La guerra obliga a Sánchez a dar marcha atrás y a anunciar una rebaja fiscal

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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Jesús Hellín

No concretó las medidas, solo que aliviarán a los sectores más afectados

14 mar 2022 . Actualizado a las 11:28 h.

Una rebaja de impuestos para contener la galopante subida de precios de la energía era la propuesta principal con la que el presidente de la Xunta —recién nombrado también candidato a presidir el PP— acudió este domingo a La Palma a la Conferencia de Presidentes convocada por el presidente del Gobierno. Y, obligado por la invasión de Ucrania, que va camino de convertirse en un conflicto largo y con consecuencias dramáticas para el suministro energético y alimentario de Europa, Pedro Sánchez anunció durante su intervención que el Ejecutivo planea rebajas fiscales.

No concretó las bajadas de impuestos en los que el Gobierno trabaja. Se limitó a asegurar que aliviarán a los «sectores más afectados». Y la lista es larga, porque el rali de los precios de la energía, que comenzó hace unos meses pero que se ha intensificado desde la invasión de Ucrania, ahoga desde a la industria —el goteo de empresas que están reduciendo e incluso paralizando su producción es incesante en los últimos días— hasta los transportistas, que hoy mismo han iniciado un paro indefinido pidiendo medidas frente al encarecimiento del combustible. El sector pesquero, por idéntico motivo, también amenaza con dejar de faenar a partir del próximo lunes 21.

La situación en Ucrania no parece que vaya a mejorar a corto plazo. Así lo aseguró este domingo Sánchez, indicando que la invasión rusa va a ser «larga» y corre el riesgo de «cronificarse».

Precisamente eso ha resultado determinante para el anuncio del presidente. Supone un giro de 180 grados sobre la hoja de ruta fiscal que el Gobierno tenía prevista para este año, en el que tenía que arrancar una reforma integral de impuestos en la que, entre otras figuras, se iba a subir la presión tributaria sobre los combustibles.

De hecho, diez días después de que el comité de expertos presentara el libro blanco sobre el que Ejecutivo tenía previsto diseñar la reforma fiscal, Sánchez ha dejado claro que no habrá subidas, sino rebajas.

Para mantener la economía española a flote en este escenario complicado —aún estaba tratando de recuperarse del zarpazo de la pandemia— Sánchez reclamó apoyo a los mandatarios autonómicos, haciendo una llamada a «la unidad» y a aparcar la «lucha partidista» por los fondos europeos, acelerando la transición energética para reducir la dependencia energética de Rusia.

«Si 27 Estados miembros nos pusimos de acuerdo [en referencia al Consejo de Europa informal celebrado en París esta semana], podemos hacerlo también las 17 comunidades autónomas», subrayó.

Ahora sobre el alivio fiscal falta saber si, como planteó Feijoo, entre las rebajas que aplicará el Ejecutivo se incluirá un IVA superreducido para electricidad y gas.

Porque la asfixia de las familias y el fantasma del desabastecimiento de productos básicos se acrecientan. Primero fue el aceite de girasol, que mayoritariamente recibimos de Ucrania. Pero este fin de semana se ha extendido a otros productos, por el miedo al impacto de la huelga del transporte, como probaban supermercados abarrotados y largas colas en las gasolineras. Hay miedo.

Los hogares también están padeciendo un estrangulamiento desconocido de su economía. La escalada de los precios de la energía ha acabado contagiándolo todo, ya que el gas no deja de calentar el precio de la luz, y este, en consecuencia, de elevar el coste del resto de productos y servicios básicos: desde la alimentación al alquiler.

El Gobierno tiene un margen ajustado para modular los impuestos energéticos

J. M. C. Madrid / Colpisa

El margen de actuación que tiene el Gobierno para rebajar impuestos es muy distinto si de la factura eléctrica o los combustibles se trata. En el caso de la luz, están reducidos desde septiembre, cuando comenzó la escalada de precios, y al menos seguirán así hasta el 30 de junio, entre ellos, la bajada del IVA del 21 % al 10 %, o la minoración de los cargos fijos del recibo hasta en un 80% para todo el año.

La escalada de la luz se ha comido, sin embargo, su efecto, pese a que las medidas tienen un impacto de 12.000 millones de euros al año en las arcas públicas. Ahora el Ejecutivo tiene en mente topar el impacto del precio del gas en el recibo eléctrico o modificar el bono social que perciben los más vulnerables.

En el caso de los combustibles, aproximadamente la mitad de lo que los conductores pagan por cada litro de gasolina o diésel (50 % y 46 % respectivamente) va destinado a pagar impuestos, entre el IVA y el especial sobre hidrocarburos. Es ahí donde Hacienda tiene margen para actuar, si cuenta con los permisos comunitarios.