Joan Clos: «La vivienda de alquiler en España no supera el 22 % del total, 13 puntos bajo la media europea»

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca SANTIAGO / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

El presidente de Asval indica que el sector está dominado por pequeños inversores e incide en la necesidad de un alquiler social casi inexistente

11 may 2022 . Actualizado a las 08:47 h.

Joan Clos (Parets, Barcelona, 1949), exalcalde socialista de Barcelona y exministro de Industria, Comercio y Turismo, preside la Asociación de Propietarios de Vivienda en Alquiler (Asval).

—¿Cuál es el objetivo de Asval?

—Fomentar el sector de la vivienda de alquiler en España, porque tenemos un déficit en comparación con economías vecinas, como Francia, Italia, Holanda, Bélgica o Alemania. Con la modernización de la economía española, hay muchos sectores que exigen movilidad laboral. Para ello se requiere un sector del alquiler más importante: hoy no supera el 22 % del total del stock de vivienda en España, y el promedio europeo está en el 35 %, el 45 % en países centroeuropeos.

—¿A qué pueden obedecer esas diferencias?

—Cuanto más pobre es una economía, más tiende a la propiedad. El alquiler y otras formas innovadoras de propiedad son una característica de las economías más avanzadas. En España la estructura es rígida, de propiedad total, frente a países donde están la copropiedad, la propiedad múltiple, la reversible ... La propiedad fue símbolo de estabilidad en tiempos de economía agraria, con grandes familias, pero hoy el tamaño medio de la familia bajó y el alquiler aumenta.

—¿El marco legal anima al propietario a arrendar viviendas?

—Ahora mismo, no. El sector del alquiler en España está dominado por los pequeños inversores: las familias con un poco de patrimonio invierten en vivienda con una visión un tanto patrimonial. Esto es también un signo de debilidad económica, porque en el mundo de la inversión, la inmobiliaria no es la más atractiva ni la más productiva. Las economías más avanzadas tienen sectores financieros más diversificados, donde se invierte en producción de bienes y servicios. A medida que nos convirtamos en una sociedad más rica y próspera el sector del alquiler seguirá creciendo.

—¿Qué momento atraviesa el sector inmobiliario?

—Desde el 2008 hemos tenido tres crisis sucesivas: la de aquel año, la del covid y la de la guerra de Ucrania. Con todas las amenazas que representan para el crecimiento económico ha habido una bajada de precios inmobiliarios, que han tardado 14 años en recuperar sus valores. La burbuja inmobiliaria fue muy dolorosa en España, destrozó a miles de familias que tenían unas hipotecas a las que no pudieron hacer frente y se cargó las cajas de ahorros. Ahora estamos en una situación en que la compraventa va muy bien, porque los tipos de interés eran bajos hasta hace poco, las hipotecas salían baratas. Pero el alquiler, con nuevas regulaciones, sobre todo en Cataluña y otras partes, que pretenden congelar las rentas o hacer un control de precios, ahuyentan a los inversores. En un momento en que nuestra economía necesitaría más vivienda en alquiler, estamos viendo lo contrario. Muchos propietarios con vivienda en alquiler, la venden por incertezas ante el marco regulatorio.

—¿Y la vivienda pública?

—El problema más grave es que las políticas de vivienda pública en España, desde hace 70 años, han estado dirigidas al acceso diferido a la propiedad. Tuvo efectos positivos cuando la economía española crecía al 5 o 7 %, y también los salarios: en 20 años una familia pasaba de pobre a clase media, y podía comprarla. Ahora esa situación no se da, porque los crecimientos económicos no son tan altos. Por tanto hay que hacer políticas públicas para el porcentaje de población que no puede acceder a la vivienda, que no puede seguir el ritmo del mercado porque no se da la rápida ascensión social de los setenta y ochenta. Y en nuestro país no hay experiencia de alquiler protegido. Frente a otros países europeos en que hasta el 40 % del alquiler es público o social, en España es casi inexistente. Hay que cambiar esa política de vivienda.

—¿Cómo influye la vivienda turística en el alquiler residencial?

—En muchas partes de España rinde casi el doble que un alquiler normal, por lo que el pequeño propietario si puede colocarla ahí va a hacerlo, ayudado por plataformas informáticas que permiten una relación sin intermediarios entre turistas y propietarios. Si esto tensiona el mercado de los precios, lo que hay que hacer es regularlo; entre otras medidas, aumentando la fiscalidad de las viviendas turísticas.

«La forma de que no suban los precios no es prohibiéndolo»

Sobre el límite temporal del incremento de rentas al 2 % decretado por el Gobierno, dice que son medidas que no funcionan a largo plazo: «La forma de que no suban los precios no pasa por prohibirlo, sino por aumentar la oferta con medidas estructurales». Cree que prohibir subir precios «de forma artificial» genera un doble mercado, el real y el oficial, y por lineal, beneficia a las rentas más altas. Tendría sentido, dice, otorgar ayudas a quien las necesite. Señala que la prohibición desincentiva a los inversores, y el Estado con un 120 % de deuda no podrá construir suficiente vivienda pública.