El responsable del mayor criptocrac de la historia: «Aposté fuerte y perdí»

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Coinage

Do Kwon, fundador de Terra-Luna, niega haber huido con dinero de las víctimas

17 ago 2022 . Actualizado a las 09:04 h.

«Me encanta el caos». Fue la respuesta burlona que dio Do Kwon, fundador del ecosistema cripto Terra-Luna, a críticos y detractores horas antes de la implosión de su stablecoin UST -garantizaba la paridad con el dólar-, provocando el mayor crac de la historia de las criptomonedas.

La estampida de inversores, ahorradores y especuladores del pasado 9 de mayo fue de tal magnitud que muchos no pudieron salir a tiempo, perdiendo todo el dinero por el camino. Desde familias que habían depositado sus ahorros en el proyecto, huyendo de los efectos corrosivos de la inflación, hasta los grandes fondos de inversión que buscaban pingües beneficios, fáciles y rápidos, se quedaron a cero. Hubo dramas personales, amenazas de suicidio y hasta denuncias colectivas contra Do Kwon, al que acusaron de orquestar la hecatombe financiera para huir con casi 2.700 millones de euros de las reservas de Terra. 

Desde entonces, el surcoreano ha permanecido en silencio. No ha querido pronunciarse al respecto. Ni siquiera ha dado explicaciones a las autoridades surcoreanas, que lo investigan a él y a la empresa del grupo, Terraform Labs —la compañía que permite almacenar y ejecutar transacciones en la nube sin el control de un banco central— por presuntos delitos financieros. La fiscalía cree que pudieron cometer fraude con el protocolo Anchor del ecosistema, una especie de banco donde se depositaban y bloqueaban las criptomonedas durante un tiempo prolongado a cambio de un interés anual del 20 %. ¿Con qué objetivo? Cuantas más compras y depósitos, sin opción a venta, se hicieran, más se inflaría el valor de la criptomoneda. Además, el multimillonario, que asegura haber perdido todo su patrimonio personal, también ha sido acusado de presunto lavado de dinero a través de una empresa fantasma, según recoge DiarioBitcoin

Después del terremoto, que dejó un agujero de 790.000 millones de euros en el ecosistema cripto -la desconfianza provocó pérdidas multimillonarias al bitcóin y el ether-, Do Kwon se refugió en Singapur. No ha vuelto a Corea desde entonces para rendir cuentas. Y se justifica asegurando que su familia ha recibido amenazas de muerte. Así lo expresó en la primera entrevista concedida desde el colapso de Terra-Luna, al portal Coinage, en la que admite tener la culpa del hundimiento de un proyecto al que muchos analistas encuentran semejanzas con un esquema ponzi -sus responsables pagan los intereses a los inversores con el mismo dinero invertido o con el dinero de los nuevos miembros que se van sumando a la red-.

«Yo, y solo yo, soy responsable de cualquier debilidad que se haya podido presentar [...] La culpa es de la persona que presentó esas vulnerabilidades en primer lugar. Ese soy yo», deslizó durante el encuentro. Do Kwon reconoció que el ecosistema Terra-Luna no era infalible, pero rechazó cualquier acusación de fraude. Eso sí, no quiso revelar ni dónde están sus monederos virtuales ni cuánto patrimonio posee después del descalabro de su criatura. «Pongo mis acciones donde están mis creencias. Aposté fuerte y creo que perdí», se limitó a decir, justificando la decisión de no dar esa información a las víctimas del hundimiento: «No funcionaría, dirían que tengo más».

También rechazó las acusaciones de desfalco y de haber apostado en contra de su propia criptomoneda para ganar dinero, a pesar de que el Wall Street Journal reveló que desde finales del 2021, alguno de los negocios que había puesto en marcha tiempo atrás ya había dejado de aceptar UST como medio de pago. Do Kwon se justificó asegurando que no lo sabía y que esa había sido una decisión que había adoptado uno de sus socios. 

¿Qué ocurrió en realidad? 

Ha habido muchas teorías desde entonces en torno a lo que realmente sucedió con Terra-Luna y lo que provocó su caída en desgracia. El propio Do Kwon tiene la suya: cree que alguien de la empresa, algún topo, saboteó el proyecto desde dentro. 

Lo que se sabe hasta ahora es que en la noche del 7 de mayo, como recuerdan desde Coinage, la compañía Terraform Labs, tutelada por Do Kwon, ejecutó una transferencia de fondos que no estaba prevista y solo 13 minutos después, se produjo una venta masiva y coordinada de 200 millones de dólares en UST (la moneda de este ecosistema cripto). Nadie estaba disponible para contrarrestar el ataque. La cúpula de la compañía se encontraba viajando, camino de Singapur: «Las únicas personas que sabían esto eran los empleados de Terraform Labs», sostiene Do Kwon, quien también ve sospechosa la celeridad con la que la Secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, salió en público para hablar del colapso de Terra, con información muy detallada. 

«Nunca pensé que esto sucedería [...] Fue brutal»

«No he encontrado palabras para describir lo que se siente. Nunca pensé que esto sucedería [...] Fue brutal», desliza cuando le preguntan por los infructuosos intentos posteriores de mantener con vida la moneda, recurriendo a reservas e inversores. 

En solo dos meses, se evaporaron casi 790.000 millones de euros de la industria cripto, desencadenando una purga también en el entorno de los NFT y otro criptoactivos donde han proliferado proyectos de dudosa utilidad y viabilidad. 

Críticas por su arrogancia

 Al igual que ocurre con algunos grupos cerrados de fanáticos de las criptomonedas, Do Kwon siempre se encargó de tratar con gran desdén en las redes sociales a quienes ponían en cuestión el funcionamiento, la seguridad o las motivaciones detrás del proyecto. Y lo hizo ganándose la fama de arrogante y soberbio de la que ahora reniega: «Creo que desarrollé un alter ego chistoso para encajar con la comunidad con la que me relacionaba. Echando la vista atrás, si me preguntaran si la forma de verter algunos de esos comentarios fue vergonzosa, diría que sí», admitió. 

Un acto de contrición que no convence a sus críticos, quienes le recuerdan que utilizaba apelativos como «pobre» para burlarse de quienes no invertían en sus criptoactivos. Sus justificaciones y disculpas contrastan con la falta de voluntad del desarrollador a la hora de cooperar para arrojar luz sobre lo que ocurrió ese mes de mayo, cuando desaparecieron 45.000 millones de dólares del ecosistema que él mismo había creado. 

Otras consecuencias

Aunque los rumores de subida de tipos de interés —que se traduce en menos dinero barato en circulación para invertir—, mermó este año el atractivo de las criptomonedas, lo cierto es que han sido los propios escándalos dentro de la industria, como el caso de Terra-Luna, los que han hundido la confianza y la cotización de sus principales criptoactivos. El bitcóin, por ejemplo, ha perdido un 37 % de su valor desde el colapso de Terra. Aunque se recuperó en los primeros compases del año, ha sido incapaz de superar el umbral de los 25.000 dólares, que ayer volvió a perder. Lo mismo ocurre con el ether (1.900 euros), que perdió un 32 % de su valor con la crisis de Terra-Luna y hasta un 47 % en lo que va de año.