Las leyes de la guerra que Rusia incumple en la invasión de Ucrania

D. Casas REDACCIÓN / LA VOZ

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Edificio destruido por las bombas rusas en la ciudad de Mariúpol
Edificio destruido por las bombas rusas en la ciudad de Mariúpol ALEXANDER ERMOCHENKO

La ONU confirma ataques a civiles, hospitales y el uso de bombas de racimo

30 mar 2022 . Actualizado a las 08:50 h.

El derecho internacional humanitario, ese conjunto de normas éticas surgidas al amparo de las cuatro convenciones de Ginebra de 1949 (a raíz de la Segunda Guerra Mundial) que tienen como objetivo amparar y proteger a los civiles en un conflicto armado, ha saltado por los aires en la guerra de Ucrania. Las atrocidades se multiplican y los protocolos son una suerte de papel mojado desde que comenzó la invasión rusa el 24 de febrero. Las imágenes de los bombardeos sobre una maternidad, con niños y mujeres embarazas heridos, dan buena muestra de que la matanza de civiles, los ataques a hospitales, escuelas y zonas residenciales no están protegidos por las denominadas leyes de la guerra porque no logran evitar el horror y la barbarie.

Aun así, los expertos consideran que siguen vigentes y resultan válidas en los conflictos actuales porque su incumplimiento permitirá juzgar a los transgresores y, sobre todo, para que esos actos «no queden, impunes, es decir, que los responsables de los crímenes de guerra rindan cuentas ante los tribunales internacionales», como el Tribunal Penal Internacional de La Haya —que juzga a los criminales por genocidio, guerra, agresión y lesa humanidad—, señala Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional (AI) en España.

Las infracciones en territorio ucraniano están causando estragos entre la población. La ONU ha contabilizado más de setenta ataques contra hospitales, centros médicos, pacientes y servicios sanitarios. Mientras que AI ha comprobado que «en cuatro semanas se han destruido vidas, medios de subsistencia, hogares e infraestructuras». «Hemos documentado ataques indiscriminados que han causado la muerte de civiles; atentados ilegítimos sobre hospitales y escuelas; y hemos confirmado el uso de bombas de racimo lanzadas cerca de escuelas», corrobora Esteban Beltrán.

Muchos pueblos se encuentran devastados por el efecto de la artillería. Pero si una ciudad es ejemplo de destrucción esa es la de Mariúpol, con el 80 % de sus infraestructuras destrozadas. Sin agua, sin electricidad y aislados del mundo por el cerco ruso, intentan sobrevivir miles de habitantes que todavía permanecen entre las ruinas. La brutalidad de los ataques rusos se hizo también evidente en la ciudad de Zaporizyia con niños ingresados en cuidados intensivos llenos de metralla. La lista resulta interminable: alcaldes desaparecidos, la apertura de corredores humanitarios «saboteados por el Ejército ruso», confirma el director de Amnistía Internacional España, para quien el escenario bélico ucraniano «es una repetición de lo que vimos en Chechenia o en Siria: atacar instalaciones civiles y convirtiendo las rutas de escape en trampas mortales».

La organización Médicos sin Fronteras también advierte sobre la desprotección de la población, en especial en la castigada Mariúpol. «Se debe garantizar el paso seguro de las personas que deseen y puedan escapar de Mariúpol y las zonas afectadas por la guerra, independientemente de la existencia de corredores humanitarios o ceses al fuego que puedan establecerse temporalmente. Las personas que se queden no pueden perder su condición de civil», comenta la portavoz Nagore Eskisabel.

En estas semanas de contienda, «la mayoría de los presuntos crímenes de guerra documentados en Ucrania los ha cometido Rusia», señala Esteban Beltrán. Pero tanto la ONU como Amnistía Internacional sospechan que las milicias ucranianas hayan lanzado bombas de racimo en la región del Dombás (prorrusa) y dado un trato cruel a prisioneros de guerra. Se investiga la veracidad de un vídeo con imágenes —difundido por la BBC— que muestran a soldados ucranianos disparando en las piernas a militares rusos apresados.

Normas en los conflictos bélicos

El articulado de los convenios de Ginebra persigue que las guerras sean más humanas, que se reduzca el sufrimiento, y resulten menos cruentas para los que no están en el frente. Se trata de cuatro acuerdos y varios protocolos adicionales suscritos por casi 200 países, que se firmaron internacionalmente para establecer límites y proteger a quien no participa en las hostilidades. Su origen está en el shock que produjo en el mundo el desastre de la Segunda Guerra Mundial. Estos son algunos de los asuntos que se deben respetar en una guerra.

proteger a civiles

Fuera del conflicto. El primer convenio establece que los bandos en conflicto deben proteger y respetar a los civiles. Además la población tiene derecho a recibir toda la ayuda que necesiten.

prisioneros de guerra

Preservar su dignidad. Están prohibidos las torturas y los malos tratos de los soldados y militares capturados. Deberá protegerse su vida.

sanidad

Permitir su labor. Se debe facilitar que el personal sanitario cumpla su labor de atención a heridos y enfermos más allá del bando al que pertenezcan.

armas

Destrucción. Se prohíbe el uso de armas de destrucción masiva y con tecnología avanzada, como robots, así como promover la ciberguerra.