pero lo que tenemos encima es frustrante.

—Difícil no quedarse en segundo o tercero de Pandemia. Cada dos días, hay variantes nuevas. Esto es peor que «Juego de Tronos» si te pierdes un capítulo.

—Entre florona y deltacron lo que hacemos es poner el foco en cosas que no son importantes. A mí, más que no saber los nombres, lo que me da miedo es que no se sepa que dos rayitas son un positivo. Lo que me da miedo es, con la que hemos tenido esta Navidad, nadie-nadie-nadie, ni desde la Administración central ni desde las autonomías ha hecho un programa de televisión o de radio para hacer una buena campaña informativa de manera institucional.

—Lees las instrucciones del test, pero dudas si has metido bien el hisopo o si lo has girado lo suficiente.

—Sí, están las instrucciones, pero, ojo, estamos en sexto de Pandemia y la gente sigue llevando la nariz por fuera.

—De hecho, parece que hay más narices por fuera que en la primera ola.

—Porque estamos cansados y le hemos perdido el respeto. Primero, hay una frustración grande. Esta Navidad ha supuesto, diría, un golpe mayor que la anterior, no en fallecimientos, obviamente, pero sí nos ha pillado agotados mentalmente. Desde antes del puente de la Inmaculada, nos llevaban diciendo que se iba a liar... Pero en noviembre vivíamos de campo y playa y teníamos una incidencia que, realmente, era asumible. El cambio de las normas también cansa. Yo echo en falta la valentía de un político que salga y diga: «Señores, hemos bajado la cuarentena de diez días a siete, pero usted al octavo día puede seguir contagiando. Lo hemos cambiado porque no nos queda más remedio porque no podemos tener en casa diez días a los sanitarios, a los bomberos... Pero tenga usted en cuenta que, si al octavo día puede teletrabajar, mejor. Aquí se ha visto, en lo político, que es más rentable no hacer nada, y el ciudadano se va enfadando. Así que llega un momento de la nariz por fuera y, si puedo, voy ni mascarilla.

—En general, en el uso de la mascarilla, España es un ejemplo, ¿o no?

—Sí, también estamos entre los que nos hemos vacunado. El ciudadano español se ha portado muy bien, pero ahora tenemos esa falsa sensación de seguridad, una expresión muy de pandemia. Han bajado los casos de hospital y se ha banalizado la atención primaria. ¡Que no te salga un lunar y quieras pedir cita con tu médico de primaria para que te remita al especialista! No podemos banalizar la atención primaria. Las muertes indirectas que está causando esta sexta ola por patologías que no se están atendiendo están ahí, pero son silenciosas. Algo fundamental son los niños.

—A los niños o los disculpamos en todo o los demonizamos. ¿Cómo enfocamos la prevención del covid en ellos?

—Cuando empezó la vacunación se oían cosas como: «Los niños solo contagian alegría». Bueno, contagian alegría, virus, hongos... Lo mismo que un adulto. Los niños contagian, pero no son supercontagiadores. En marzo del 2020, no sabíamos a qué atenernos con los niños, ahora sí que sabemos. En la página de la Asociación Española de Pediatría lo tienen al principio (no es una lectura habitual de los padres y debería serlo): los estudios señalan que un niño no contagia en mayor medida que los adultos, y que la mayoría de las infecciones en los niños son secundarias a infecciones de adultos. No hay que demonizarlos, pero no puede ser barra libre. ¿Por qué la vuelta al cole es segura? Porque nos lo han dicho, pero no han hecho nada para comprobarlo. Las escuelas infantiles no son un almacén de niños, los niños tienen que ir con garantías. Y la mayor garantía ahora son las vacunas. Los niños están vacunados en torno a un 30 % en la franja de menores de 12 años. Hay que hacer pedagogía: las vacunas son eficaces y seguras, y los niños no vacunados en esa franja se infectan doce veces más.

—¿Cuál es el top-3 de los errores de la pandemia a día de hoy?

—El gran error es que aún no hemos entendido que el covid se transmite, sobre todo, por vía aérea. Sobre los aerosoles tenemos un estudio de Harvard que dice que las gotitas pueden permanecer entre diez y treinta minutos en el aire. No lo hemos entendido porque no se ve. Y como no se ve, no ventilamos. Ventilar es lo fundamental. No tenemos medidores de CO2, como deberíamos, en espacios concurridos y seguimos teniendo el foco, en muchísimos casos, solo en la desinfección de superficies. Un caballo mío de batalla es que no nos enfoquemos tanto en la limpieza como en ventilar correctamente. Seguimos poniendo mamparas de metacrilato entre alumnos o en restaurantes cuando lo que hay que hacer es ventilar, ventilar, ventilar. Si no, el virus sigue en el aire. El sitio más inseguro es un local cerrado, con falta de ventilación, con acumulación de personas. Pero seguimos hablando del flis flis.

—¿El baño es muy peligroso?

—Sí, pero casi no se habla del ascensor, y es un Voldemort de la pandemia. Claro, en el ascensor no se enciende ningún pilotito rojo para advertirte. ¡El ascensor es un espacio cerrado donde no dejan de entrar y salir personas! Otra cosa clave es reducir el número de contactos. Entendemos que no podemos hacer una reunión de más de diez personas. En cambio, desayunamos con uno, comemos con otros y cenamos con otros.

—Tampoco es lo mismo quedar con una amiga para caminar al aire libre que quedar a comer en un sitio cerrado.

—Sí, por supuesto, pero el gran problema es quitarse la mascarilla. Lo que no tiene sentido es lo que muestra esa viñera que circuló hace poco, que estés en un pub bailando sin mascarilla rodeada de gente y salgas a la calle y te la pongas. ¿En el pub no hay virus, en la calle sí?

—¿Es normal hacerse dos o tres test de antígenos a la semana?

—Si la disponibilidad de los test fuese infinita y fueran económicos, no habría problema. En Alemania, los niños se los hacen para ir al colegio lunes, miércoles y viernes. Está bien hacer test de manera sistemática, el problema es que no hay quien los pague. El test por precaución ha evitado muchos contagios. En el top-3 que tú me pedías, el 1 es la ventilación, el 2 limitar los contactos y el 3 lo asignaría yo a la falta de pedagogía.

—¿«Contacto estrecho» es...?

—Estar más 15 minutos en contacto a menos de dos metros con alguien positivo y sin mascarilla. Esto dice Sanidad. Ahora, la cosa cambia si me dices que has tenido un contacto con siete personas para tener una reunión, codo con codo, en una sala pequeña y uno lleva la mascarilla por debajo de la nariz, otro la de hace un mes... La clave es el ajuste de las mascarillas.

—En mascarillas hay variedad...

—Y en mascarillas en la variedad está el disgusto. Hice la prueba de sentarme en una terraza a mirar la gente que pasa y el 90 % no la lleva bien. La mascarilla bien ajustada molesta. No vale llevar una FFP2 con la goma descolgada de una oreja.

—La pandemia ha traído otros problemas además del covid.

—Claro. Hay otro gran problema, poco visible, que es el de la salud mental. En el caso de la gente que ya tenía problemas, estos se agudizan. Y muchos de los que no los tenían los empiezan a tener.

—¿Hay o no hay dieta anticovid?

—No hay una dieta anticovid, pero el sistema inmunitario responde mejor o peor en función de la dieta. Las mucosas de la garganta y de la nariz son barreras para el virus. En función de esto y de cómo estén las células que generan los anticuerpos, vamos a responder mejor o peor. Esto depende de los nutrientes en gran medida: hay vitaminas y minerales que se encargan de que las defensas estén a tope. Hay tres mosqueteros en nuestra dieta, la vitamina C, la vitamina D y el zinc, imprescindibles para tener unas defensas. ¡No por hincharte a naranjas vas a prevenir el coronavirus!, pero estás más desprotegido si te falta vitamina C. El descanso y el ejercicio físico también son fundamentales; el ejercicio hace que nuestras defensas salgan a patrullar por el organismo con más facilidad que si estamos apoltronados en el sofá. Parece obvio, pero no lo hacemos. No hay suplemento que nos proteja del covid o que sea milagroso. Es importante que sepamos que las bebidas Detox no adelgazan ni refuerzan las defensas. Hay casos documentados de que tomar esos batidos verdes, esos smoothies, pueden acabar con lipiasis renal. Sentido común, una vez más.