Borrell: «La guerra también tiene sus leyes, y Rusia viola el derecho humanitario»

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

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Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, durante la entrevista con La Voz en A Toxa
Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, durante la entrevista con La Voz en A Toxa Martina Miser

El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores cree que Putin no puede poner fin a la guerra porque la va perdiendo. Ucrania libera la ciudad de Limán mientras la movilización rusa se paraliza hasta noviembre

02 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Josep Borrell, alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, mira hacia el mar de A Toxa. Parece que se desintoxica del horror de la guerra, con la que «hay quien gana dinero, pero otros han perdido la vida». Tras esos minutos, comienza la entrevista en el marco del IV Foro La Toja.

—¿Conoce a Putin?

—Sí.

—¿Habló con él?

—Sí, hace muchos años, cuando era presidente del Parlamento Europeo y tuve que reprocharle el asesinato de Anna Politkovskaya y pedirle explicaciones. No le sentó nada bien.

—¿Qué le dijo?

—Se fue por los cerros de Úbeda. Me dijo que como yo era español bastante trabajo tenía con ocuparme de los problemas de España. Le contesté que como presidente del Parlamento Europeo no era español, ni maltés, ni sueco. Era europeo y le hacía responsable de la muerte de esta periodista, y que los europeos no íbamos a cambiar respeto a los derechos humanos por su gas. Pero por aquel entonces (2006) nuestra dependencia del gas ruso era muy pequeña. Después, la hemos hecho subir hasta el 40 % de nuestras importaciones y la tasa de algunos países era del 100 % del consumo. Ahora estamos retropedaleando para librarnos de esta dependencia.

—Fue criticado cuando dijo que hay que bajar las calefacciones. Nadie lo entendió. Ahora lo aplauden.

—A veces es malo tener razón antes de que te la den. Lo importante no es tener razón, sino que los demás te la concedan. Me pareció de sentido común. Ahora tenemos sequía de gas. Rebajar un grado de temperatura es disminuir el consumo un 7 %. Hay mucha gente que sí puede ponerse un suéter cuando está en casa. En los edificios oficiales también hay que aplicar medidas.

—¿Usted cree que Putin es capaz de apretar el botón nuclear?

—Eso prefiero ni mentarlo. Pero es una enorme responsabilidad que le ha quitado muchos apoyos. El hacer mención a la amenaza nuclear en términos tan explícitos como lo ha hecho. Es una enorme responsabilidad por parte de una potencia nuclear que está en el consejo de seguridad de la ONU. Durante las pasadas semanas en Nueva York, esas declaraciones le han quitado muchos apoyos. Por ejemplo, China e India han reaccionado diciendo que la simple apelación al posible recurso del arma nuclear es algo que condenan.

—¿Cuándo cree que acabará la guerra?

—No tengo una bola de cristal, pero nadie pensaba que fuera a durar tanto, [enfatiza] y menos Putin, porque nadie pensaba, y menos que nadie Putin, que Ucrania tuviera la capacidad de resistencia que está demostrando. Me temo que la guerra no va a acabar pronto porque Putin no se puede permitir que se acabe cuando está perdiendo.

—¿Cree que se puede suicidar en caso de que se vea acorralado? Como Hitler.

—No soy su psiquiatra.

—¿Qué pensó, cuando en el foro, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania le dio las gracias por decirle: «¿Qué más puedo hacer por vosotros?»?

—Todo el mundo sabe que la UE ha roto un tabú, que era que no se podían financiar las armas en un país en guerra. Eso lo hemos roto. Seguramente tengo algo que ver en la ruptura de este tabú porque el segundo día de guerra dije que las sanciones económicas eran imprescindibles pero no bastaban. En el mes de enero, cuando visité el frente del Dombás, el primer ministro ucraniano me dijo: cuando los rusos nos ataquen, ustedes no vendrán a ayudarnos, pero por lo menos dennos las armas para que nos podamos defender. Eso lo tuve claro. No podemos limitarnos a las buenas palabras. Si queremos que Ucrania se defienda, en vez de aplausos, necesitan con qué defenderse. Eso ha hecho que hayamos contribuido mucho al rearme de Ucrania. EE.UU. ha hecho más que nosotros, pero nosotros hemos hecho mucho.

—¿Alguna vez se desesperó? Por ejemplo, al ver las tumbas comunitarias...

—Estuve en Bucha. Vimos los sacos de hule negro con los que se cubren los cadáveres de las fosas comunes. No era la primera vez que veía de cerca las consecuencias de la guerra. Pero lo dramático de esta son los ataques a la población civil. Hoy mismo [por el viernes], una columna de vehículos civiles que salía de Zaporiyia fue bombardeada por los rusos. El día que llegué en tren a la estación de Kiev bombardearon otra que estaba llena de civiles que huían. En la guerra se mata y se muere, pero también tiene sus leyes. Quien viola las leyes y destruye objetivos civiles y mata civiles es punible. Está violando el derecho internacional. La guerra tiene sus leyes, quien las viola tiene que ser responsable. Rusia tiene que ser responsable por las violaciones del derecho humanitario.

—¿Cómo tiene que ser la actuación de Europa ante la salida masiva de rusos que huyen de la guerra?

—Los países que reciben grandes flujos de rusos, básicamente turistas rusos, hace unas semanas decían que había que limitar su número. No les parecía consecuente que mientras que el Ejército ruso está matando a gente en Ucrania, hubiese turistas tomando sol y copas. Se puede entender. Y se acordó limitar el número de visados. Pero los hombres rusos que huyen no son turistas; quieren salvar la vida. También aquí hay derecho humanitario que obliga con las personas que huyen de un riesgo para sus vidas. Esto es lo que los Estados miembros tienen que tener en cuenta. Las decisiones son de cada Estado aunque las coordinemos desde Bruselas. Espero que haya la flexibilidad suficiente para aceptar a los jóvenes y menos jóvenes rusos que son los que dirigirán el país después de la era Putin y que recordarán el trato que ahora les demos.

—Hay quien dice que Europa es un perrito fiel de EE.UU.

—No se pueden hacer caricaturas, y esta se corresponde poco con la realidad. Hay gente que trata de descalificar lo que estamos haciendo para apoyar a Ucrania diciendo que somos insignificantes. Para nada. Y no apoyamos a los ucranianos porque lo haga EE.UU., sino porque tenemos un deber moral con Ucrania. Es un socio privilegiado. Antes de la guerra, habíamos invertido más de 14.000 millones de euros en ayudas para que desarrollase su sistema político. Me parece una crítica injusta. La verdadera pregunta es qué habría hecho si en EE.UU. no hubiera habido un presidente tan enérgico en responder a la agresión rusa. La respuesta espero que hubiera sido: la misma.

Concluye la entrevista echando la vista hacia Afganistán: «Lo que ocurre en Afganistán sigue siendo muy grave . Hoy [viernes], un ataque suicida ha matado a 50 niñas en una escuela. El verano pasado habríamos hablado de ello. Parece que ya nos hayamos olvidado».

«Alguien puso en el Nord Stream 500 kilos de TNT a 80 metros de profundidad»

Tras siete meses de guerra, Europa sigue comprando gas a Rusia. Borrell lo explica.

—Sí, claro. Por qué nos vamos a pegar un tiro en el pie. Compramos lo que necesitamos y no nos puede vender otro. Pero antes de la guerra las importaciones de gas ruso eran el 40 % del total y ahora son el 10 %.

—Estamos apretando a Rusia. Pero ¿los europeos seremos capaces de seguir con unas sanciones tan importantes que también nos están afectando? ¿Seremos capaces de pasar frío para ayudar al pueblo ucraniano?

—No creo que vaya a ser la cosa muy grave. Va a ser más un problema de precio que de cantidad. No nos quedaremos sin suministro eléctrico. El precio de la electricidad no es por la guerra de Ucrania. Es por la enorme dependencia que hay entre el precio del gas y de la electricidad y esta dependencia hay que revisarla (con guerra o sin guerra) para que los precios no sean tan altos.

—¿Qué pasó con los gasoductos donde aparecieron fugas?

—Alguien puso 500 kilos de TNT a 80 metros de profundidad y eso no lo sabe hacer cualquiera. Tenía medios muy sofisticados para hacerlo.

—Guerra, llegada de populistas extremistas a Italia, conflicto China-Taiwán... Las relaciones en el mundo son complicadas.

—El mundo ha sufrido tres choques en poco tiempo: el choque de la pandemia, que ha alterado el funcionamiento de todas las economías (la mundial se ha parado); la guerra, y una triple crisis: energética-alimentaria-financiera. Tres a la vez, y la financiera es la que viene ahora. Los precios suben, tenemos inflación, los bancos centrales suben tipos, las hipotecas y la financiación empresarial también, hay que hacerles frente. Para eso están los Estados: pondrán amortiguadores sociales para que los más vulnerables superen las consecuencias de esta crisis. Y luego tenemos un mundo en el que hay un país que se ha lanzado a una guerra y tenemos a una gran potencia emergente que es China, que pide su lugar en el mundo. China es una gran potencia, nos guste o no, y pide su papel. El problema es conseguir que lo busque por medios pacíficos. El mundo necesita cooperación entre estas dos grandes potencias.