José Luis Jiménez: «Con el covid se cometió uno de los errores más graves de la historia de la salud pública»

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José Luis Jiménez, en la Universidad de Colorada, donde trabaja
José Luis Jiménez, en la Universidad de Colorada, donde trabaja Mariana Pereira

El experto mundial en aerosoles es una de las grandes voces científicas de esta pandemia. Consulta aquí todos los contenidos del especial «Dos años de covid»

13 mar 2022 . Actualizado a las 19:35 h.

José Luis Jiménez (Zaragoza, 1968), doctor en Ingeniería y catedrático de Química y Ciencias Medioambientales en la Universidad de Colorado, ha sido, sin duda alguna, una de las grandes voces científicas de la pandemia. Como él mismo reconoce desde Estados Unidos, el covid-19 lo obligó a compaginar la ciencia con el activismo. Porque él y otros grandes expertos sobre los aerosoles tuvieron que demostrar que la OMS se equivocaba y que el covid-19, al contrario de lo que se había dicho, se transmitía por el aire. Y, aunque científicamente su verdad está más que probada, los errores cometidos a la hora de explicar los contagios todavía le obligan a seguir con esa labor de divulgación.

—¿Qué ha pasado con la transmisión del covid? ¿Cómo pudo haber errores tan graves al identificarla?

—El tema de la transmisión fue un desastre y lo sigue siendo. En el plano científico, la pandemia ha traído una revolución, porque desde el año 1910 se consideraba que la transmisión de un virus por el aire era casi imposible. Los médicos, por ejemplo, investigaban en los años setenta un brote de viruela que era muy claro que había sido por el aire y ellos lo negaban. Llevábamos así un siglo, llega la pandemia y la OMS organiza un comité para ver cómo se transmite un nuevo virus e invita a seis expertos en lavarse las manos y a cero expertos en transmisión por el aire. Así, entramos en la pandemia con un paradigma erróneo, y hubo que darle la vuelta a la tortilla. Las formas de transmisión de las que nos hablaban al principio, la de las gotas pesadas que caen al suelo y las superficies, son muy marginales. En cambio, lo que la OMS decía el 28 de marzo del 2020 que era desinformación, la transmisión por el aire, ahora resulta que es la más importante y casi la única. Con la pandemia se cometió uno de los errores más graves de la historia de la salud pública.

—¿Ese error se ha reconocido, de tal forma que la población sea consciente de lo ocurrido?

—No. Algunos científicos que han llevado a este error lo han aceptado, pero otros no, porque es un error tremebundo que ha causado una gran cantidad de muertos. Al principio no lográbamos parar el virus, salvo con confinamientos, porque todo lo que hacíamos no servía, y lo que sí valía, mascarillas buenas y bien ajustadas y ventilar, pues no se hacía. La OMS no recomendó medidas válidas hasta noviembre del 2020. Y lo hace con la boca pequeña. No ha admitido de forma clara la transmisión por el aire hasta diciembre del 2021. Solo está en su página web, no lo dice ni en sus conferencias de prensa ni en sus redes sociales después de dos años de pandemia.

—¿Por qué ese empecinamiento de la OMS en no admitir claramente algo que está científicamente demostrado?

—Científicamente está demostrado que se transmite por el aire, pero según nos dice algún alto funcionario lo que están intentando es buscar fórmulas que les permitan salvar la cara. Nadie niega ya desde agosto del 2020 que la transmisión va por el aire. Pero, claro, es que es un error garrafal. Y son los científicos más importantes de un campo, el de la transmisión de enfermedades infecciosas, a los que les hemos venido gente como yo, que ni siquiera somos médicos, y les hemos demostrado que estaban equivocados. Y ahora saben que han llevado la pandemia por los cerros de Úbeda y han aumentado mucho los contagios por un error que tenían. Eso no es fácil de admitir.

—Los gobiernos tampoco hablan claramente de la transmisión aérea, siempre dejan margen a la confusión...

Los gobiernos se hacen los suecos porque lo del principio es mucho más conveniente. Si tú te contagias con las gotas y con las superficies, controlar el no contagiarte es tu responsabilidad. Es decir, tienes que ponerte la mascarilla, lavarte las manos y mantener la distancia. Y si te infectas es que en algún momento tú no lo has hecho bien. Es culpa tuya. Pero si tú te contagias por el aire, que es como de verdad nos contagiamos, al respirar aire infectado en una escuela, una oficina del Gobierno o una empresa, quitar el virus del aire ya es responsabilidad de la empresa, la escuela, etcétera. Y eso, aunque se puede hacer de formas baratas, les da pánico. No quieren asumir esa responsabilidad. Y entonces se hacen los suecos y siguen diciendo que lavarse las manos es muy importante, cuando sabemos que por superficies no están demostrados los contagios. Entonces hay una especie de alianza entre los científicos que estaban equivocados y los gobiernos para seguir ignorando la transmisión aérea.

—¿Cree que se primó la economía frente a la salud pública?

—Sí, tanto en España como en otros países occidentales. Salvo el primer confinamiento, que se hizo bien y se paró el virus, luego se le dejó volver a expandirse. Siempre se han tomado medidas insuficientes y siempre pensando en que no molesten, que no entorpezcan la economía. Y lo de la última ola en España ya fue el esperpento, con el Gobierno hablando de mascarillas en el exterior. Esto ya fue la comedia final, un teatro pandémico. Estaban aceptando que se contagiase todo el mundo con ómicron sin decirlo.