El covid presente en las aguas residuales y detectado en las depuradoras no tiene capacidad para infectar

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado REDACCIÓN / LA VOZ

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La depuradora de Baiona fue una de las 11 en las que los científicos hicieron seguimiento
La depuradora de Baiona fue una de las 11 en las que los científicos hicieron seguimiento

Investigadores del CSIC y la Universidad de Vigo publican el estudio que sirvió para predecir la evolución de la pandemia

10 may 2022 . Actualizado a las 09:00 h.

Investigadores del CSIC y la Universidad de Vigo, junto a la empresa Geseco Aguas, acaban de presentar en la revista Sciencie of the total Enviroment el resultado de dos años de trabajo en el proyecto DIMCoVAR con el que han analizado la presencia de material genético del SARS-CoV-2 en las aguas residuales.

Explican como las muestras tomadas en Baiona, Nigrán, Gondomar, Cambados, Moraña, Porto do son, Muros, Melide, Ares, Cedeira y Noia han servido para medir la carga viral, detectar variantes e incluso hacer predicciones de evolución a 7-10 días.

Participaron especialistas en inmunología, genómica, ingeniería de procesos, biotecnología industrial, ingeniería ambiental... con importantes logros como poner a punto «el primer modelo matemático dinámico que incorpora datos sanitarios y de carga viral en las aguas». Un trabajo muy coral que les ha permitido, por ejemplo, detectar la presencia del SARS-CoV-2 en agua de mar, sedimentos y mejillones, tanto silvestres como de acuicultura.

Sin embargo, como explica el catedrático de la Universidad de Vigo Claudio Cameselle, esta presencia puede deberse a vertidos incontrolados o excesos de caudal, pero en ningún caso implican que ese virus tenga capacidad para infectar o suponga un riesgo para la salud. «Las PCR son muy específicas, tienen una gran sensibilidad y pueden detectar fragmentos del material genético del virus, pero nunca con capacidad infectiva», incide el investigador, quien también pone de manifiesto el efecto de la propia depuradora, tanto con los reactores biológicos que utiliza como con los procedimientos mecánicos, porque la carga viral en el emisario de salida, cuando la hay, es muy inferior a la del agua cuando llega a la planta de tratamiento.

En cualquier caso, lo fundamental del estudio es que ha demostrado que se trata de un método sensible y práctico para detectar nuevos brotes de covid-19. Procedimientos similares también se utilizan, como dice Cameselle, para medir otras cuestiones: el consumo de fármacos o el abuso de sustancias entre la población, por ejemplo.

«La rápida propagación del virus evidenció pronto la necesidad de desarrollar herramientas para detectar masivamente su presencia en las comunidades locales pues estas herramientas, combinadas con métodos de detección individual, contribuían a la vigilancia del SARS-CoV-2. También, pronto se apreció la posibilidad de utilizar el enfoque epidemiológico de aguas residuales para el covid-19. Así, la carga viral en aguas residuales se utilizó para detectar brotes de covid-19 y seguir la evolución de la población infectada y los protocolos de detección del material genético en aguas residuales y su cuantificación se han optimizado cada vez más desde el inicio de la pandemia», explica Antonio Figueras, profesor de investigación del CSIC.

Los muestreos se realizaron en estaciones depuradoras de aguas residuales que dan servicio a municipios de entre 2.000 y 23.000 habitantes y que no reciben vertidos de hospitales. Una o dos veces por semana se obtenían esas muestras en las plantas y cada dos semanas en el agua de mar, los sedimentos marinos y los mejillones. La elección de estos moluscos bivalvos como referencia obedece a su gran capacidad para filtrar agua lo que incrementa las posibilidades de encontrar ARN del virus.

La carga viral en la corriente de agua que llega a la depuradora les sirvió para detectar nuevos brotes y la combinación de esos datos con los proporcionados por el Sergas les permitió predecir la evolución a 7-10 días vista.

«El trabajo aporta diferenciales respecto a estudios publicados anteriormente, entre los que destaca la evaluación del destino del virus en aguas residuales y ambientes marinos, la evaluación de la eficiencia de las EDAR en la eliminación del material genético del virus y el desarrollo de un modelo mecanicista que, combinando datos del sistema de salud, muestre capacidad predictiva para pronosticar la evolución de las pandemias a nivel municipal. Además, el enfoque integral que incluye la detección de variantes a partir de muestras de aguas residuales es una importante fuente de información para el seguimiento del impacto de la pandemia, pues hemos sido capaces de detectar variantes del virus que están circulando en toda la población, y no solo en pacientes. Esto es una herramienta muy valiosa para seguir la evolución del virus», destaca Beatriz Novoa, también profesora del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC.

Otros seis fallecidos en las residencias

Los fallecimientos de residentes de centros de mayores con covid-19 confirmado desde el inicio de la pandemia el 14 de marzo de 2020 hasta el pasado 1 de mayo de 2022 ascienden a 862, tras registrarse otros seis. Así se desprende del último informe actualizado por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), en el que se refleja que en España murieron en centros de mayores en ese período 22.779 mayores.