Sánchez defiende su plan tributario exigiendo que «los más pudientes arrimen ahora el hombro»

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela A TOXA / LA VOZ

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Martina Miser

Califica de «portavoces de la insolidaridad fiscal» a quienes optan por rebajar tributos, sin referirse directamente a la estrategia del PP contra el impuesto de patrimonio, en su primera respuesta a los anuncios fiscales de la ministra María Jesús Montero

02 ene 2023 . Actualizado a las 21:32 h.

Con la voz algo ronca, todavía positivo por coronavirus, el presidente del Gobierno se disculpó desde el plasma por no poder asistir a la clausura del IV Foro La Toja-Vínculo Atlántico. En la grabación proyectada en el salón de conferencias, dijo encontrarse bien, sufriendo «una pequeña gripe», comparó. Pedro Sánchez se refirió primero a la «grave situación» que se vive en Ucrania, homenajeada por el foro en esta edición, y calificó de «pantomima» los referendos de anexión que celebró Rusia en las zonas invadidas del este mientras «bombardeaba Zaporiyia». Exigió a Vladimir Putin terminar con la guerra, «la mejor decisión para todos, también para él». Pero el grueso del discurso, durante algo más de media hora, lo ocupó la política tributaria de su Gobierno para consolidar el estado de bienestar ante las proclamas de los «portavoces de la insolidaridad fiscal». 

Recordó la cumbre del año pasado, cuando alertó sobre la subida de los precios mayoristas en la energía acompañado por el primer ministro de Portugal, António Costa, al que definió como «buen amigo personal y también de España». «La moderación de los precios indica que las medidas adoptadas surten efecto y avanzamos en dirección adecuada, pero conviene no bajar la guardia», alertó ante la época de incertidumbre actual.  

Tras una década de «recortes, ajustes y precariedad», Sánchez subrayó que «la mayor herramienta para la justicia social es el estado bienestar», para eso cree necesario contar con «la justicia fiscal, que cada cual aporte según su capacidad». El presidente del Gobierno se refirió así por primera vez a la medidas tributarias avanzadas el pasado jueves por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, entre las que anunció un nuevo gravamen para las grandes fortunas y a los beneficios de las empresas. Afirmó que esta estrategia no solo es un valor europeo, sino también constitucional.  

«La pregunta es qué estado del bienestar queremos. Es tiempo de elegir y las opciones son claras: ¿lo fortalecemos o lo debilitamos?», preguntó. «No tenemos un problema de gasto público como nos quieren hacer ver», expuso Sánchez, que señaló que España pasó de ser el undécimo país en gasto público de la UE y los últimos en ingresos a invertir ahora «más que países a los que siempre miramos con cierta envidia por su sistema de bienestar», citando a Francia, Países Bajos o Finlandia. En el lado contrario, el de las rebajas fiscales y menor inversión pública, situó a los países del antiguo bloque soviético. «La cuestión es a quién queremos parecernos. No podemos tener la situación de los países nórdicos con ingresos propios de países menos avanzados», reflexionó. Criticó así a los «brujos que traen recetas fracasadas» y que «proclaman que el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos». 

«Los costes de la crisis no pueden recaer en clases medias y trabajadoras»

El jefe de Gobierno preguntó así quién debe sufragar ese estado del bienestar. «La respuesta, a mi juicio, es evidente. Está escrita en nuestra Constitución y en nuestra experiencia histórica. Debemos costearlo todos los ciudadanos en proporción a nuestros ingresos», se contestó. Habló de que los impuestos deben ser progresivos, que quien más tiene es quien debe aportar más a la caja común, y recordó que el propio Banco Central Europeo «cuestiona la irresponsabilidad fiscal de la que algunos hacen gala». «El debate no es si pagamos más impuestos, sino a qué tipo de sociedad aspiramos», continuó. 

Como ejemplo del otro lado del debate puso al Reino Unido y el anuncio de su Ejecutivo de una rebaja masiva de impuestos, una propuesta «mal planteada», a ojos de Pedro Sánchez, que provocó «una condena de los mercados financieros sin precedentes» con el desplome de la libra. «Vemos que las costuras del dogmatismo neoliberal hace aguas, que se enmienda a sí mismo», prosiguió el presidente desde la pantalla, argumentando así que ha sido «lo público lo que ha salvado a todos», tanto a «ricos como a los no ricos». 

Sánchez enumeró después varios ejemplos de intervenciones desde el Estado que afectan a los ciudadanos. «Para apreciar lo que uno tiene, no hay nada como saber lo que cuesta», expuso. Cifró así en 90.400 euros un trasplante de corazón, en 19.000 el coste de una cama UCI o los 7.000 que abona el Estado en un procedimiento quirúrgico. «Los costes de la crisis no pueden recaer en clases medias y trabajadoras como en la crisis financiera. Esta vez, los más pudientes son los que tienen que arrimar el hombro», concluyó el presidente del Gobierno.  

Cerró su defensa de su visión sobre cómo articular el estado de bienestar mostrando su «apoyo sincero» a quienes actúan «con patriotismo y solidaridad hacia sus compatriotas». «Lo que hacen es demostrar inteligencia, de qué sirve la riqueza cuando se vive alrededor de pobreza», elogió a quienes asumen sus responsabilidades fiscales.   

Sánchez se despidió del foro recordando a las mujeres de Irán. «No hay tradición o creencia que pueda coartar los derechos de las mujeres», advirtió el presidente del Gobierno, que mostró así su «rotunda condena por la opresión ejercida» tras la muerte de una joven en prisión por portar el velo caído en la calle. «Ni un paso atrás en los derechos y libertades de la mitad de nuestra población», destacó.