Rusia busca reactivar la invasión con la movilización de tropas de refuerzo

Rosa Paíno
R. Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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Un hombre llora la muerte de su madre, fallecida cuando un misil alcanzó el edificio en el que vivía en Kiev
Un hombre llora la muerte de su madre, fallecida cuando un misil alcanzó el edificio en el que vivía en Kiev THOMAS PETER | Reuters

Moscú intensifica el castigo a las ciudades tras el lento avance terrestre

18 mar 2022 . Actualizado a las 08:42 h.

A Vladimir Putin se le está atragantando la invasión en Ucrania. Sus planes se han ido al garete en gran parte por la feroz resistencia ucraniana y las bajas que está provocando en las filas rusas. Al menos así lo atestiguan los servicios secretos occidentales.

Para reactivar la invasión, el Kremlin apuesta por movilizar refuerzos, trasladando tropas desde otros distritos militares de la Federación Rusa. Un convoy de tanques y blindados rusas salió el miércoles de Osetia del Norte (territorio georgiano anexionado) en dirección al frente ucraniano, según desvela The Financial Times.

El Ejército ruso ha perdido en tres semanas más de 7.000 militares (entre ellos tres generales), una cifra que supera a los soldados estadounidenses muertos durante 20 años en Irak y Afganistán, según datos de la inteligencia estadounidense recogidos por The New York Times.

Bajas que están afectando a la moral de las tropas y a su falta de motivación, «principalmente porque estos soldados no entienden por qué están luchando», señala al diario Evelyn Farkas, subsecretaria adjunta del Pentágono durante la Administración de Obama. Chris Donnelly, asesor de cuatro exsecretarios generales de la OTAN sobre tácticas militares soviéticas y rusas, apunta además a las limitaciones que trae consigo un ejército formado por reclutas. 

La invasión está «mayoritariamente estancada en todos los frentes», según el último parte del Ministerio de Defensa británico. «Las fuerzas rusas han hecho un progreso mínimo por tierra, mar o aire en los últimos días y continúan sufriendo fuertes pérdidas», mientras «la resistencia ucraniana se mantiene firme y bien coordinada», añade.

Según la inteligencia británica, el avance ruso se ha visto «bloqueado» por la falta de maniobrabilidad, que ha sido «explotada expertamente» por las fuerzas ucranianas. Esto explica en gran medida por qué los rusos permanecen estancados en la periferia de Kiev. Los contraataques ucranianos han frenado el movimiento de pinza —desde el sur, este y norte— que pretendía cerrar Rusia para conquistar la capital.

Los intensos bombardeos aéreos y de la artillería sobre las ciudades asediadas camuflan el fracaso de los avances por tierra. En esta estrategia los civiles se llevan la peor parte, con las bombas rusas cayendo sobre escuelas, hospitales y viviendas. Ante su impotencia por conquistar Járkov, Rusia ha optado por destruir la ciudad con cohetes, bombas de racimo y misiles guiados. En Chernígov, a 160 kilómetros al norte de Kiev, los ataques causaron en solo 24 horas 53 muertos y el calificado «mayor mercado de Europa estaba en llamas.

Buenas noticias en el teatro

La buena noticia del vigesimosegundo día de invasión fue la confirmación de que no hay víctimas entre el millar de civiles que se refugiaban en el teatro de Mariúpol bombardeado. Pese al amasijo de escombros a que quedó reducido, el milagro se produjo gracias a que el refugio antiaéreo del sótano resistió.

Después de 16 días de asedio, los muertos en Mariúpol se elevan a más de 2.000, el 80 % de las viviendas han sido destruidas y solo 30.000 de sus casi 400.000 habitantes han logrado salir. Según las autoridades locales, cada día caen sobre la ciudad «entre 50 y 100 bombas».

El Kremlin rebajó las expectativas de un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, calificó de «incorrecta» en general la información del plan de quince puntos desvelado por la prensa. Añadió que «el trabajo continúa» y que cuando haya progresos se informará de ello.

Biden sube más el tono contra Putin y lo tacha de «dictador asesino» y «matón» 

Joe Biden elevó ayer el tono contra Vladimir Putin al describirle como un «dictador asesino» y un «matón» que ha autorizado ataques «inhumanos» contra Ucrania. El presidente de EE.UU. utilizó esas palabras un día después de tachar a su homólogo ruso de «criminal de guerra», algo que el Kremlin consideró «inaceptable e imperdonable».

Putin es «un dictador asesino, un matón puro que está librando una guerra inmoral contra el pueblo de Ucrania», dijo Biden durante el almuerzo anual de los Amigos de Irlanda en el Capitolio con motivo del día de san Patricio. Poco antes, durante una reunión virtual con el primer ministro de Irlanda, Micheál Martin, en el despacho oval, el presidente había asegurado que «la brutalidad de Putin y lo que están haciendo sus tropas en Ucrania es algo simplemente inhumano». 

Charla hoy con Xi

En el acto en el Congreso, Biden también aludió a la llamada que tiene programada para hoy con el presidente de China, Xi Jinping. Su objetivo será disuadirlo de ayudar económica y militarmente a su aliado ruso o, de lo contrario, no dudará en «imponer costes» a China, según el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

China deberá «usar su influencia con el presidente Putin» y «defender las reglas y principios internacionales que asegura respaldar», opinó Blinken.