Irpín, el drama humano a las puertas de Kiev

R. Paíno / M. Hermida REDACCIÓN

ACTUALIDAD

Putin se ensaña con los civiles y dice que no parará hasta lograr sus objetivos «por la negociación o por la guerra»

07 mar 2022 . Actualizado a las 17:48 h.

Las fuerzas rusas ya están a las puertas de Kiev. En su objetivo de acelerar el avance por la región homónima y cerrar el cerco a la capital ucraniana no están respetando a la población civil que intenta ponerse a salvo de los combates. Tampoco en el sureste del país. El segundo intentó de imponer un alto el fuego para evacuar a civiles de Mariúpol también fracasó. Inflexible, el presidente Vladimir Putin no piensa renunciar a sus objetivos y promete lograrlos «ya sea por la negociación —es decir, que Kiev se pliegue a sus demandas— o por la guerra». Así se lo dijo a su homólogo francés, Emmanuel Macron, en una llamada telefónica que se prolongó cerca de dos horas.

Una de las escenas más dramáticas que deja la undécima jornada de guerra es la de una familia asesinada cuando trataban de huir de Irpín, una ciudad residencial a pocos kilómetros de Kiev. Los cadáveres de un matrimonio y su hijo quedaron tendidos sobre la calzada tras ser alcanzados por la artillería rusa cuando intentaban abandonar la ciudad por un punto de evacuación. Junto a ellos, sus maletas: el triste símbolo de que lo único que pretendían era huir de la guerra.

La artillería rusa castigaba, además de Irpín, las vecinas Gostomel, Korostén y Makariv, en medio de combates con el Ejército ucraniano. «El punto más caliente» está en la autopista de Yitómir, a 144 kilómetros al oeste de Kiev, según recoge Efe del Servicio Estatal de Comunicaciones Especiales y Protección de la Información de Ucrania. Un ataque aéreo sobre Korostén destruyó diez casas, mató a una persona e hirió a cinco, incluido un niño. Otros cinco menores fueron rescatados del sótano de un garaje en llamas.

Una mujer llora desesperada durante la evacuación de Irpin
Una mujer llora desesperada durante la evacuación de Irpin Diego Herrera | Europa Press

A orillas del mar de Azov, la asediada ciudad portuaria de Mariúpol no logró por segundo día consecutivo poner a salvo a parte de su población, pese al desastre humanitario que se avecina al escasear la comida y carecer de agua y electricidad. En medio de las penurias, dramas como el de una mujer llorando a su hijo de 18 meses muerto en los bombardeos. «Los rusos comenzaron a reagrupar sus fuerzas y bombardearon intensamente la ciudad. Es extremadamente peligroso sacar a la gente —estaba previsto evacuar a unos 200.000 civiles— en tales condiciones», señaló la alcaldía de Mariúpol en Telegram. Mientras, Putin culpó a los nacionalistas ucranianos de haber «impedido» la evacuación. La Cruz Roja exigió a los dos bandos que fijen un acuerdo que ambos puedan respetar.

El Kremlin recrudece día a día la ofensiva tras la fallida operación relámpago desbaratada por la resistencia ucraniana: el plan de invasión hallado en un tanque incautado pronosticaba que la llamada «operación especial» debería durar 15 días.

Las fuerzas rusas intentan cerrar la pinza para controlar el país por tres frentes: en el norte hacia Kiev, en el este aplastando Járkov y en el sur desde Crimea hacia Mykolaiv, Mariúpol y Zaporiyia, en medio de un continúo éxodo de civiles.

Rusia continúa con su hoja de ruta para controlar las fuentes de energía. Tras poner un militar ruso a cargo de la gestión técnica de la planta nuclear de Zaporiyia (algo que preocupa al Organismo Internacional de la Energía Atómica, OIEA), su próximo objetivo es la central hidroeléctrica en Kániv, en el centro de del país, y otra planta nuclear en la región de Mykolaiv. Por lo pronto, las autoridades locales denunciaron el impacto de proyectiles rusos sobre el Centro Nacional de Investigación del Instituto de Física y Tecnología de Járkov, donde hay un reactor nuclear experimental. Otro de sus blancos será la industria de defensa.

Durante su contacto telefónico, Putin aseguró a Macron que no tiene «la intención» de atacar las centrales nucleares y se comprometió, según el comunicado del Elíseo, a garantizar la seguridad de estas instalaciones en conformidad a las reglas del OIEA. El presidente francés trató de convencer a su homólogo ruso de que renuncie a las armas, proteja a los civiles y haga gestos para evitar un drama humanitario. Pero, de momento, Putin no da su brazo a torcer. Así reiteró ante Macron sus exigencias a Kiev para la resolución del conflicto: la «desmilitarización» y la «desnazificación» de Ucrania, informa Colpisa.

En un nuevo discurso a los ucranianos, Volodimir Zelenski instó a los ciudadanos a mantener la feroz resistencia a la invasión y llamó a su país «una superpotencia espiritual». El presidente ucraniano denunció la destrucción total del aeropuerto internacional de la «pacífica» Vinnytsia, en el oeste del país, por el impacto de ocho misiles rusos, y advirtió que el inminente asedio a la estratégica Odesa será «un crimen de guerra» y «un crimen histórico».