Criptomonedas, un arma de guerra más

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MAXIM SHEMETOV

Occidente trata de poner coto al intercambio de estas divisas para evitar que Rusia escape de las sanciones, pero los expertos advierten de que es una tarea casi imposible

03 abr 2022 . Actualizado a las 09:55 h.

Las criptomonedas se han convertido en un arma de guerra más para Rusia y Ucrania. Mientras que estos países tratan de mejorar sus maltrechas economías a través de estos activos, Occidente las ha colocado en el centro de todas sus miradas. Los países del G7 tratan de poner coto a un mecanismo que puede servir al Kremlin y a sus oligarcas para sortear las sanciones impuestas por su invasión al territorio ucraniano.

Pero no es fácil poner barreras a este tipo de activos. Estados Unidos, Japón y la Unión Europea han reforzado estas semanas sus controles sobre el bitcoin y otras divisas virtuales. Las han señalado como potenciales vehículos para esquivar el bloqueo económico. Y es que, su carácter anónimo y la facilidad de usarlas al margen del sistema financiero tradicional las convierten en una de las mejores fórmulas para los rusos.

Occidente lleva ya unas semanas exigiendo a las casas de cambio de criptomonedas que bloqueen toda transacción que pueda implicar a particulares o entidades incluidos en su larga lista de sancionados. Pero no es tarea sencilla. Porque las operaciones con divisas virtuales se pueden efectuar, sin mayor problema, al margen de estas casas de cambio. «Un exchange (estas casas de cambio) descentralizado es similar a una máquina de vending. Supongamos una red internacional de máquinas de vending con capacidad de intercambiar monedas para sus usuarios. Estas máquinas no identifican al cliente, tan solo exigen que se les introduzca una moneda y un número para facilitarte un producto. En este contexto, limitar las transacciones en función de la procedencia o la identidad resulta, como mínimo, complicado si no imposible», resume Luz Parrondo, directora del postgrado en blockchain y otras tecnologías DLT de la Barcelona School of Management.

De hecho, el bitcoin fue desarrollado precisamente con el objetivo de permitir hacer transferencias de dinero anónimas, por lo que resulta realmente difícil aplicar los mismos controles que se realizan en las transferencias más tradicionales.

Los números muestran el creciente interés por estos mecanismos. No solo en Rusia. El volumen de criptomonedas cambiadas por rublos y grivnas se disparó desde el inicio de la guerra. Tal y como muestran los datos de los expertos de CryptoCompare, en algunos días el volumen de conversión de rublos a bitcoins superó los 140 millones de dólares. Los rusos no partían de cero. Su país es el tercero por importancia en minería de criptomonedas, solo por detrás de Estados Unidos y Kazajistán. De hecho, según la Universidad de Cambridge, el país que dirige Putin acapara un 11,23 % de la producción de bitcoins y se calcula que los ciudadanos rusos tienen unos 214.000 millones de dólares en dinero digital, un 12 % del total. Para Ucrania, estas divisas también han supuesto un auténtico salvavidas. El Ministerio de Transformación Digital de Ucrania ha recaudado más de 65 millones de dólares desde el inicio de la guerra a través de una plataforma de donaciones en criptomonedas. Este dinero les ha permitido comprar cascos, chalecos antibalas o gafas de visión nocturna: «Las cripto han sido un verdadero salvavidas gracias a su facilidad de uso», afirmó a través de la cuenta de Twitter el viceministro ucraniano de Transformación Digital. La guerra promete convertirse en un auténtico impulso para estas divisas.