Repsol alerta de que la guerra puede dejar a Europa sin gas este invierno

S. Cabrero / C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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kiko delgado | EFE

Un tercio del hidrocarburo que llega a través de Ucrania ya ha sido cortado

11 may 2022 . Actualizado a las 21:16 h.

Ucrania no puede garantizar la seguridad de los gasoductos que atraviesan su territorio. La invasión rusa ha obligado a las autoridades a cerrar una de las principales vías de transporte del hidrocarburo. Por Sojranovka (Lugansk), ahora inactiva, circula un tercio del gas que bombea Rusia a través de ese país hacia la Unión Europea (UE). Según el gigante Gazprom, el flujo está parado desde el martes.

Aunque se trata de una señal alarmante, la mayor parte del gas que se consume en el Viejo Continente se canaliza a través del Nord Stream. Ese gasoducto que atraviesa el Mar Báltico lleva el doble de hidrocarburo que la red ucraniana y lo conduce directamente a los almacenes alemanes, según Entsog. Desde el año pasado, Gazprom ha ido reduciendo progresivamente el bombeo a través del país invadido.

El cierre del paso tendrá un impacto muy limitado, pero el sector energético está en alerta. El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, advirtió este miércoles de que la dependencia que tiene Europa con respecto a Rusia —que antes de la invasión alcanzaba el 40 % total del suministro—, puede acarrear consecuencias para los ciudadanos: «Hoy no se puede sustituir el gas que Europa recibe de Rusia». Eso podría provocar un «tensionamiento brutal», aseguró.

Es por ello que ha pedido a la sociedad que haga un esfuerzo «muy importante» reduciendo el consumo y acelerando al máximo la generación renovable. Le preocupa la próxima campaña de invierno porque cree que habrá un problema de seguridad de suministro en los próximos seis o siete meses que «va a impactar de una forma dramática», auguró Imaz, calificando de «razonable» el plan ibérico para poner un techo temporal al precio del gas en la energía que producen las plantas de ciclo combinado.

Precisamente, para evitar ese escenario de caos energético que anticipa Imaz, la Unión Europea (UE) trata de mover ficha.

Los Veintisiete acordaron este miércoles llegar al 1 de noviembre con las reservas de gas al 80 % de su capacidad, aumentándolas al 90 % en los años siguientes, hasta el 2026. El problema que tendrán que resolver es a dónde acudir para conseguir el hidrocarburo y cómo repartir el sobrecoste, teniendo en cuenta que hay países, como Hungría, que dependen casi al 100 % de Rusia, y otros, como España, que apenas importan un 10 %.

¿Cómo están las reservas? Ahora mismo, la UE tiene sus almacenes al 37,2 % de su capacidad, según AGSI, si bien es cierto que estos suelen llegar al mes de abril bajo mínimos, después de superar el invierno. Es a partir de entonces cuando las empresas empiezan a rellenar, con el objetivo de llegar al mes de noviembre con el volumen más alto de hidrocarburo posible.

No todos arrancan desde el mismo punto de partida. El país que tiene más gas almacenado es Portugal, con casi el 90 % cubierto. Le sigue Polonia (84,3 %), a quien Rusia le ha cortado el suministro. España tiene una posición medianamente cómoda, al tener sus reservas al 64 %. La situación es más alarmante en Centroeuropa y el Este. Austria apenas dispone del 23 % del gas total que puede almacenar. Eslovaquia le supera ligeramente (24,7 %). Y Alemania, que ha torpedeado el embargo energético a Rusia, mantiene sus reservas en el 38,7 %.

Los problemas llegarán cuando haya que aumentar las compras para cumplir los objetivos. Si se produce un corte total, no habrá proveedores ni gas suficiente, aún aumentando los envíos desde Argelia —ha reducido su bombeo a través de España y lo aumentará a través de Italia—, o comprando más gas natural licuado (GNL) a Qatar —el emir visitará el país el 17 y 18 de este mes para discutir asuntos energéticos con el Ejecutivo de Sánchez— o los Estados Unidos (EE.UU.), que se ha convertido en el principal suministrador nacional y principal proveedor de la planta gallega de Reganosa. Las capacidades son limitadas y los productores del país norteamericano ya exigen firmar contratos a dos décadas para estar seguros de que podrán amortizar nuevas inversiones en infraestructuras de extracción.

Racionamiento

Todo ello obligará a los países de la UE a elaborar planes para reducir la demanda doméstica e industrial en invierno, combinando medidas de ahorro, como reducir uno o dos grados el termostato, y de eficiencia energética, como la puesta a punto de aislamientos y carpinterías en las casas. Aún así, será necesario poner en marcha el sistema de compras conjuntas de gas, para abaratar el precio del hidrocarburo. En el peor de los casos, las autoridades podrían decretar racionamientos.

Los Veintisiete negociarán ahora con la Eurocámara y la Comisión el reparto del coste por país. Y es que no consume el mismo volumen de gas un país como Alemania que otro como España y no tienen tampoco la misma capacidad de almacenamiento. Los países que no tengan reservas podrán acceder a las de países vecinos a cambio de compartir la «carga financiera» que supone la obligación de llenar los almacenes. Además, las empresas encargadas de la gestión de las reservas de gas deberán solicitar una certificación obligatoria por parte de la UE, que quiere limitar la influencia externa de Rusia en infraestructuras críticas, como las gasísticas. Por eso, si el gigante ruso Gazprom incumple las obligaciones de almacenamiento, las autoridades nacionales de los países afectados podrán tomar el control de las instalaciones para garantizar el suministro.